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El grupo sunita Jundulah se atribuye la autoría; Ahmadinejad denuncia el acto terrorista

Atentado suicida en provincia iraní fronteriza con Pakistán; 49 decesos

El ataque, durante una reunión de los Guardianes de la Revolución con líderes sunitas y chiítas

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En imagen de la televisión, personal médico recibe a un lesionado del ataque suicida perpetrado en la ciudad iraní de PishinFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Lunes 19 de octubre de 2009, p. 36

Teherán, 18 de octubre. Al menos 49 personas murieron este domingo en un atentado suicida perpetrado cuando comandantes de los Guardianes de la Revolución se reunían con líderes tribales sunitas y chiítas en la provincia iraní de Sistán Baluchistán, fronteriza con Pakistán. El grupo rebelde sunita Jundulah se atribuyó la responsabilidad.

El presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, denunció este atentado como acto terrorista y advirtió que los atacantes deberán enfrentar serias consecuencias, toda vez que cometieron crímenes contra la humanidad, al tiempo que solicitó a Pakistán que ayude a capturar y entregar a los responsables.

Nos hemos enterado de que ciertos agentes de seguridad en Pakistán cooperaban con los principales responsables (del atentado), y consideramos que es nuestro derecho reclamar a esos criminales, declaró el mandatario.

Por lo pronto, el Ministerio de Relaciones Exteriores convocó al encargado de negocios de Pakistán en Teherán para protestar contra la utilización del territorio paquistaní por terroristas.

El presidente del Parlamento iraní, Ali Larijani, acusó a Estados Unidos de estar implicado en el atentado, en coincidencia con los Guardianes de la Revolución, que en un comunicado denunciaron a la opresión mundial de haber provocado a los elementos a su sueldo para perpetrar el atentado.

Irán utiliza el término opresión mundial para referirse a los países occidentales, en particular a Estados Unidos y Gran Bretaña.

El vocero del Departamento de Estado, Ian Kelly, negó toda participación de Estados Unidos en el ataque y condenó este acto terrorista, al tiempo que lamentó la pérdida de vidas inocentes.

El comandante de los Guardianes de la Revolución, Mohammad Pakpur, también prometió una respuesta aplastante a los rebeldes sunitas del movimiento Jundulah. Responderemos de manera severa y aplastante a este grupúsculo para que nunca más se atreva a tales acciones en el país, apuntó.

El ataque sucedió mientras los Guardianes de la Revolución participaban en la ciudad de Pishin en una reunión con los jefes tribales con la finalidad de reforzar la unidad entre chiítas y sunitas. El agresor, que se encontraba entre los participantes del encuentro, hizo estallar los explosivos que llevaba adheridos al cuerpo.

El resultado fue de al menos 49 fallecidos, según las agencia de prensa iraní Fars, que citó una fuente informada –aunque otros medios dan un balance de entre 31 y 45 víctimas mortales–, de los cuales siete eran comandantes de los Guardianes de la Revolución y alrededor de diez líderes tribales, además de que se informó que hubo 30 heridos.

Entre las víctimas mortales figuran el general Nour Ali Shushtari, adjunto al comandante de la infantería de los Guardianes de la Revolución, y el general Rajab Ali Mohammad Zadeh, comandante Sistán Baluchistán.

La población iraní es de 71 millones de habitantes; más de 90 por ciento son chiítas, pero Sistán Baluchistán alberga fuerte presencia sunita. Esta región es considerada la provincia menos segura de Irán debido a la presencia de rebeldes, pero también de traficantes de droga.

En otro asunto, la justicia de Irán liberó bajo fianza al reportero iraní-canadiense Maziar Bahari, de la revista estadunidense Newsweek, tras cuatro meses de prisión por cubrir las manifestaciones prohibidas de la controvertida elección presidencial de junio pasado.