Matamoros, Tamps., 30 de agosto. Después de que la Secretaría de Desarrollo Social lo reconoció con el Premio Nacional de Proyectos en 2006, el relleno sanitario regional de Matamoros se ha convertido en un gigantesco pantano de basura y aguas negras cuya pestilencia llega a las comunidades rurales cercanas.

Construido en 2005 para recibir desechos domésticos y comerciales de los municipios de Matamoros y Valle Hermoso, el confinamiento, que recibe 950 toneladas de basura al día, se ubica a un costado del Arroyo del Tigre, en el sur de la ciudad, entre ejidos y sembradíos.

El huracán Álex inundó 70 por ciento de su superficie, y ahora la Asociación de Agricultores del Arroyo del Tigre exige a las autoridades municipales y estatales clausurarlo, pero el ayuntamiento, a cargo del edil priísta Erick Silva Santos, descarta esta posibilidad y pide al Fondo de Desastres Naturales siete millones de pesos para rehabilitarlo.

La Agencia Ambiental de Tamaulipas argumenta que el vertedero quedó anegado por aguas desfogadas del río Bravo, tras el paso del huracán Álex, por lo cual se deben autorizar recursos para rescatarlo. Los agricultores sostienen que no hay más solución que el cierre.

Es incalculable el daño que está causando en el campo. El agua contaminada se filtra a las comunidades, deja bacterias y enfermedades e inutiliza nuestras tierras para los próximos dos años, afirmó Carlos Ruiz, de la asociación de agricultores.

A la basura almacenada en las dos celdas del vertedero se han sumado miles de litros de agua contaminada que inudaron parcelas, caminos rurales y rancherías.

En las comunidades campesinas de Las Blancas y Pacheco se documentaron las primeras filtraciones procedentes del basurero. Sus habitantes fueron desalojados por la dirección de protección civil de Matamoros, que los alojó en campamentos instalados en las cercanías, donde permanecieron tres semanas, hasta que el nivel del agua descendió.

Las aguas contaminadas también causarán estragos en el ecosistema regional, aseguró la regidora Belén Rosales, quien respalda la exigencia de cerrar el vertedero.