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Ver día anteriorMartes 31 de agosto de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Las perspectivas del tío Lolo
E

l mundo parece encaminarse hacia una nueva recesión a partir del segundo semestre del año. En México, en tanto, el Ejecutivo sigue creyendo a pie juntillas en el evangelio monetarista, en un país sin bancos propios. Para celebrar el bicentenario. Todo se redujo, por lo pronto, a una declaración de Carstens que circula por todo el orbe: la inminente nueva recesión de la economía estadunidense. Lo que se prepara en Palacio no será una sorpresa, sino lo muy malo por conocido. Ni dudarlo, no empezará con el presupuesto para 2011, empezará ya durante el segundo semestre, y todo ello a pesar de la contienda presidencial, que ya nos urge.

Ha habido, en congruencia con lo apuntado, expresiones de un triunfalismo en la recuperación de la economía mexicana que parecen haber sido formuladas con el ánimo de embaucar, crear falsas expectativas para crearse una imagen que no corresponde a los hechos. Pero el gobierno reculará.

Cuando el pasado 20 de agosto el Inegi dio la cifra de crecimiento del producto de 7.55 por ciento, referido al segundo trimestre (2T) de 2010, Calderón dijo triunfalmente que se trataba -¡nada menos!–, que de la cifra de aumento más alta del mundo para un 2T. Más allá del hecho de que China creció 9.4 por ciento en 2T, expresarlo como lo hizo Calderón es hacer las cuentas del gran capitán.

En efecto, no pueden externarse expresiones como las del Presidente porque son engaños. En 2T de 2009, la tasa de crecimiento del producto fue de –9.97 por ciento, la mayor caída de la historia en un trimestre, desde que éste se computa. Por supuesto, si se compara 2T/2010, con 2T/2009, tenemos ahí la mayor parte de la explicación de la alta cifra de crecimiento de 7.55 en 2T de 2010. El aumento del endeudamiento sin precedentes en Estados Unidos impulsó las exportaciones mexicanas por un tiempo, y ahí encontramos prácticamente el resto de la explicación de ese crecimiento (véase Tendencias Económicas y Financieras, volumen 24 Núm. 1190). Sin análisis de los datos, el gobernante la está haciendo de tío Lolo.

En Estados Unidos se ha seguido la misma pauta que mantuvo en recesión a Japón más de una década. Cuando este país comenzó a levantar el vuelo, le cayó encima la crisis financiera de Estados Unidos. En el presente Obama ha comenzado a hablar de evitar la ruta japonesa a toda costa, pero puede ser tarde para evitarla. La deflación, una amenaza mucho peor que la inflación, está viniéndoseles encima, muy ligada a la caída estrepitosa del consumo en general, y de ventas de viviendas en particular, todo ello asociado al fracaso del programa anticrisis: hubo una pequeña y breve recuperación en el crecimiento del producto (que hoy vive un frenazo), pero el desempleo es una bola de nieve que avanza creciendo a velocidad cada vez mayor.

Frenar el alud del desempleo (cifras no oficiales estadunidenses lo sitúan por arriba de 16 por ciento), es el reto que ahora tiene enfrente… Ben Bernanke. Es decir, el señor cuyo único recetario conocido, el la Reserva Federal, es puramente monetarista. Los críticos de Ben Bernanke han dicho que las herramientas con las que ha enfrentado la que puede ser la peor crisis económica, son dos: una eficaz máquina que produce billetes masivamente, y un helicóptero desde donde los ha arrojado en cantidades astronómicas. Un gastadero infernal que no está dirigido hacia ninguna parte, es decir se les ha entregado a los bancos y los banqueros. Bien, Obama logró una reforma a medias para el control de los demonios de la banca, pero no es una medida que le haga ni cosquillas a la crisis.

Frenar la caída en espiral del consumo, de la producción, del ingreso, que lleva al aumento permanente del desempleo a empujar la misma secuencia repetidamente, es el reto de Obama, y ya dijo Bernanke que esta vez utilizará los medios que sean necesarios. Quiere decir, parece, que quizá el recetario monetarista no es suficiente y que la trampa de la liquidez de la que habló Keynes sí existe. Ha sido permanentemente negada por Milton Friedman y una cauda interminable de sus discípulos que incluye una decena de premios Nobel.

Simplificando: la trampa de la liquidez es un concepto que explica la ineficacia de la política monetaria para sacar a la economía de la recesión bajo determinadas condiciones y en consecuencia, la validez de la aplicación de la política fiscal para lograr este objetivo. Una vez que la tasa de interés es llevada a cero, queda eliminada la autoridad monetaria para disminuir aún más el precio del dinero buscando favorecer la reactivación de la economía. Esta situación se produce en momentos de deflación, como la que amenaza hoy a la zona euro, fue lo que ocurrió a Japón y en esta dirección se mueve Estados Unidos. Si caen los precios nadie está dispuesto a invertir en ningún activo, puesto que considera que la tendencia a la baja continuará. Esa situación, a su vez, obligará a las empresas a disminuir más aún los precios para poder competir, alimentando la deflación e incurriendo en pérdidas. La producción y el empleo, así, se derrumban en picada.

Esta ruta amenaza a Estados Unidos y México, como siempre, irá de furgón de cola.