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Pido a los migrantes que ya no pasen por México, dice entre lágrimas la mamá de Telmo Yupa

Llega a Ecuador cuerpo de joven de 17 años, tras dos meses de la matanza en Tamaulipas

La masacre sacó a la superficie el tema de los indocumentados que nunca llegan a su destino: funcionaria

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Acompañada por algunos parientes, Margarita Chimborazo aguarda en el aeropuerto de Quito el arribo del féretro con el cuerpo de su hijo, asesinado en agosto pasado en Tamaulipas junto con otros 71 migrantesFoto Blanche Petrich
Enviada
Periódico La Jornada
Domingo 24 de octubre de 2010, p. 12

Quito, Ecuador, 23 de octubre. Para los kichwas del cantón de Chunchi, provincia de Chimborazo, el nombre de Tamaulipas tiene una resonancia ominosa. Nunca habían oído hablar del estado fronterizo mexicano, hasta finales de agosto pasado, cuando llegó a la sierra la noticia de los 72 migrantes centro y sudamericanos asesinados por Los Zetas. Supieron entonces que entre los ecuatorianos muertos –y un sobreviviente, hoy bajo protección de su Estado– estaba un chico del pueblo, Telmo Yupa, de 17 años.

Fue uno de los primeros en ser identificado. Apenas hoy –dos meses después– llegó su cuerpo al aeropuerto, donde lo esperaba su madre, Margarita Chimborazo. Yo les pido a los migrantes que ya no pasen por México. No se vayan ya. Madres, no dejen que se vayan sus hijos, es demasiado riesgoso; que no tengan que pasar por el dolor que yo estoy pasando, dijo frente a los micrófonos de la prensa local, con los ojos hinchados y enrojecidos.

A las 4 de la madrugada salió del pueblo andino el autobús que rentaron los familiares para venir a Quito, a seis horas de camino. Una veintena de parientes, amigos y miembros de la comuna jurídica, una organización de defensa colectiva, acompañan a Margarita, que ha recibido amenazas de los coyoteros.

Entre ellos viene la abuela paterna, María Yupa, recia y pequeña. Ella duda todavía si su nieto querido, que ni siquiera se despidió de ella, es el que viene en el ataúd. Si será el Telmo o no será, no sé. El muchacho iba rumbo a Nueva York, a reunirse con su padre. Como tantos miles, de manera terrible supieron que las rutas tradicionales que desde hace 50 años usan los ecuatorianos pobres para llegar a Estados Unidos se han convertido en trampas mortales. Entre los sudamericanos, los migrantes de este país son los que más utilizan el territorio mexicano como tránsito.

¿Pero qué clase de guerra es la que hay en México que mata así al pobre? –pregunta la abuela.

Asistía en el penoso papeleo de recepción del cuerpo la titular de la Secretaría Nacional del Migrante (Senami), Lorena Escudero. Informó que en la morgue tamaulipeca todavía están los cadáveres de dos muchachas ecuatorianas, aún en proceso de identificación. Pero también están los restos de otras dos mujeres desconocidas que se cree que igualmente son de este país.

Escudero llamó a las familias cuyos miembros hayan emprendido el viaje hacia Estados Unidos en agosto, y que no tengan noticias de ellos, a que se acerquen a la Senami para aportar elementos que permitan localizarlos, si acaso estuvieran entre las víctimas de la masacre de San Fernando. El plazo acordado por el gobierno mexicano para cerrar los procesos de identificación se cerrará a finales de noviembre.

Más tarde, en entrevista, explica que la masacre de los 72 indocumentados produjo en Ecuador una conmoción terrible y sacó a la superficie un tema poco mencionado: la cantidad de migrantes que nunca llegan a su destino y de los que se pierde todo rastro. Sólo en la Senami se tienen denuncias de 220 desaparecidos en los últimos tres años.

“De ahí –explica la funcionaria, ex ministra de Defensa y egresada del Centro de Estudios Latinoamericanos de la UNAM– que hemos intensificado nuestro programa interinstitucional de prevención de la migración riesgosa.” Para eso, este ministerio tiene un brazo social: Migrantes Somos Todos, que trabaja en la aplicación de los programas.

Este país, de 13 millones de habitantes, tiene viviendo en el extranjero a 3 millones (la mayoría en Estados Unidos, aproximadamente un millón en Europa y una gran comunidad en la vecina Venezuela). Lorena Escudero explica que ante esto, el gobierno ha desarrollado un pensamiento político de la migración.

Se trata –dice– de dejar de ver al migrante sólo como fuente de remesas. Así como defendemos el derecho a la movilidad humana informada y segura, defendemos el derecho a la integración, el derecho al retorno y, sobre todo, el derecho a permanecer con desarrollo en el lugar de origen.

Académica de formación y activo cuadro en las campañas que llevaron a Rafael Correa a la presidencia, Escudero parte de un concepto pionero. El migrante, venga de donde venga y a donde vaya, debe ser reconocido como sujeto de derechos. Pero es más: es la semilla del sujeto político global que en el futuro podrá realmente construir ese mundo más justo y solidario.

Entre tanto y mientras exista la amenaza de más masacres como la de Tamaulipas, prevalece su llamado: Por ahora, es mejor que no pasen por México.