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Le pegaré a Sosa en el rostro porque ahí está su punto débil

Soy boxeador, no fajador, dice el japonés Horikawa a quienes lo dan por perdedor
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El japonés Kenichi Horikawa y el mexicano Édgar Sosa durante la ceremonia de pesajeFoto Boxeo de Gala
 
Periódico La Jornada
Sábado 2 de abril de 2011, p. a14

Parece como si llevara la derrota marcada en la frente. El japonés Kenichi Horikawa llega como el underdog, esa expresión que define al boxeador que nadie le concede posibilidades de triunfo. El récord no le ayuda, el año pasado fue noqueado dos veces y en toda su carrera sólo ha conseguido dos nocauts efectivos y dos técnicos; el resto no es destacable.

Kenichi sabe que lo dan por derrotado antes de tiempo, que se le critica su debilidad de golpeo. Yo soy boxeador, no fajador, esquiva el amable pugilista ante la insistencia de algunos por verlo como carne de cañón.

Ayer durante el pesaje oficial para el combate que sostendrá contra el ex campeón Édgar Sosa – a quien dice querer arrebatarle el cinturón internacional mosca del Consejo Mundial de Boxeo– Kenichi estuvo sonriente.

En la explanada de la delegación Gustavo A. Madero la gente se arremolinó alrededor del asiático para pedirle autógrafos. No importa que no lo conozcan ni que tampoco sepan pronunciar su nombre. El peleador está feliz de que lo requieran y responde con gentileza.

A señas se entiende con sus nuevos fans, escribe en kanjis, hace reverencias a cada uno y a veces se postra en el suelo para acomodarse y trazar correctamente los ideogramas de su nombre.

“Yo sé que muchos piensan que soy el underdog y sí, hay posibilidades de que pierda... pero también las tengo de ganar, así es el boxeo”, dice mientras toma algunas fotos con su celular de la fila de niños y señoras que quieren autógrafos.

Está a miles de kilómetros de su natal Kyoto, Japón, en un país desconocido –es la segunda vez que pelea fuera de su tierra–, con una dieta distinta y un idioma incomprensible, pero nada de eso le descontrola.

Es parte de mi trabajo y viajé tanto para venir a noquear a Sosa, dice sobre su rival, que le pareció más bajo de estatura de lo que se imaginaba.

Cuesta trabajo pensar que este peleador de 31 años de edad, amable y gentil, venga con la fijación de lastimar a su contrincante: Tal vez Sosa ya se recuperó de la fractura que sufrió en el rostro, pero yo también le pegaré en esa parte porque sé que ahí está su punto débil.

Sin embargo, la historia sobre los cuadriláteros de Kenichi no avalan ese entusiasmo aniquilador. De 30 peleas sólo ha ganado 20 y ha perdido en nueve ocasiones, además de sumar un empate. Su porcentaje de noqueo apenas es de 13 por ciento.

Mientras Kenichi continúa firmando hojas de cuadernos escolares y hasta un recibo de agua que le extiende una señora, comenta: “Tal vez piensan que no tengo mucho punch, pero he trabajado para tener una derecha fuerte... sigo pensando que lo voy a noquear”.

En ese momento Sosa trata de recuperarse tras dar el peso sin problemas. Entrenó sin descanso durante 49 días, en los que acumuló casi 2 mil 500 minutos de carrera en el Parque Nacional del Tepeyac y en el Ocotal, y trabajó unos 5 mil 889 minutos en el gimnasio.

Después de todo eso este sábado tendrá no una prueba, como asegura su promotor Fausto Daniel García, sino una pelea más de formación antes de contender otra vez por un título mundial.

Es, coinciden ambos, la culminación de ese proceso de retorno desde que Rodel Mayol le arrebató la corona de una cabezazo.