Opinión
Ver día anteriorJueves 5 de mayo de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Remesas, poco a poco

México, primer lugar

Concesiones mineras

T

odo apunta a que el monto de las remesas enviadas por los paisanos (una de las cuatro patas que sostienen a la economía nacional –las otras son petróleo, turismo y uno que otro narco dólar– y que apoyan decididamente el ingreso de millones de familias en toda la República) comienza a evolucionar de forma positiva, aunque todavía no retoma el nivel observado antes de la crisis. Recientemente el Banco de México informó que en marzo pasado se registró el tercer aumento consecutivo de tales envíos, con lo que a lo largo del calderonato casi 100 mil millones de dólares han ingresado al país por tal concepto.

La información aportada por el Banco de México dejaría entrever que la situación laboral de millones de mexicanos avecindados en Estados Unidos (de forma legal o indocumentada) reporta cierta mejoría, cuando menos en comparación con el aciago 2009. El reporte del organismo financiero revela que en marzo pasado tales remesas superaron los 2 mil millones de dólares, con lo que en el primer trimestre de 2011 acumularon casi 5 mil 100 millones de billetes verdes.

En este contexto, la Cámara de Diputados, por medio de sus centros de análisis, dio a conocer que de enero de 2007 a marzo de 2011 el monto acumulado de las remesas enviadas por la paisanada sumó 98 mil 757 millones de dólares, equivalentes a cerca de 9 por ciento del producto interno bruto. En la numeralia que sobre el tema elaboró destacan los siguientes elementos: en 2008, la captación de divisas por el concepto referido se redujo en 931.3 millones de dólares con respecto a 2007. Un año después, la reducción superó los 3 mil 956 millones, y es hasta 2010 cuando se observa un ligero avance (90 millones) en comparación con el periodo previo.

Las cifras reportadas por la Cámara de Diputados señalan que en términos reales se observa que de 2007 a 2008 la captación de remesas se redujo en 3.57 por ciento y de 2008 a 2009 disminuyó 15.74 por ciento. Para 2009-2010 se registró un modesto incremento de 0.42 por ciento, y ya en el primer trimestre de 2011 el avance fue de 5.48 por ciento, en comparación con igual periodo del año previo. Si bien en lo económico el citado repunte puede ser una buena noticia, para efectos sociales resulta una severa llamada de atención, pues México ocupa el primer lugar mundial en lo que a expulsión de mano de obra se refiere, y el tercero entre las naciones que captan remesas internacionales, sólo por debajo de India y China (primerísimo lugar indiscutible en América Latina).

Repunta, pues, el monto de las remesas enviadas por la paisanada, pero en el primer trimestre de 2011 llama la atención cómo se modificó la geografía del hambre, toda vez que la Cámara de Diputados revela que los cinco estados de la República que en ese periodo captaron más remesas, en comparación con igual lapso de 2010, fueron Sonora, con 21.06 por ciento; Baja California, 15.56; Distrito Federal, 11.55; Durango, 10.06, y Tlaxcala, 9.79 por ciento.

Aun así, en su análisis el órgano legislativo detalla que por entidad federativa los cinco estados de la República con mayor captación de remesas en el periodo 2007-2011 (hasta marzo) fueron Michoacán, con un acumulado de 9 mil 640 millones de dólares; Guanajuato (la fábrica foxista de jardineros), 9 mil 73 millones; el encopetado estado de México, 7 mil 990 millones; el devoto Jalisco (cuyo gobernador panista reparte recursos públicos entre los jerarcas católicos, no entre los jaliscienses), 7 mil 857 millones, y el siempre bello Veracruz, 6 mil 177 millones. Los menos afortunados en este renglón resultaron ser Baja California Sur (con 142 millones), Campeche (280), Quintana Roo (394), Yucatán (508) y Tabasco (598).

Existe una relación entre los estados mexicanos expulsores de mano de obra y los que captan remesas familiares, apunta la Cámara de Diputados. La última información disponible (2003) muestra que los principales estados expulsores fueron Jalisco, con un millón 350 mil personas; Michoacán (un millón 60 mil), Guanajuato (921.5 mil), estado de México (586 mil) y Zacatecas (551 mil).

Complementariamente, los principales estados receptores de mano de obra mexicana en el vecino del norte son California, con 39.5 por ciento del total, y Texas, con 19.2 por ciento. Ambas entidades concentran 58.7 por ciento de la población total mexicana que se interna en Estados Unidos en busca de oportunidades de empleo y mejores perspectivas de vida. Los países expulsores, como México, reciben al menos dos beneficios por esta práctica: reducen las presiones en su mercado laboral, porque a través de la demanda-atracción del país destino se absorbe parte del exceso de la oferta laboral del país expulsor de mano de obra, y perciben importantes recursos financieros a través de los flujos de remesas provenientes de los países receptores. El flujo de remesas que ingresa al país se puede clasificar en cinco categorías: las transferencias realizadas por los inmigrantes permanentes; las transferencias de los inmigrantes temporales; los envíos efectuados a México por los descendientes de inmigrantes nacidos en Estados Unidos; el flujo de bienes y recursos financieros (bienes muebles y ahorros) asociados a la migración de retorno (por cambio de residencia) de connacionales inmigrantes, y el ingreso que reciben del exterior, por concepto de jubilaciones y pensiones en general.

Las rebanadas del pastel

Mientras las secretarías del Trabajo (Javier Lozano) y de Economía (Bruno Ferrari) se avienten entre sí la pelotita (como sucedió en el foxiato) por la responsabilidad de la nueva explosión minera en Coahuila y las irregularidades detectadas, queda claro que el otorgamiento y supervisión de las concesiones mineras en el país son un verdadero relajo, en tanto que, como en el caso de Pasta de Conchos, el capital privado que las explota finge demencia a discreción… En la entrega de ayer, un duende con ganas de incremento salarial alegremente agregó 10 mil pesos al tercer balazo del México SA, y apareció que los 6 mil pesos de Cordero en realidad –según el duende– eran 16 mil. En el texto original claramente se escribió 6 mil pesos.