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Ludeña y Peralta anotan en la victoria 2-1 sobre el Monterrey

Con el título del Clausura 2012, Santos pone fin a la frustración

Luego de tres finales perdidas, Guerreros consiguen su cuarto cetro

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Daniel Ludeña burla al portero Jonathan Orozco de Monterrey para la primera anotaciónFoto Reuters
Enviada
Periódico La Jornada
Lunes 21 de mayo de 2012, p. a38

Torreón, Coah., 20 de mayo. Los Santos dejaron atrás una amarga historia de frustración y con goles de Daniel Ludueña y de Oribe Peralta treparon al olimpo para, por fin, escuchar campanas triunfales tras vencer 2-1 (3-2 global) al Monterrey.

Luego de tres finales perdidas, el escurridizo trofeo, largamente anhelado, se materializó y los Guerreros colocaron la cuarta estrella en el universo albiverde, en plena comunión con su entregado público en una noche que dejó ecos por todos lados del grito incesante: ¡Santos, Santos, Santos!

El imperio del Rey Midas acabó. Los regiomontanos se marcharon con la derrota a cuestas, el gol de Aldo de Nigris al minuto 79 resultó insuficiente y el técnico Víctor Vucetich perdió su primera final tras una racha impresionante de 12 victorias consecutivas.

El partido arrancó con intensidad y la afición, en su papel, respondió con entusiasmo a Oribe Peralta, el guerrero más querido de La Laguna, quien agitando los brazos la conminó a manifestarse e intimidar al visitante.

Benjamín Galindo vivió a tope el juego: nervioso, dando gritos, alzando la mano, aunque nadie le hiciera caso.

Apenas en los primeros minutos, los albiverdes no tardaron en encontrar el talón de Aquiles en las filas enemigas. Walter Ayoví estaba con la mente extraviada y Darwin Quintero lo desarmó y cedió para Daniel Ludueña, quien entró trompicándose al área, superó a Jesús Zavala y a José María Basanta. Se perfiló hacia la derecha y sacó tiro cruzado para vencer a Jonathan Orozco y marcar el 1-0.

El graderío explotó en euforia. En la tribuna se extendió una gigantesca bandera verdiblanca y comenzó a girar la ola.

Los Rayados, heridos, se volcaron al frente con furia. A la primera oportunidad Vucetich habló con Ayoví y pidió calma a sus dirigidos. Pero el ecuatoriano siguió errático, confundido y perdiendo balones, en un partido en el que fue ganando terreno la rispidez.

Ángel Reyna realizó algunos desbordes por el carril derecho, pero Zavala dos veces remató desviado. Humberto Chupete Suazo hizo airados reclamos al árbitro Roberto García, quien no marcó una falta del español Marc Crosas y recibió cartón amarillo.

Vucetich, habitualmente mesurado, hoy no se contuvo y aplaudió burlón al nazareno antes de irse al descanso.

Benjamín Galindo, técnico local, fue el primero en mover piezas. Sacó al lesionado Osmar Mares e ingresó a César Ibáñez. En el banquillo de al lado, Vucetich no esperó mucho y al minuto 52 hizo doble cambio y metió a los argentinos Neri Cardozo y a César Delgado.

La lucha entre técnicos también era al tú por tú. Galindo hizo otro relevo y dio juego a Cándido Ramírez por el disminuido Christian Suárez.

Monterrey, con la defensa desprotegida, se adueñó del mediocampo y desde ahí se afanó en armar ataques, los cuales concluían en tiros de esquina que el panameño Felipe Baloy resolvió una y otra vez.

Los Rayados no tardaron en ser cazados al contragolpe. El primer latigazo fue por conducto de Quintero, quien quiso clarear a Orozco con un pelotazo bombeado que pasó a un lado.

El 2-0 que instaló la fiesta en el estadio cayó al minuto 64, cuando de nuevo sorprendió Santos. Tejió pases con precisión, hasta que Ludueña le cedió en corto a Oribe y el Cepillo desde el centro definió a la izquierda de Orozco.

Jonathan es el portero que más aborrecen los laguneros y al que apodan El Karateca, por aquella patada sobre el pecho de Peralta en la Concachampions y el golpe en la boca en el juego de ida en el Tec.

Muchos aficionados comenzaron a ver el partido de pie, porque pese a la ventaja el aire era tenso. El Monterrey estaba lejos de claudicar y el héroe Peralta tuvo que salir doliéndose de duras faltas. Galindo ingresó en su lugar a Juan Pablo Rodríguez.

El desconcierto se instaló en las filas del anfitrión y Aldo de Nigris aprovechó para llegar al frente. Recibió pase de espaldas al marco y definió con zurdazo cruzado para 2-1.

En medio de gran tensión transcurrió la recta final. Los Rayados, con el orgullo y el corazón, lanzaron infinidad de servicios al área en busca de un héroe, mientras los de casa estaban esperanzados en el revolucionado Quintero, quien tuvo un mano a mano con el portero y terminó estrellando la pelota en el cuerpo de Jonathan.

El toque dramático lo pusieron los lances de Oswaldo, la hemorragia de Baloy tras tremendo choque de cabeza y Ludueña casi asesta el tiro de gracia con un trallazo que pasó muy cerca del poste izquierdo de la meta rayada.

Luego, tras el pitazo final, estalló el llanto feliz de los nuevos campeones, con Oswaldo Sánchez, su capitán, a la cabeza de la fiesta de la coronación, la vuelta olímpica y los preparativos para el desfile por La Comarca.