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65 Festival Internacional de Cannes
Cine bueno para tiempos malos
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Jean-Louis Trintignant, Isabelle Huppert y Michael Haneke, en la alfombra roja del estreno de AmourFoto Reuters
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annes, 20 de mayo. Tal como lo advirtió el pronóstico meteorológico (que aquí sí funciona), desde el sábado se soltó un temporal en Francia que ha producido hoy en Cannes el peor clima –vientos fríos y lluvias horizontales– que uno ha presenciado en 20 años de asistir al festival de cine. Menos mal que las películas en competencia han mantenido su nivel en el termómetro, siendo el par de hoy el mejor recibido en términos de aplausos.

Muy merecidos en el caso de Amour (Amor), la obra más reciente del austriaco Michael Haneke, quien se ha mostrado tan escéptico de la naturaleza humana que uno supondría una connotación sarcástica en el título (como lo fue en Funny Games). Pero no. En su decimosegundo largometraje, el autor examina la afectuosa relación de una pareja octogenaria parisina, ambos profesores de música retirados, que es trastornada cuando Anne (Emmanuelle Riva) sufre un infarto y su marido Georges (Jean-Louis Trintignant) se encarga por completo de su cuidado. La hija de ambos (Isabelle Huppert) se muestra impotente para intervenir, sobre todo cuando Georges se niega a internar a su pareja en un hospital o asilo. La situación de Anne empeora y Georges se ve forzado a tomar medidas extremas de sacrificio.

La resolución de Haneke es sobria y funcional. No hay una sola trampa, paso en falso o elemento sentimental que suavice lo que ocurre en ese ambiente cerrado. Amour es de una objetividad implacable… y demoledora para cualquiera que haya padecido el lento deterioro de sus padres.

En un festival que se ha caracterizado por las buenas actuaciones, el emotivo desempeño de Riva e Trintignant –presencias contemporáneas a la Nueva Ola francesa– seguramente se tomará en cuenta a la hora del Palmarés. Y Haneke podría contarse pronto en el exclusivo club de los ganadores de dos Palmas de Oro, si no opera en su contra la mala fe que se rumora le tiene el presidente del jurado, Nanni Moretti.

Muy menor, en comparación, resulta Jagten (La cacería), del danés Thomas Vinterberg, drama sobre la caza de brujas desatada en una pequeña comunidad en torno a un maestro de kínder, a quien una niñita de unos cuatro años acusa de abuso sexual. El escándalo crece de manera exponencial, el hombre es llevado ante la ley y exonerado pero, aun así, se vuelve un paria, acosado por sus ex amigos y vecinos.

Vinterberg tiene el mérito de haber realizado su película menos pretenciosa a la fecha. Apoyado en la persuasiva interpretación de Madds Mikkelsen, consigue, incluso, un aplicado ejercicio en tensión dramática. No obstante, Jagten carga mucho los dados, abundando en situaciones exageradas y hasta previsibles. Ciertamente el tema es pertinente ante la fiebre de denuncias que se ha dado en tiempos recientes, cuando los niños pequeños ejercen el llamado síndrome de la memoria falsa; por lo que la película seguramente contará con un mercado asegurado.

Los mexicanos, aún los que no presentan película en esta edición del festival, son noticia en Cannes. Hace unos días, Salma Hayek desfiló por la alfombra roja de Madagascar 3, en compañía de su escote y su millonario marido francés. Y más llamativamente, Guillermo del Toro llenó una suite de compradores potenciales al anunciar, por televisión vía satélite, su próximo proyecto: una versión animada (con muñecos) de Pinocho, en 3D. Del Toro fungirá de productor y codirector, junto con Mark Gustafson. Dado el laborioso proceso de animación cuadro por cuadro, la película estaría lista en 2014.

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