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Se estrena La edad de la ciruela, obra del dramaturgo argentino Arístides Vargas

Reconstruyen genealogía familiar desde la memoria

La actriz Aleyda Gallardo debuta en la dirección escénica

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Sandra Galeano (Celina) y Gabriela Carmona (Eleonora) en un ensayo de la puesta en escena, que hoy comienza temporada en el foro La Gruta del Centro Cultural HelénicoFoto Miguel Schumman
 
Periódico La Jornada
Miércoles 23 de mayo de 2012, p. 6

Dos hermanas que conforme evocan su pasado asumen distintas personalidades femeninas familiares, con la finalidad de hacer un recuento de sí mismas y de quienes las antecedieron en el entorno familiar, son las protagonistas de la lúdica, poética y divertida obra La edad de la ciruela, escrita por el dramaturgo argentino Arístides Vargas, que hoy será estrenada en el Centro Cultural Helénico.

Con las actuaciones de Gabriela Carmona y Sandra Galeano, y la dirección de la actriz Aleyda Gallardo, en su debut como directora escénica, el texto de Arístides Vargas trata de reconstruir una genealogía familiar mediante la memoria, a partir de la necesidad imperiosa de rescatar las raíces y responder a los grandes interrogantes de la existencia.

Para Gallardo se trata de una historia que gira sobre todo en torno “al apego de los recuerdos, al cómo te marca –para bien o para mal– el pasado y sobre la decisión de uno mismo de cómo permanecer o salir de ese pasado que se niega a morir”.

Celina y Eleonora son los personajes que evocan el mundo femenino de su núcleo familiar; en un especie de matriarcado, en el que lo único que recuerdan de los hombres es su ausencia.

Las dos hermanas comiezan a enviarse cartas con motivo del inminente fallecimiento de la madre. Mediante esas misivas recuerdan a las mujeres de la familia.

Evocan su infancia, a las tías locas, a la mujer que era la sirvienta y a las abuelas, que son también hermanas y adversarias en amores, pues compartieron el mismo hombre, que terminaron siendo cómplices frente a la autoridad familiar.

En La edad de la ciruela todos los recuerdos se magnifican y potencializan. A medida que avanza el tiempo todo cobra un significado más complejo, explica la directora Aleyda Gallardo.

La obra es un especie de exorcismo a la situación de estar siempre evadiendo la realidad. Es una historia que permite reflexionar que, si bien es bueno recordar, hay que poner las cosas en su sitio, así como ocupar el lugar que a cada quien le corresponde.

Por ejemplo, abunda la creadora escénica, una de las hermanas se queda a vivir con la madre, lo que de alguna manera no le permite vivir su propia vida.

De repente nos compramos ideas, historias, posiciones familiares que no nos corresponden, además de que se nos inculca una serie de miedos y expectativas muy difíciles de cumplir, señala Aleyda Gallardo.

Es una obra muy divertida, en la que se recuerdan las cosas cuando ya no las tenemos, al tiempo que cuestiona cómo se puede uno liberar del pasado. Hasta dónde éste sirvió de aprendizaje y hasta dónde uno está viviendo como lo desea, concluye.

Escenografía con pocos elementos

En su debut como directora escénica, Aleyda Gallardo considera que el texto de Arístides Vargas implica distintos retos, pues se trata de una obra muy discursiva.

Se apuesta por un escenario con mínimos elementos y dar más peso a la interpretación actoral. Mi reto como directora fue plantear que la historia suceda a nivel de acción y no a nivel discursivo.

Con escenografía de Zayra Escobar y David Sefami, iluminación de Martha Benítez, vestuario de Maribel Medina, música original de Carlo Ayhllón y producción de Ehécatl Teatro, La edad de la ciruela se estrena hoy a las 20:30 horas en el foro La Gruta del Centro Cultural Helénico (avenida Revolución 1500, San Ángel).