Sociedad y Justicia
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Instan expertos a emprender medidas que desincentiven ingesta de bebidas con azúcar añadida

En siete años creció al doble el consumo de refrescos en México

La obesidad aumentó casi cuatro veces de 1988 a 2006, y el sobrepeso pasó de 25 a 37% en el periodo

Institutos de salud de México y universidades de EU presentan resultados de investigación

 
Periódico La Jornada
Domingo 16 de diciembre de 2012, p. 32

El consumo de energía a partir de bebidas con azúcares añadidos como los refrescos, se duplicó en México en el transcurso de siete años, lo cual representa un fenómeno sin precedente en el ámbito internacional. Así, mientras lineamientos de organismos especializados en salud recomiendan que este tipo de productos debiera contribuir con 10 por ciento del aporte energético, en el país es del doble.

De ahí la importancia de emprender medidas que contribuyan a desincentivar la ingesta de refrescos y el resto de bebidas a las que se agregan azúcares, pues contribuyen al problema de obesidad, que aumentó casi cuatro veces entre 1988 y 2006 entre las mujeres de 20 a 49 años de edad, al pasar de 9.5 a 32.4 por ciento. El sobrepeso pasó de 25 a casi 37 por ciento en el mismo periodo. Así lo documentaron expertos de institutos nacionales de salud de México y de universidades de Estados Unidos desde 2008.

La investigación, cuyos resultados se publicaron en el artículo  Consumo de bebidas para una vida saludable: recomendaciones para la población mexicana, en la revista Salud Pública de México, se realizó a petición de la Secretaría de Salud, con la finalidad de documentar científicamente la participación del consumo de refrescos en el aumento del peso corporal de la población. Los datos revelaron que el incremento en la prevalencia de este estado de salud también es de los más rápidos en el plano mundial y que están estrechamente relacionadas con el crecimiento de la mortalidad a causa de la diabetes mellitus tipo 2.

Al respecto, la nutrióloga Beatriz Gutiérrez, vocal de investigación de la Asociación Mexicana para la Prevención de la Aterosclerosis y sus complicaciones, explicó que el tema con los refrescos es su alto contenido de azúcares, 20 miligramos en cada porción de 200 mililitros.

La población mexicana consume, en promedio, medio litro de refresco al día, es decir alrededor de 50 gramos de azúcar equivalentes a 200 kilocalorías extras de la dieta, porque quienes toman refrescos no dejan de comer.

Las recomendaciones de la Asociación Americana del Corazón, retomadas en México, plantean que una dieta saludable debería tener un aporte de energía diario de mil 500 a dos mil kilocalorías. El límite máximo se aplicaría a un hombre adulto de unos 70 kilogramos de peso, físicamente activo, explicó Gutiérrez.

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De acuerdo con los expertos, una dieta saludable no debe rebasar las 2 mil kilocalorías diarias; sólo el consumo de un refresco aporta el 19%Foto Notimex

Pero, la realidad del país es diferente. En general, las personas realizan poco ejercicio físico. Un fenómeno similar se presenta en los niños, sector que a diario debería tener una alimentación que le aporte alrededor de mil 800 kilocalorías por día; sin embargo, sólo de las bebidas en las que se incluyen los refrescos, bebidas adicionadas con azúcar y leche entera, entre otros, obtienen 343 kilocalorías, 19 por ciento del total.

Las bebidas carbonatadas aportan 16 por ciento de la energía diaria, en promedio, a los niños de 5 a 11 años de edad, de acuerdo con la investigación referida.

Glucosa vs fructosa

Beatriz Gutiérrez también explicó que los señalamientos que activistas y académicos hacen sobre los refrescos son por su contenido de jarabe de alta fructosa, sustancia que, a diferencia del azúcar, es más dulce y barata, pero favorece el aumento de triglicéridos, la disminución del colesterol bueno –que ayuda a la eliminación de grasa– y la disfunción endotelial. Esta última es causa de hipertensión arterial.

Detalló que la fructosa se metaboliza en el organismo de manera distinta a la glucosa, entre otras razones porque no estimula la producción de insulina. Por lo tanto, no existe sensación de saciedad y el individuo puede seguir consumiendo.

La investigación de expertos de institutos nacionales de salud de México y universidades de Estados Unidos incluye el análisis de otras bebidas, cuyo consumo excesivo también contribuyen al problema de sobrepeso y obesidad. En el caso de los refrescos y, en general, de los líquidos con exceso de azúcar, concluyen que su consumo no se recomienda más que en forma ocasional y en una porción no mayor de 240 mililitros.