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No tenía rumbo y dejó de mirar hacia los países en desarrollo, asegura

Tuvo la política exterior crisis de identidad en el panismo: embajador ante la ONU

Eso explica por qué nos fue tan mal en candidaturas para presidir organismos internacionales

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El representante de México en la ONU, Jorge Montaño, afirmó en entrevista con La Jornada que los gobiernos panistas desperdiciaron oportunidades muy grandes en política exteriorFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Lunes 1º de julio de 2013, p. 17

En los sexenios panistas, la política exterior de México entró en una crisis de identidad. Se asumió como miembro país desarrollado, sin serlo, y dejó de voltear hacia las naciones en desarrollo. Eso explica, entre otras cosas, por qué en el tema de las candidaturas para presidir organismos internacionales nos ha ido tan mal, afirmó el embajador de México ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Jorge Montaño y Martínez.

En 12 años de gobiernos panistas, insiste, tuvimos una política exterior sin rumbo, sin columna vertebral. Hubo destellos, como la COP-16 y el G-20, que realmente se trabajaron con un gran profesionalismo, (pero) no hubo una política continuada. Ni en lo bilateral ni en lo multilateral.

A unas horas de partir a Nueva York para asumir por segunda ocasión en su dilatada carrera este cargo, el diplomático revisa en una entrevista con La Jornada los retos que enfrenta México en un momento de definiciones para el mundo, no sin lamentar que una mala conducción en el ámbito internacional haya desviado al país de su esencia.

En el 2000, apunta, vino todo este periodo de experimentación del primer gobierno distinto del PRI. Creo que se desperdiciaron oportunidades muy grandes, porque el mundo saludó con entusiasmo ese cambio, y sin embargo nos enredamos en pequeñas cosas, no hubo buenos resultados: la presidencia de México en el Consejo de Seguridad en 2002-2003 fue desastrosa. Hubo una falta de oficio en muchos de los actores que la estuvieron operando, fue un desastre.

En el segundo periodo del PAN, agrega, todo fue narcotizado, lo que tampoco fue bueno, esta lucha absurda contra el crimen organizado. Sólo destellos, por ejemplo: la segunda presidencia de México en el Consejo de Seguridad de la ONU, en 2009-2010, fue verdaderamente espectacular, sin demasiado ruido, a grado tal que una fórmula presentada por México sirvió para que hace seis semanas se resolviera el diferendo por el ataque de Israel a un barco de Turquía que trasladaba ayuda humanitaria a Palestina.

Defensor de la participación activa de México en este consejo, Jorge Montaño reconoce la generosidad de Vicente Fox para trabajar por que México ocupara la presidencia de dicho organismo en la administración que lo sucedió, pero condena que Felipe Calderón no hubiese tenido el mismo gesto hacia el gobierno de Enrique Peña. Por eso fuimos a dar hasta el 2020. Aunque no quito el dedo del renglón, puede ser que algún país nos haga un cambalache y ocupemos la presidencia del consejo antes.

Tras la crisis de identidad de la política exterior mexicana en los sexenios panistas, Jorge Montaño asegura que el país “está tratando de recuperar estos espacios. Nuestro acceso al Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) o a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) nos ha puesto de alguna manera en la membresía de los más desarrollados sin serlo, y nos ha cerrado –porque así es la política internacional– espacios como el del grupo de naciones en desarrollo G-77. Esos países nos sienten lejos y es el espacio que el presidente Enrique Peña quiere recuperar”.

Actor en los procesos de paz en El Salvador y Guatemala, sostiene que no es un soñador de la ONU, soy pragmático y realista. Poner una coma acá, cambiarle una palabrita allá, eso no me interesa, me interesa lo que le trae beneficios a mi país. Veo en la agenda de Naciones Unidas temas imposibles, del más allá, y temas posibles que pueden funcionar.

Uno de ellos, que además debe acercar a México con Centro y Sudamérica, es encabezar la discusión sobre el programa de desarrollo Post 15, en temas como el de pueblos indígenas, no sólo de los países en desarrollo, sino en los avanzados, como Finlandia o Groenlandia, además de migración y seguridad.

Destaca también llevar a la ONU el debate sobre el narcotráfico y la responsabilidad compartida en lo que al crimen trasnacional se refiere. Veo con tristeza que hoy pareciera que nada más los latinoamericanos producimos, consumimos y nos revolvemos con la mariguana, con la cocaína. Nosotros estamos pagando la cuenta de todos. Hay que regresar esto a su justa dimensión, un enfoque más amplio sobre la producción, traslado y consumo.

Al referirse a la nueva dinámica de la política exterior mexicana, el embajador Montaño destaca que Peña Nieto ha dado muestras de tener una visión diferente a la de sus antecesores, como el hecho de voltear hacia los organismos especializados, como las organizaciones de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura –en la campaña contra el hambre– y para la Educación, la Ciencia y la Cultura, así como la Organización Mundial de la Salud, entre otros.

Hay un retorno de México a sus orígenes, a los organismos especializados donde hemos ganado tanto, desde las campañas de alfabetización en los años 40 hasta el uso pacífico de la energía atómica; una vuelta a los países en desarrollo, sin descuidar otras latitudes. Estamos recuperando espacios perdidos.