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Es una rival muy ruda, indica la potosina

Paola Longoria encuentra su antítesis en Rajsich
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Paola Longoria muestra un estilo más cuidadoso en su juegoFoto cortesía de la raquetbolista
 
Periódico La Jornada
Martes 17 de diciembre de 2013, p. a15

En el deporte suelen aplaudirse las demostraciones dramáticas de fuerza y velocidad, que hacen a los aficionados levantarse de los asientos. Todo eso que se asocia a la emoción deportiva no funciona para la raquetbolista Paola Longoria, quien admite que evita los lances espectaculares por miedo a sufrir heridas que arruinen estéticamente sus piernas o lastimarse por el ansia de no perder un punto.

Ella es distinta, no lo oculta, pero eso no le ha impedido encumbrarse como una de las deportistas más exitosas en México, la número uno mundial, con 27 títulos consecutivos y 108 partidos sin perder.

Paola describe su personalidad –muy cuidadosa con su apariencia y femenina– como una extensión de su estilo de juego y viceversa. Porque pudo ser tenista, pero la idea de soportar horas bajo el sol le resultaba poco atractiva. Así que el raquetbol fue una elección casi natural para ella. En este deporte que le pareció menos rudo consiguió el domingo su título 27 consecutivo, en el Paola Longoria Invitational Tour, y lo hizo ante su eterna rival, la estadunidense Rhonda Rajsich.

Rhonda es el reverso de Paola. Tiene una personalidad más agresiva, brazos tatuados, pinta de basquebolista; en sus fotos siempre muestra una actitud de arrogancia. Eso, admite Longoria, la impresionó mucho desde que empezaron a enfrentarse.

La primera vez que compitió contra ella fue en el Abierto de Estados Unidos en 2007. Longoria estaba emocionada de jugar ante quien ese año era la número uno de este deporte.

“Yo tenía 16 años –10 menos que ella–, estaba muy emocionada de enfrentar a la número uno”, cuenta. “Pero cuando la vi dije: ‘qué miedo, esta mujer se ve muy ruda”’.

Paola perdió ante la experiencia de Rhonda, pero al final la estadunidense la felicitó y le pidió que firmara una pelota, como recuerdo del gran partido que habían sostenido. Longoria hizo a un lado sus modos delicados y le puso un mensaje que era también una advertencia:

Un placer jugar contigo, pero dentro de un año te voy a ganar, decía la inscripción.

No pudo cumplir con la advertencia porque un año después Rhonda fue eliminada en semifinales. Paola ganó en esa edición su primer título del torneo. Pero en 2009, en el inicio de la temporada, cumplió con aquella amenaza. Desde entonces la carrera de ambas corrió de manera paralela.

Es una relación muy intensa pero sólo es deportiva, porque nunca se convierte en odio, explica la potosina. Somos compañeras, la veo más que a mi familia, no voy a decir que somos súper amigas, pero mantenemos una buena relación.

Sin Rhonda no puede explicar su cosecha de triunfos. Pudo desbancarla de la cima de la clasificación y la venció para llevarse la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011. Todo lo hizo con ese estilo delicado de juego frente a la rudeza atlética de su rival.

Una analogía con el tenis le sirve para explicar mejor cómo ha funcionado este contraste entre ella, la número uno, contra Rhonda, la dos del ranking. Paola se identifica más con la serenidad técnica de Roger Federer, mientras la exhibición de fuerza de Rhonda la hace verla como la encarnación femenina de Rafael Nadal.

Ella se avienta por todas las pelotas, toda ruda, pero también con mucho desgaste. Yo no soy así, me da miedo hacerme daño; qué tal que me marco las rodillas o las piernas, así horrible, dice.

Pero que no me aviente por una pelota no significa que no me esfuerce, los lances pueden dejarte fuera de posición, y yo prefiero mantener siempre en balance, explica para que se entienda la clave de sus victorias.

Mientras, Paola sigue cosechando triunfos y parece invencible en la cima de la clasificación. Rhonda, en tanto, la acecha para recuperar el territorio perdido. Pero eso no inquieta a la mexicana, que así como ella se percibe, “más fashion y femenina”, pudo vencerla una vez más. Paola recuerda que buscó cerrar con gracia el torneo; Rhonda, derrotada, sangraba por el esfuerzo.