Vivimos uno de los peores momentos de la historia de nuestro país, comparable sólo con la perdida de la mitad del territorio nacional, durante la presidencia de Antonio López de Santa Anna, señala el caricaturista Rafael Barajas, El Fisgón, para dar una idea del significado de la aprobación de la reforma energética.

En aquel entonces, puntualizó, perdimos un enorme territorio del río Bravo para arriba. En esta ocasión, del Bravo al Suchiate hemos perdido toda la riqueza que hay en el subsuelo.

Antes de la inauguración de una muestra de su trabajo publicado en La Jornada, que se exhibe en el Ágora del foro cultural La Conchita (Camino Real de Contreras 27, barrio de La Concepción), en la delegación Magdalena Contreras, frente a un abundante grupo de jóvenes, El Fisgón reiteró la enorme gravedad de la entrega de los recursos petroleros a las trasnacionales estadunidenses.

Las consecuencias que vamos a vivir todos, en la vida cotidiana, van a ser gravísimas.

El petróleo es uno de los recursos más importantes, abundó El Fisgón, no sólo porque proporciona 40 por ciento del presupuesto, sino también porque el tenerlo, implicaba la posibilidad de desarrollar una industria nacional. Era nuestra reserva de futuro. Ahora ya no lo tenemos.

Pasividad ciudadana

No todos los países tienen un recurso energético y estratégico, como el petróleo. “México –prosiguió El Fisgón– tenía la fortuna... y ahora tiene la desgracia”, expresó e hizo un recuento del proceso y los esfuerzos que implicaron la expropiación petrolera a las empresas extranjeras en 1938.

Ahora, “las empresas petroleras son igual de bestiales y salvajes que en tiempos de Lázaro Cárdenas o peor, pues están detrás de las peores guerras en el mundo, como Irak, Afganistán o Siria, además de haber provocado varias catástrofes ecológicas.

“Son empresas criminales con un enorme poder de corrupción. Ahora, en un acto de traición a la patria, diputados, senadores y partidos políticos que firmaron el Pacto por México, aprobaron una reforma energética que traerá graves consecuencias a nuestro país durante décadas. Eso ha sido una barbaridad. Es algo increíble, pero lo más increíble es que muchos ciudadanos no reaccionaron y dejaron que pasara.

Fuimos degradados de golpe: de ser un país dependiente económicamente a ser una vil colonia proveedora de materias primas. En estos días se convoca a una consulta popular, concluyó, por lo que debemos estar bien informados y organizarnos.