Espectáculos
Ver día anteriorViernes 15 de agosto de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

La actriz, ganadora de dos Arieles, falleció el miércoles a la edad de 85 años

Muere Columba Domínguez y con ella una época, la de la indígena llena de dignidad

Era un símbolo de la mexicanidad ante el mundo, expresó el director Roberto Fiesco

Foto
Imagen tomada en el funeral de la actriz, nacida en Sonora en 1929Foto Notimex
 
Periódico La Jornada
Viernes 15 de agosto de 2014, p. a13

La actriz mexicana Columba Domínguez, quien recibió el Ariel en 2013 y destacó en la Época de Oro del cine nacional por cintas como Pueblerina y Maclovia, y fue considerada una de las representantes de la belleza del país, falleció este miércoles a los 85 años.

Domínguez tuvo su última participación en la cinta En el último trago, con la dirección de Jack Zagha.

En este filme, con el que se rindió homenaje al compositor mexicano José Alfredo Jiménez, la actriz actuó al lado de José Carlos Ruiz, Luis Bayardo y Eduardo Manzano, mismo que se estrenó en la edición 29 del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG), celebrado en marzo pasado.

Con participaciones en largometrajes como La loba, Marcelo y María, Juventud sin ley y Ambición sangrienta, entre otros, era una de las últimas leyendas vivientes de la etapa dorada de la cinematografía mexicana.

Columba Domínguez Adalid, quien fue dirigida por realizadores de la talla de Julio Bracho, Luis Buñuel, Fernando Méndez, Ismael Rodríguez y Gilberto Martínez Solares, nació el 4 de marzo de 1929 en Guaymas, Sonora.

Cuando era niña, su familia se trasladó a la ciudad de México. Tiempo después, con 14 años de edad, contrajo matrimonio con el actor y cineasta Emilio Fernández, quien la encaminó hacia el séptimo arte.

Debutó en el cine mexicano en 1946 en cortometrajes y cintas como Pepita Jiménez, luego en La Perla y Río Escondido (1947). Al año siguiente trabajó en Maclovia, con la que ganó un Ariel por coactuación femenina.

En esa época los críticos catalogaron a Columba Domínguez como la mejor actriz, por su actuación en Pueblerina y La mal querida.

En los años 50 actuó en producciones como Un día de vida, Le Edera (Italia, 1950), La bienamada (1951), El mar y tú, Cuando levanta la niebla y Mujeres que trabajan (1952), Reportaje (1953), Fuerza de los humildes (1954) y Pan, amor y... Andalucía (Italia-España, 1959), entre otras.

También hizo teatro de revista y de comedia entre 1957 y 1982; además, participó en programas de radio, series musicales de televisión y melodramas de la pantalla chica como La tormenta, Aprendiendo a amar y Los ricos también lloran, así como programas de cuentos y leyendas de México.

En la década de los años 60 participó en las películas Viva la parranda, Los hermanos del hierro, El tejedor de milagros, Pueblito, El hombre de papel, Paloma herida, Aventura en el centro de la Tierra, La loba, Duelo de pistoleros, Juventud sin ley y Ambición sangrienta, entre otras.

En los 70 filmó Mi niño Tizoc y Soy el hijo del gallero, y para la década de los 80 fue parte del elenco de Una gallina muy ponedora, Víctimas de la pobreza y Arriba Michoacán.

Columba Domínguez, quien también se dedicó a la danza, la materia humanística, pintura y piano, además de practicar esgrima y equitación, dirigió cinco cortometrajes, como el llamado Catemaco mágico en Veracruz.

Asimismo, participó en más de 60 películas por las que se hizo acreedora a diversos reconocimientos. En 1982, por problemas financieros tuvo que suspender el largometraje Jacaranda, de la que es guionista y productora. En marzo de 1987 escribió un libro titulado Emilio, El Indio que amé.

En 1984, la Asociación Nacional de Actores (ANDA) le otorgó la medalla Virginia Fábregas, por sus más de 25 años de labor artística ininterrumpida.

En 2008, después de más de 20 años de retiro, el director mexicano Roberto Fiesco la retornó al cine con Paloma. También trabajó en Espiral, de Jorge Pérez Solano.

También en ese año, Domínguez fue homenajeada por el Festival Internacional de Cine de la Frontera, en Ciudad Juárez, Chihuahua, en el que se proyectaron algunos de los títulos más representativos en los que participó.

En 2010, la actriz participó en el filme La cebra, del cineasta español Fernando León, que centra su historia en los tiempos de la Revolución Mexicana.

Al morir Columba Domínguez se muere algo más que una actriz, ella era un símbolo de la mexicanidad ante el mundo, dijo el cineasta Roberto Fiesco.

Ella era la última representante de una época de oro, que muere también con ella, aquella que construyó la idea de la indígena llena de dignidad, hieratismo, fortaleza, pero sobre todo belleza, añadió el cineasta.

En entrevista, el realizador dijo: “Tuve la dicha de trabajar con ella tres veces, dos como productor y una como director, y no he visto jamás a una actriz más disciplinada y llena de vida cuando escuchaba ‘corre cámara’”.

Con profunda tristeza, Fiesco recordó que cuando filmaron Paloma, Columba fumaba muchísimo y eso la llevó a tener un problema con la maquillista, quien era muy estricta y le prohibió hacerlo en su zona de trabajo, mientras la maquillaba.

Columba, por supuesto, se enojó y le dijo: No sé si sepas quién soy yo, pero, afortunadamente, yo no sé quién eres tú. Y después de escuchar eso, la maquillista la dejó fumar, agregó el también productor. Roberto expuso: “A Jorge Pérez Solano, director de Espiral, y a mí se nos ocurrió rendir un homenaje a una de aquellas actrices del cine que nos había formado y no dudamos un momento en buscar a Columba para que actuara en ese filme. Ayer por la tarde los restos de Columba Domínguez fueron incinerados en una funeraria de Félix Cuevas, informó su sobrino Bruno Domínguez.