Opinión
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Melón

Zoi-la y Tito Allen

P

ermítame, mi asere, monina, bonkó –para recordar a Moy Domínguez que así saludaba– , empezar con una disculpa al productor Juanjo León, quien tuvo a bien traer a Tito Allen para una actuación en el Teatro Ferrocarrilero, y seguir con algo que me llenó de gusto y preocupación, o sea, sentimientos encontrados.

Hay una personita que en primer término me sorprendió al suplir a Papo Luca cuando éste se enfermó en 2012, antes de la actuación de la Puerto Rico All Stars, en el entonces Salón 21. Aparte de tocar muy bien, lo hizo a primera vista. En esa ocasión surgió mi curiosidad por conocerla. Mi amigo Chano se encargó de ponernos en contacto y así pude enterarme de algo que ha ido de sorpresa en sorpresa.

Después de este primer encuentro, viajó a Puerto Rico para grabar un disco compacto, Influencias, en reconocimiento a Papo, de quien es gran admiradora, y posteriormente se fue a Nueva York para tratar de abrirse paso, cosa que está consiguiendo. Ya grabó, está trabajando de manera más frecuente y me envió algo que no sé como se llama, pero se puede ver en youtube –por si aparecen los incrédulos–, así como otros logros que ha ido cosechando.

Pero, también tuvo un malestar, que por fortuna ya es cosa del pasado. Esto es muestra de mi regocijo y puedo decir que así es como se hacen las cosas. Su nombre es Zoila Martínez Loeza y la conocen como Zoi-la pianista; le deseo que la siga haciendo chillar. Por desgracia, no tengo en la memoria todo lo que ha logrado, pero me da mucha alegría lo que ha conseguido hasta ahora.

Por mi parte le diré, mi yeneka, que cuando tengo que salir de mi casa y hay distancia considerable, ya no conozco la ciudad por los cambios que ha tenido. Pero me sigue pareciendo bella, que digo, bellísima. Por fortuna mi amigo Chano se las sabe todas.

En 1975, llegandito a Los Ángeles, por cortesía de Venus Rey, vía el exilio que me decretó, coincidió con la temporada que realizó en la urbe angelina, a la que le tengo cariño profundo, don Ernest Bridge, léase Tito Puente, quien llevó entre sus filas a Tito Allen, nacido en Santurce, Puerto Rico, pero radicado en Nueva York. Desde la primera vez me gustó como actuaba.

Tiempo después regresó a my frome (así le digo a LA) con Roberto Roena y su Apolo Sound que también integraba Adalberto Santiago, que alegraron mi trompa de eustaquio. Huelga decir que me sigue gustando el estilo de Tito, mejor dicho, admirarlo en un escenario el pasado viernes 15 de mayo no fue la excepción.

Tuvo como acompañamiento a la orquesta Controversia, que estuvo más que a la altura, y a la que le envío mi humilde felicitación, en una actuación de más de dos horas, en las que el señor Allen cantó los éxitos que ha tenido a lo largo de su carrera, como Sonaremos el tambor, que grabó con La Típica 73; Llanto de cocodrilo, Por ti, El hijo de Obatalá, Borracho no vale y Guancona. Destaca su versión de Si me pudieras querer, de Bola de Nieve. Aparte de los grupos arriba mencionados, Tito también ha trabajado con Ray Barreto.

Ahora, monina, déjame cambiar “los palos pa’ rumba”. Una felicitación a Juanjo por haber traído a Tito Allen, que llenó la tarima con su calidad, así como Controversia, porque dice el cantante de Pancho Amat que no hay solista sin buen acompañamiento. Aquí doy fe de que valió la pena la desvelada, o sea, la invitación de Juanjo.

Dicen que a veces parezco limosnero con garrote, pero no puedo decir o, mejor dicho, dejar de decir lo que no me gusta, y esto es la manera de bailar del personal que todavía no encuentra cómo es el ritmo. Todos bailan igual, vueltas y más vueltas como en un carrusel. Ojalá algún día le encuentren la cuadratura al círculo. Pues, no es lo mismo Chana que Juana.

Esto va sin ánimo de ofender, aunque se sabe que la verdad no peca, pero incomoda. Si son felices, que sigan con su tumbao. ¡Vale!