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Homenaje a las víctimas; se estima que murieron 27 millones

Rusia exhibe poderío militar a 71 años del Día de la Victoria
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Unas 400 mil personas, la mayoría con fotografías de familiares que combatieron en la Gran Guerra Patria, como denominan en Rusia los casi cuatro años –del 22 de junio de 1941 al 9 de mayo de 1945– que el pueblo soviético soportó con heroísmo la Segunda Guerra Mundial, participaron ayer en una marcha por la céntrica calle Tverskaya, desde la estación de trenes de Bielorrusia hasta la Plaza Roja de Moscú, en homenaje a sus seres queridosFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 10 de mayo de 2016, p. 24

Moscú.

Con una exhibición de poderío militar y un sentido homenaje a los familiares que ofrendaron su vida para derrotar a los agresores nazis, Rusia recordó este lunes el 71 aniversario del Día de la Victoria.

La capitulación incondicional de la Alemania hitleriana, por la diferencia de dos husos horarios entre Berlín y Moscú, correspondió aquí al 9 de mayo, fecha que desde entonces constituye la celebración más entrañable para cualquier ruso, debido a que en este país no hay familia que no haya perdido al menos un miembro en esa conflagración.

Desclasificados los archivos, de acuerdo con los datos oficiales 27 millones de soviéticos perdieron la vida en la Gran Guerra Patria, como se denominan en Rusia los casi cuatro años –del 22 de junio de 1941 al 9 de mayo de 1945– que el pueblo soviético soportó con heroísmo en la Segunda Guerra Mundial, hasta que su ejército pudo izar la bandera roja en la parte más alta de las ruinas del Reichstag, uno de los principales símbolos del régimen nacionalsocialista, en la capital alemana.

Algunos historiadores –sumando soldados caídos en el frente, población civil y víctimas del régimen estalinista– aseguran que la Unión Soviética perdió en esos años cerca de 30 millones de personas, 10 millones más que los reconocidos por las autoridades antes de la glasnost (transparencia) impulsada por Mijail Gorbachov a partir de 1985.

Desde la Plaza Roja de Moscú, y tras guardar un minuto de silencio en memoria de quienes murieron para hacer posible derrotar el nazismo, el presidente Vladimir Putin, en tono conciliador, ofreció a la comunidad mundial juntar fuerzas para luchar contra la amenaza global que es el terrorismo.

Afirmó: debemos derrotar a este enemigo común, y Rusia está abierta a cooperar con otros estados para lograr este fin, dispuesta a trabajar para crear un sistema internacional de seguridad moderno y equilibrado.

Conforme a la tradición, a las diez en punto de la mañana comenzó en ese escenario emblemático el desfile de casi 10 mil militares de las diferentes ramas de las fuerzas armadas de Rusia, seguido de una muestra del armamento más moderno (carros blindados, tanques, sistemas de artillería, misiles) del ejército sin faltar helicópteros artillados, cazas y bombarderos que sobrevolaron el centro de esta capital, entre ellos varios que fueron utilizados en Siria.

Aviones rusos empleados durante la operación en el país árabe también formaron parte del armamento mostrado en Yekaterimburgo, en los Urales. Y en la propia Siria, las tropas rusas efectuaron un simbólico desfile en su base en la región de Latakia, según las agencias noticiosas.

Por la tarde, no menos de 400 mil personas, portando la mayoría fotografías de sus familiares que combatieron en la guerra, casi todos ya fallecidos, participaron en una marcha –por la céntrica calle Tverskaya, desde la estación de trenes de Bielorrusia hasta la Plaza Roja– en homenaje a sus seres queridos.

En primera fila, con la foto de su padre, Putin hizo el recorrido del regimiento inmortal, iniciativa ciudadana que surgió en la ciudad siberiana de Tomsk y que se llevó a cabo por segundo año consecutivo en Moscú y otras ciudades del país.

Al no ser fecha redonda este aniversario, no hubo desfiles militares en otras repúblicas de la antigua Unión Soviética y sólo el presidente de Kazajstán, Nursultán Nazarbayev, vino a Moscú para estar junto a su homólogo ruso en la Plaza Roja.

En Kiev, enfrentada Ucrania a Rusia, el presidente Petro Poroshenko depositó una ofrenda ante la tumba del soldado desconocido, mientras en Minsk el mandatario Aleksandr Lukashenko recordó que Bielorrusia fue la primera república soviética en recibir el golpe de los agresores nazis y reiteró, al evocar las lecciones de la guerra, los lazos fraternales de su pueblo con rusos y ucranios.

Por la noche, con fuegos artificiales en el cielo de Moscú concluyó para los rusos no sólo esta celebración, sino también una extraoficial semana de vacaciones y excelente tiempo –hoy la temperatura llegó a 25 grados sobre cero, inusual para esta época del año– a partir de la Pascua ortodoxa, que este año cayó en primero de mayo.