Sociedad y Justicia
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Protocolo de Nagoya regulará acceso a recursos genéticos

Discutirán expertos sobre biología sintética en la cumbre de Cancún
Enviada
Periódico La Jornada
Viernes 2 de diciembre de 2016, p. 40

Cancún QR.

Construir formas de vida que no existen en la naturaleza puede hacerse ya en un laboratorio. Esto, que parece de ciencia ficción, es la biología sintética, la cual será uno de los temas que se discutirá en la cumbre de diversidad biológica en Cancún a partir de esta semana.

Hesiquio Benítez, de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), lo explica así: Una secuencia de datos sintetiza el DNA en una impresora 3D (en tercera dimensión) y cuando se tiene la molécula se pone a otra. Ya viva se convierte en un bicho diseñado de manera digital. Se puede utilizar en laboratorios para producir medicamentos, pero si ese bicho se libera al medio ambiente no se sabe qué va a pasar.

Al mismo tiempo que se desarrolle la 13 conferencia de las partes (COP) del Convenio de Diversidad Biológica (CDB), con el lema integrando la biodiversidad para el bienestar, se darán las negociaciones de los Protocolos de Cartagena, sobre seguridad de la biotecnología, y de Nagoya, sobre acceso a los recursos genéticos y participación justa y equitativa de su uso.

En el contexto del CDB, en 2010 se puso en marcha el Plan estratégico para la diversidad biológica 2011-2020, que incluye las Metas de Aichi. Con este plan se busca salvar la biodiversidad e incrementar sus beneficios sociales.

Los temas menos conocidos y sobre los que no se conoce la posición del gobierno mexicano están en los protocolos. El de Cartagena entró en vigor en 2003 para asegurar la manipulación, transporte y el uso seguro de los organismos genéticamente modificados desarrollados por la biotecnología, con este protocolo se busca regular el movimiento transfronterizo de estos organismos, explica la Fundación Heinrich Böll en un análisis sobre estos instrumentos.

Este protocolo considera la aplicación del principio precautorio, que significa que ante el desconocimiento de si un desarrollo ocasionará daño a la biodiversidad, es mejor no utilizarlo, pero es prácticamente ignorado. En este acuerdo entra todo lo relacionado con el manejo de los transgénicos, sobre lo cual, en 2015, el secretario ejecutivo del CDB, Braulio Ferrerira de Souza, aseveró que el mundo estaba pendiente de la determinación que México adoptara en relación con el cultivo de maíz transgénico, ya que el país es centro de origen de este alimento, lo que pase aquí, podrá influir en todo el mundo.

En tanto, el Protocolo de Nagoya, aprobado en 2010, tiene como fin regular el acceso a los recursos genéticos, a partir del hecho de que estos se encuentran asociados a los conocimientos tradicionales de las comunidades indígenas, y que sus derechos sobre ellos deben ser respetados. De los 31 países de América Latina, sólo México lo ha ratificado.

En seis años de negociación los países cedieron todo y se definió que para otorgar beneficios a las comunidades, éstas deben aceptar que las muestras genéticas de su territorio sean propiedad intelectual de las empresas. La decisión no es a favor de la gente, no se puede patentar plantas que son de bien común, sostiene Silvia Rodríguez, de la Red de Coordinación en Biodiversidad, con sede en Costa Rica.

Indica que no ha habido consulta a las comunidades indígenas para dar luz verde a este protocolo, éstas no lo conocen y no saben qué es, por eso se detuvo su aprobación en Costa Rica, donde hay 24 territorios indígenas. Indica que en este instrumento se da prioridad a tratados de libre comercio y de propiedad intelectual.