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Arte y tiempo

Terror

E

l 26 de noviembre de 2017, un avión de la más importante línea aérea alemana con 164 pasajeros a bordo más la tripulación, fue derribado por un misil de las propias fuerzas militares alemanas. La nave, comprobadamente, no llevaba ningún terrorista, bomba o cualquier cosa similar. De hecho, comprobadamente, no significaba ningún peligro para el gobierno y menos aún para el Estado. ¿Por qué, entonces, las propias autoridades o alguien con suficiente autoridad para hacerlo lo derribó u ordenó su caída?

De esto y del juicio al responsable de la orden de derribo que, se sabe y es por él admitido, actuó con plena conciencia, claridad y tiempo suficiente para meditar la medida y sus consecuencias, se trata la obra Terror, que vale la pena ver.

El juicio, llevado a cabo con toda la rigurosidad de la reglamentación germana, no busca saber quien ordenó la muerte de los ocupantes del avión. Eso está claro, y el responsable está sentado en el banquillo de los acusados sin, en ningún momento, tratar de evitar los cargos. No se trata, pues, de buscar y encontrar al culpable de la orden que acabó con la vida de casi 200 inocentes.

De lo que se trata es de conocer las –y particularmente sus– razones para emitir la orden, y sobre esa base decidir si es más que culpable o inocente, un asesino o un héroe.

Conocidos los alegatos de la corte y los testimonios se está listo para el veredicto pero lo importante aquí, es necesario subrayarlo, no es si el acusado es culpable de haber dado la orden de derribar el avión cargado con 170 personas, ninguna de las cuales sobrevivió. Eso está claro y el reo es confeso.

Lo importante es que, conocidos los pormenores del caso, serán los asistentes al juicio, los que escucharon los alegatos a favor y en contra y vieron las reacciones de todos y cada uno de los involucrados, los que habrán de decidir. El acusado actuó bien o mal, es un héroe al que hay que agradecer o un asesino al que se debe escupir. Eso es lo que hay que decidir y, la decisión será suya y sólo suya.

Basado en lamentables hechos reales ocurridos en años recientes en diferentes partes del mundo, el escritor alemán Ferdinand von Schirach escribió esta su primera obra dramática, Terror, que se estrenó en 2015, simultáneamente en dos teatros alemanes, pero que de inmediato saltó a otros países, Austria, Polonia, Japón, Estados Unidos, China y Venezuela, y llegando ahora a México.

Bajo la buena dirección de actores y situaciones de Antonio Vega, apoyado por un muy buen equipo técnico en el que habría que mencionar a todos por sus respectivos aciertos, la acción se desarrolla, obviamente, en una sala de la Corte en la que el juicio se realiza y en la cual los actores están todo el tiempo expuestos, lo que obliga a un desempeño actoral permanente, sin pausa, lo que necesariamente tensa pero que el elenco en su totalidad resuelve muy bien.

Bien estructurada pero de alguna manera cayendo en su propia trampa de que se trata más que de un juicio jurídico de uno ético, en el que de alguna manera induce al veredicto, von Schirach logra mantener la tensión en la audiencia por su escritura, pero también por el trabajo de los protagonistas, lo cual hace un todo que merece la asistencia al teatro Helénico, en donde Terror se somete a juicio de jueves a domingo.