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Desde Otras Ciudades

Los elefantes que ya no circulan por Nueva Delhi

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▲ Una tradición milenaria está por acabar en las calles de la capital india.Foto tomada de Internet
S

in ser consciente de las pasiones que despierta a su paso, el imponente Heera, uno de los seis últimos elefantes callejeros en Nueva Delhi, cruza con paso tranquilo y pesado un barrio de la capital india.

Las autoridades locales ordenaron que estos paquidermos fueran confiscados tras años de presión por parte de grupos defensores de los animales, que acusan a sus propietarios de maltratarlos al tenerlos en esta megalópolis de hormigón y muy contaminada.

Sin embargo, queda encontrar dónde ubicar a estos colosales animales domesticados que serían incapaces de sobrevivir solos en la naturaleza.

Están apartados de su medio natural, dice un alto responsable del departamento forestal. Aún así, la falta de alimento, agua, de refugio y de cuidados veterinarios, todo eso podría exponerlos a enfermedades.

Hace medio siglo Nueva Delhi contaba con más de 200 elefantes. Estos poderosos mamíferos son muy preciados a la hora de celebrar bodas o en los templos hindúes –donde los fieles acuden en busca de bendiciones a través de ellos–. El dios Ganesh es un hombre con cabeza de elefante.

Pero en la actualidad la ciudad es un gigantesco laberinto urbano de 20 millones de habitantes, repleta de vías rápidas, por donde circulan miles de vehículos. Un entorno todavía menos habitable para un elefante que para un humano.

Mukesh Yadav, el cornaca de Heera, recuerda con nostalgia la época en que los elefantes y los hombres vivían juntos. “Antes la gente sentía un verdadero amor por los elefantes. Un solo pueblo podía tener hasta 20 de ellos.

Los llevábamos a pacer en los campos y pasearse libremente por la jungla. Los presentábamos orgullosamente en bodas y fiestas. ¿Y ahora viene el gobierno a vernos, reclamando que son de su propiedad?, añade enfadado.

Según la prensa local, las autoridades enfrentan un rompecabezas: confiscar a los elefantes es una cosa pero... ¿dónde los meterán después?

Para los activistas ecologistas los argumentos del patrimonio cultural y de las tradiciones no hacen más que esconder la explotación comercial, mucho más sombría de esos animales.

Cofundador de Wildlife SOS, Kartick Satyanarayan insta a solucionar de una vez por todas las lamentables condiciones de vida de los paquidermos de las calles de Delhi. Si la gente supiera los métodos brutales empleados para capturar, domesticar y llevar a esos elefantes a la ciudad, nunca más querrían verlos por aquí.

Afp