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Repasan fragmentos de Las hojas muertas en el ciclo Leo... luego existo
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▲ La actriz Lilia Aragón puso voz a la obra de 1987 de Bárbara Jacobs, en la imagen.Foto Luis Humberto González
 
Periódico La Jornada
Lunes 29 de octubre de 2018, p. a12

Algunos fragmentos de la novela Las hojas muertas (1987), escrito por la narradora Bárbara Jacobs, fueron leídos por la actriz Lilia Aragón ayer en la sala Manuel M. Ponce, como parte del ciclo de fomento a la lectura Leo…luego existo, organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes.

La historia relata la vida y trayectoria de un hombre comprometido con las luchas sociales, miembro de una familia de inmigrantes libaneses, que de niño vendió periódicos en una pequeña localidad del este de Estados Unidos, que se convirtió en corresponsal de una revista neoyorquina en el Moscú de los años 30 y combatiente como integrante de la Brigada Internacional Lincoln, en la guerra civil española, y que posteriormente, entre varios oficios y quehaceres, se estableció en Ciudad de México.

Se trata de la historia de mi padre, comentó la autora. Hace años se me ocurrió contarla. Es una especie de memoria, contada con distintas voces. En lugar de ser narrada por mí, es relatada por mis hermanos y hermanas, como si lo hicieran unos niños.

Consta de tres tiempos. Primero es nuestra infancia, el tiempo en el que queríamos conocer y saber de la vida del padre. Después se narra lo que averiguamos de él durante su viaje a Moscú y su participación en la guerra civil de España. Su matrimonio con mi madre en Estados Unidos, su salida de ese país, ya que le retiraron su pasaporte por haber estado en Moscú, y su llegada como indocumentado a México.

Jacobs cuenta que además de gran lector “era un hombre que jamás nos contó de sus hazañas; era muy callado, reservado y retraído, salvo los 31 de diciembre, que se alocaba un poco.

“Sobre su vida, su participación en la guerra civil y otras cuestiones averigüé de distintas formas, pues no teníamos datos de primera mano, a pesar de tener junto a nosotros al personaje protagonista de la novela.

“Tengo que confesar que me robé cartas, que abrí un cajón donde mi mamá guardaba celosamente las fotos de mi papá en la guerra.

Cuando llegaban amigos de mi papá a la casa me colocaba detrás de las cortinas para escuchar todo lo que podía; aunque también, claro, me documente en la realidad. Pero básicamente fue como una labor de espionaje; nadie sabía lo que estaba haciendo. Tengo 10 versiones de la historia; hasta que encontré una voz múltiple como forma estilística para narrarla, confió la también articulista de este diario.

Es una novela que ahora cumple 31 años viva; es decir, que ha sido editada y reditada de manera permanente; la publicación más recientemente, por el sello Era, en edición de bolsillo, añadió la autora.

La actriz Lilia Aragón destacó que se trata de una historia extraordinaria y disfrutable sobre las vicisitudes de un hombre cuya vida llega a ser heroica.