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En tercera persona, obra incómoda sobre los demonios individuales en el Teatro de la Ciudad
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▲ Coreografía del bailarín Francisco Córdova, a cargo de Physical Momentum.Foto cortesía de la producción
 
Periódico La Jornada
Viernes 7 de diciembre de 2018, p. 9

Al bailarín, coreógrafo y pedagogo mexicano Francisco Córdova siempre le ha interesado hablar de las partes oscuras de las personas. En los años recientes ha querido expresarse desde una cosa infernal o demoniaca.

Para hacerlo creó En tercera persona, obra que presentará hoy con su compañía Physical Momentum a las 20:30 horas, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris (Donceles 36, Centro Histórico). La coreografía contó con el apoyo del programa Jóvenes Creadores 2013-2014.

La temática de la pieza es hablar justamente de uno mismo, pero por medio de la mirada del otro. Es decir, siempre poder descifrar y exponer todos los demonios que nos componen como individuos. Los multiplico con la misma cara como si fuera una sola persona pero representada por medio de cuatro. Es un trabajo de máscara corporal, expresa Córdova entrevistado por La Jornada. Es una mezcla de trabajo de máscara neutra y con el de fisicalidad dancística que “he investigado durante mucho tiempo. La finalidad era construir el cuerpo físico de este personaje, que no tiene ninguna expresión facial, o donde no se expone ninguna expresión emotiva.

El espectáculo dancístico En tercera persona está construido mucho más desde lo visual que en el conducto dramático, continúa Córdova. Al ver al mismo personaje multiplicado, pues ya hay un conducto ligero de entender la obra, lo que no es ligero es el lugar donde se encuentra, que consiste en una escenografía y un diseño de iluminación muy específicos que lo hace adentrarse en ese mundo abstracto donde se ubica.

En julio pasado, el entrevistado montó el espectáculo de gran formato Ten cuidado con lo que deseas en la sala principal del Palacio de Bellas Artes. El mismo compositor, Manuel Estrella, creó la música para las dos piezas que ayuda a generar tanto este espacio íntimo y de locura que tiene el personaje como el espacio donde lo habita.

–Por lo visto es una obra nada complaciente para espectador, al que cuestiona, reta e incomoda.

–Creo qué sí va a incomodar (risas). Incomodar lo sonoro porque es muy fuerte, un poco lo visual porque es muy asfixiante ver durante una hora a un personaje con una máscara de látex, que se está ahogando. Me gusta mucho generar la incomodidad desde algo muy crudo; sin embargo, siempre intento regresar a lo que nos conecta a una sensibilidad poética muy bella. En efecto, hay muchas cosas que no todo el tiempo gustan, no por estar mal hechas, sino porque no todo tiene el mismo perfil de conjunto. Es modular, hay momentos bellos, otros caóticos, lo que justamente hace que la pieza mantenga diversos tonos y pueda sobrevivir. Qué pueda generar justamente toda esta gama de estímulos para el espectador.

Córdova, quien vive entre Barcelona, Bruselas y Berlín, dice que la técnica dancística empleada es en realidad un cúmulo de técnicas, que incluye un vocabulario acrobático y trabajo de piso. No empleamos vocabularios académicos o a los que las personas están acostumbradas, sino que hay un poco más de riesgo. Es un contenido más explosivo o adrenalínico, incluso hiriente para quien lo ve.