Opinión
Ver día anteriorSábado 19 de enero de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Apuntes Postsoviéticos

¿Un solo país?

D

e un tiempo para acá, circula con intensidad el rumor de que el Kremlin alberga planes para formalizar la plena integración de Rusia y Bielorrusia, eufemismo con que se pretende tapar una posible absorción como parte de la Federación Rusa del pequeño vecino eslavo, el cual poco podría aportar en el plano económico –con una población que es menor que el número de habitantes de Moscú–, pero reviste gran valor estratégico al tener frontera con varios miembros de la OTAN.

Aunque desde los tiempos de Boris Yeltsin, cuando, alcoholizado y enfermo, se concibió como alternativa para mantenerlo en el poder, Rusia y Bielorrusia integran una suerte de confederación –que parece más un membrete y, eso sí, respeta la soberanía de cada uno de sus integrantes–, ahora se comenta que la idea es fundar un solo país.

En otras palabras, se habla de aprobar una nueva Constitución y, por supuesto, de despejar el camino para un presidente que no esté impedido –sin necesidad de repetir el grotesco enroque con su leal escudero en funciones de primer ministro– de seguir despachando desde el Kremlin, como después de 2024, según la Carta Magna vigente, no podría hacerlo Vladimir Putin.

Esta es la versión que impulsan quienes perderían su situación de privilegio con otro mandatario y procuran perpetuar en el poder a Putin. Pero también hay otro tipo de motivaciones para efectuar una nueva incorporación a la Federación Rusa, en este caso de las seis regiones que integran Bielorrusia, cuyo impacto sería equiparable a la anexión de Crimea hace cuatro años. De llevarse a cabo, comentan sus adeptos, Rusia podría instalar bases militares en la frontera misma con la OTAN, posibilidad que Bielorrusia rechaza hasta ahora.

Voceros oficiales de ambos países desmienten que vaya a producirse la fusión. Aleksandr Lukashenko, el gobernante de Bielorrusia, llegó a afirmar que la nación está preparada para afrontar las amenazas a su independencia que llegan desde Occidente y también desde Oriente, en alusión a Rusia.

Minsk, que saca provecho de coquetear por igual con Bruselas y Moscú, quiere seguir comprando gas natural ruso barato, por lo cual no debe descartarse que todos estos rumores sobre las intenciones rusas de expandirse no sean sino una carta más de presión del Kremlin en la mesa de negociaciones.