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Pronósticos divergentes
E

n su más reciente actualización de los pronósticos sobre el desempeño de la economía mundial, el Fondo Monetario Internacioal (FMI) ha reconocido que la expansión global se ha debilitado. Tanto las grandes economías asiáticas como Europa han mostrado dinámicas más débiles de las que se esperaban. Consecuentemente, la previsión de crecimiento global se estima en 3.5 por ciento este año y 3.6 en 2020. Esta proyección es menos 0.2 y 0.1 por ciento, respectivamente, de lo que se estimó apenas en octubre pasado.

Para México, el FMI ha reducido sus previsiones de crecimiento 0.4 y 0.5 puntos porcentuales para 2019 y 2020, dejándolas en 2.1 y 2.2 por ciento de crecimiento, en ese orden. La razón específica que argumenta para esta reducción es que espera que la inversión privada sea menor que la que esperaban en octubre pasado. En general se alude a los conocidos riesgos derivados de las tensiones comerciales, el aumento de las tasas de interés estadunidenses, un deterioro de la percepción de riesgo entre los inversionistas financieros, así como los altos niveles de endeudamiento público y privado.

AMLO reaccionó a este pronóstico señalando que el FMI se sorprenderá con el crecimiento económico de México en este año. Según él, su pronóstico de 2 por ciento fallará. El mismo gobierno de AMLO, en las metas planteadas cuando presentó el Presupuesto de Egresos de la Federación y la Ley de Ingresos estableció que se espera un crecimiento puntual de 2 por ciento real, aunque se habló de un intervalo de crecimiento de entre 1.5 y 2.5 por ciento real. De modo que las estimaciones de Hacienda, que consideraron el consenso de las expectativas de los analistas económicos, coinciden con las del FMI. Así que parece que se han modificado las expectativas gubernamentales.

Los analistas del sector privado, que se publicitan como el mercado, también han modificado sus expectativas a la baja. En este momento esperan un crecimiento de la economía mexicana de entre 1 y 1.5 por ciento. Establecer un pronóstico informado no es sencillo. Aunque el comportamiento del tipo de cambio es un indicador relevante, como lo señala AMLO, no puede dar cuenta de la evolución probable y posible de las variables macroeconómicas básicas. De modo que pese a su apreciación no es suficiente para modificar las expectativas. Es necesario considerar muchas otras variables.

No se trata, tampoco, de que cada quien subjetivamente estime la manera en la que puede desempeñarse la economía global y las economías nacionales. Se modifican cuando hay elementos en el registro reciente del desempeño económico, así como en los comportamientos futuros que parecen probables. En este momento no hay información consistente que pueda modificar las metas presentadas oficialmente por Hacienda. Pudiera haber indicios, pero no son concluyentes.

Hasta ahora estos indicios no son favorables. Los precios del crudo han sido muy volátiles, reflejando las condiciones de oferta, junto con los datos que muestra una desaceleración de las mayores economías. La expectativa que plantea el FMI es que el precio del barril ronde los 55 dólares, lo que significará menores ingresos por este concepto para nuestro país. Las tasas de interés se han elevado en los mercados relevantes, lo que ha llevado al BdeM a aumentar las tasas domésticas. La apreciación del dólar respecto al euro y la libra ha provocado flujos de capital hacia Estados Unidos en detrimento de las economías emergentes.

A escala nacional hay discusión sobre el comportamiento del consumo de los hogares. En el último trimestre de 2018 hubo un bajo crecimiento y hay quien afirma que habrá una desaceleración mayor debido a la reducción salarial en los mandos superiores del sector público y a los despidos de empleados públicos de confianza. Una opinión contraria es que el consumo de los hogares repuntará debido al impacto de los programas sociales: el de Jóvenes construyendo el futuro y el incremento a la pensión a los adultos mayores. Lo cierto es que los impactos netos de estos programas no se verán en el primer trimestre, lo que pudiera indicar que su aporte al PIB será limitado.

La evolución que se observe en los dos primeros trimestres permitirá apreciar de mejor manera el desempeño anual. Para los detractores del nuevo gobierno los malos resultados, es decir, un ritmo de crecimiento menor al estimado por Hacienda, llevará a AMLO a acelerar el crecimiento del gasto público para dinamizar la economía. El planteo carece de fundamento. AMLO y el equipo económico han señalado repetidamente que cumplirán con las metas fiscales. Habrá mayor gasto si se lograran mayores ingresos, pero no se elevará el gasto financiándolo con endeudamiento adicional. Así que en esta discusión de AMLO con los pronósticos del FMI todo indica que la razón está del lado del fondo.