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Ciudad perdida

Taxis y plataformas: hora de poner fin al caos// En programa de bacheo dejan sola a Sheinbaum

N

i como defenderlos. Los taxistas de la ciudad, unos 141 mil, según datos oficiales, han creado una imagen de ellos mismos muy alejada de lo que se supone debe ser un prestador de servicios al público, y hoy que pretenden algo de justicia no hallan eco en la mayoría de la población capitalina.

unos mil choferes con sus unidades –hay quien asegura que fueron 4 mil–, provocaron ayer un caos en el tránsito para manifestar su inconformidad con las condiciones de competencia que enfrentan contra los vehículos de alquiler que trabajan a partir de plataformas digitales.

Las demandas de los taxistas son a todas luces justas, pues las obligaciones fiscales que deben cumplir los hacen caer en desventa-ja que sirve de pretexto para el pésimo servicio que prestan, pero es necesario, porque, entre otras cosas, suple las carencias de un sistema de transporte público eficiente y suficiente.

Piso parejo demandan los taxistas. Hasta hoy los dueños de los vehículos deben pagar una serie de impuestos para circular. Lo mismo la revisión de las unidades –pues deben cumplir con ciertos requisitos para rodar por las calles– e incluso la pintura de esos carros va de acuerdo con el capricho de los jefes de gobierno.

Y mientras eso les pasa a los propietarios de las unidades que trabajan con taxímetro, los que se amparan bajo el nombre de Uber, por ejemplo, parecen estar fuera de cualquier norma; es decir, no están sujetos ni siquiera a la revisión de las unidades por parte del gobierno.

Así las cosas, quienes más pagan por impuestos deberían tener tarifas correspondientes a sus inversiones y su servicio debería de ser de excelencia, pero esa no es la realidad. Los vehículos que trabajan bajo el régimen de taxímetros ofrecen un pésimo servicio, las unidades siempre o casi siempre están en deplorables condiciones, y frente a ello parece que el cobro del trabajo es excesivo.

Dadas esas circunstancias, el gobierno deberá tener la sapiencia para imponer condiciones de operación por encima de las que se tienen actualmente, pero sin dejar de observar a los prestadores del servicio. Por lo pronto y establecidas las coordenadas, la pregunta es: ¿a quién o a quienes sirven los líderes de los trabajadores de ese gremio? ¿qué se busca?

Los taxistas no tienen apoyo de la gente, los que ofrecen el servicio a través de plataformas digitales están, por decirlo de alguna manera, fuera de los reglamentos que permiten la circulación de autos de alquiler; en otras palabras, fuera de la ley. Es hora de poner fin a este caos, antes de que el caos nos alcance.

De Pasadita

Aunque no se le dio la difusión suficiente, la acción conjunta del gobierno de Claudia Sheinbaum para pavimentar de un solo golpe muchas avenidas de la ciudad se empieza a notar y a agradecer. No es fácil coordinar a quienes intervienen en esa acción que dejó pendiente el gobierno de Miguel Ángel Mancera.

Si alguna queja hubo y es frecuente en las calles de la capital, es precisamente esa: la de los baches, que son la amenaza del día a día, y la acción de la jefa de Gobierno no ha sido acompañada por los alcaldes, porque está visto que la proliferación de los hoyos en las calles, como si se tratara de una enfermedad contagiosa e incurable, se sigue propagando a las muy pocas calles que no los tenían. Alguien debe decirles a los alcaldes, aunque sea sólo a los de Morena, que no se vale dejar sola a la jefa de Gobierno.