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Ciudad perdida

La dupla PAN-PRD // Razón de pesos

F

rente a una realidad que no les promete buenos horizontes, si se toman en cuenta los resultados de las últimas elecciones, PAN y PRD se perfilan como una organización de derecha que les permita continuar en la contienda.

No se fusionarán, y entre los acuerdos no escritos queda claro que están en absoluta libertad de lograr alianzas con algún otro partido, aunque su prioridad sea competir aliados todas las veces que les sea posible y convenga a sus intereses.

Punto de mayor importancia para esta estrategia de sobrevivencia, la Ciudad de México se tiene inscrita en tinta roja. Establecer acuerdos que finquen rutas de trabajo desde donde se construyan alternativas de derecha que contrasten con las acciones del gobierno de Claudia Sheinbaum, es vital.

No obstante, la capital del país parece el punto más difícil para que esa alianza se logre. Quienes quieren que la idea aborte –son más los panistas que los perredistas en esa postura– advierten que las militancias se niegan a reconocer como par a quienes siempre fueron sus enemigos, y más que buscar puntos de coincidencia miden fuerzas como contrarios.

Para muchos panistas establecer acuerdos con el PRD es hacerles un favor. Según las cuentas de algunos líderes azules, el PRD ya no significa nada, o apenas unas siglas descompuestas y sin futuro; para otros, menos radicales, los amarillos aún mantienen algunos bastiones en la Ciudad de México.

La alcaldía de Gustavo A. Madero es un primer objetivo. El muy gris desempeño del actual alcalde hace pensar a los perredistas que esa demarcación puede ser recuperada. Francisco Chíguil se ha convertido en una decepción –para los que supusieron que podría hacer un buen gobierno–, y también en el eslabón más débil de Morena en la capital.

Pero mientras el PRD piensa en recuperar GAM, el panismo está preocupado por Benito Juárez. En ese lugar se van a construir esfuerzos mayores para conseguir que la gente no le dé la espalda a los azules. De todas formas es prioridad.

Sea como sea, y por más cerca que se encuentren esos partidos, a los que ya no les importa la ideología, no habrá fusión, cuando menos no por ahora. Unos y otros pretenden seguir con sus siglas, es decir, con los dineros que les otorga el gobierno para que ellos los administren.

De eso se trata, de que cada uno tenga sus propias ganancias. Pensar en que el azul administrará a los amarillos, o viceversa, eso sí sería un atentado contra los liderazgos que en ese punto nunca tendrían acuerdo, y de esa forma prefieren sacrificar principios, no pesos.

De cualquier manera, PAN y PRD seguirán actuando como un solo partido en las elecciones que vienen para no dejar ir ni un centavo de las prerrogativas que les tocan por sus esfuerzos. Gracias por competir.

De pasadita

Los anuncios que en torno al medio ambiente ha hecho Claudia Sheinbaum, con acciones que muestran su preocupación por el tema, han señalado un rumbo a la capital del país donde el factor futuro es el compromiso fundamental.

No será fácil romper con los paradigmas que se mostraron durante muchas décadas en esta ciudad, pero Claudia está dispuesta a echar sabiduría y voluntad para que, al final de su mandato, la Ciudad de México tenga y muestre un perfil del medio ambiente y social totalmente diferente al que hoy se vive.

Por lo pronto, como decíamos, ya se trazó el rumbo, y si como la jefa de Gobierno piensa, la gente se da cuenta de qué es lo mejor para la metrópoli, será esa misma gente la que impida que en adelante se tuerza ese trazo que ayer se anunció. Ojalá así sea.

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