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Surgen versiones de que era un taller de armas

Más de 300 migrantes siguen recluidos en el albergue de Libia bombardeado el martes

Acepta el rebelde Jalifa Haftar que tenía en la mira un puesto miliciano cercano al refugio

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▲ Personal de socorro asiste a una persona herida, luego de los bombardeos contra los hangares que alojaban a unos 600 migrantes. En el ataque murieron 44 y se registraron 130 heridos. Se sabe que en las afueras de Trípoli permanecen más de 3 mil personas en busca de refugio.Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 5 de julio de 2019, p. 22

Trípoli. Unos 300 migrantes continúan recluidos en el centro de Tajura, cerca de la capital libia, Trípoli, tras un bombardeo aéreo que provocó más de 44 muertos y 130 heridos, informó ayer la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Sobre los más de 600 migrantes que se encontraban en el centro, 300 continúan en el sitio, recibiendo asistencia humanitaria de la OIM, afirmó Safa Msehli, encargada de comunicaciones de esta organización en Libia.

Msehli no pudo confirmar la información según la cual decenas de sobrevivientes habrían huido la noche del martes tras el ataque aéreo, pero en un comunicado la OIM destacó que sus equipos habían localizado y trasladado a un hospital a un grupo de migrantes heridos en los barrios circundantes, después de salir de Tajura tras el bombardeo.

El ataque del martes costó la vida a personas inocentes y todas las partes deben actuar inmediatamente, indicó en un comunicado el jefe de la misión de la OIM en Libia, Othman Belbeisi.

Los sufrimientos de los migrantes en Libia se han vuelto intolerables. Debe quedar claro a todos que Libia no es un lugar seguro y que miles de vidas continúan en peligro, añadió.

Este drama causó conmoción internacional el miércoles, pero Estados Unidos impidió que el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) adoptase, en reunión de urgencia ese mismo día, una condena unánime a este ataque mortal. Una posición que comprueba, según expertos, el apoyo que ahora muestra la administración de Donald Trump a Jalifa Haftar, mariscal rebelde del Ejército Nacional Libio (ENL) y hombre fuerte del este del país.

Desde el 4 de abril pasado Haftar trata de tomar Trípoli y es combatido por el Gobierno de Unidad Nacional (GNA), un órgano ejecutivo de transición auspiciado en 2015 por Naciones Unidas para la dirección política de Libia.

El GNA responsabilizó del ataque del martes al ENL de Haftar y a sus partidarios extranjeros (Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Egipto).

El ENL dijo que tenían en la mira un puesto miliciano cercano, pero niega haber atacado el centro de detención de migrantes.

En ese contexto, el ministro del Interior, Fathi Bachagha, afirmó en un comunicado que el GNA plantea el cierre de los centros de acogida y la liberación de migrantes clandestinos para preservar su vida y su seguridad.

Según la OIM, entre los más de 600 migrantes retenidos en Tajura, 187 estaban inscritos en su programa de retorno voluntario, pero aún quedan unos 3 mil 300 en riesgo, en las afueras de Trípoli, donde su situación se ha vuelto más crítica desde el comienzo de la ofensiva de Haftar.

Algunos sobrevivientes al ataque aéreo del martes dijeron que fueron reclutados por la milicia local para trabajar en un taller de armas, informó la agencia Ap.

De acuerdo con esa agencia, la decisión de almacenar armas en el campo de detención de Tajura, pudo ser el objetivo del ENL en guerra con el GNA y sus milicias aliadas.

La oficina de coordinación de asuntos humanitarios de la ONU que cita a sobrevivientes del ataque aéreo también reportó que los guardias del centro de detención en Tajura igualmente dispararon contra migrantes que trataban de huir, sin causar heridos.

Agencias de la ONU y organizaciones no gubernamentales humanitarias han manifestado repetidamente su oposición a que los migrantes detenidos en altamar sean llevados a Libia, país en caos desde la caída del líder libio, Muammar Kadafi en 2011, donde son puestos en detención arbitraria o a merced de las milicias aliadas al GNA. También culparon de la tragedia a la política de la Unión Europea de asociarse con las milicias libias para evitar que argelinos, marroquíes, sudaneses, somalíes y mauritanos, así como otras nacionalidades africanas, crucen el Mediterráneo en busca de una mejor vida en Europa.

Opositores a esta política afirman que deja a los migrantes expuestos a secuestros, desnutrición y trabajos forzados y a merced de traficantes de personas o confinados en centros de detención cerca del frente sin agua ni alimentos adecuados.

En ese contexto, más de 80 personas que partieron desde Libia naufragaron el lunes por la noche ante las costas de Túnez, indicó ayer un funcionario de la OIM.

En tanto en Noruega, Svein Ludvigsen, un ex ministro, fue condenado a cinco años de prisión tras haber abusado sexualmente de tres solicitantes de asilo durante varios años, anunció ayer la fiscalía.