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Fox: al borde del colapso nervioso // Evasor fiscal y cliente Fobaproa

N

o es la única causa de su histeria y verborragia, pero tras la balconeada en la mañanera de ayer Vicente Fox debe estar en colapso nervioso que ni los ungüentos de Martita curan. Micrófono en mano, el presidente López Obrador denunció: Tengo una información de que alguno de los ex presidentes debe impuestos, pero es un asunto que tiene que ver el Servicio de Administración Tributaria (SAT).

El mandatario no dio nombres, pues el secreto fiscal se lo impide, pero fuentes de Palacio Nacional confirmaron que se trata de Vicente Fox, sin olvidarlo como beneficiario del Fobaproa, pues graciosamente trasladó sus deudas privadas para que los mexicanos de a pie se las pagaran.

La novedad, llamémosla así, es la evasión fiscal (condonación, dicen las fuentes de Palacio Nacional) del señor de la lengua larga y las ideas cortas, porque el elemento del rescate de sus deudas bancarias se conoció desde tiempos de la campaña presidencial del año 2000, en la que, lamentablemente, resultó ganador el esposo de Martita.

Incluso antes de los comicios de aquel año ya se tenía información. Por ejemplo, en octubre 1999 la bancada perredista en San Lázaro denunció que las deudas de Vicente Fox, Carlos Medina Plascencia y Fauzi Hamdan (guardaespaldas parlamentarios de los banqueros) están en el Fobaproa, y ellos pertenecen al Barzón de los multimillonarios. Estos políticos obtuvieron quitas a través de restructuraciones con cargo a los recursos fiscales.

Fox (que al cierre de esta columna no había dicho ni Twitter) se sirvió con la cuchara más grande que encontró para evadir al fisco y que otros (léase los mexicanos de a pie) pagaran sus deudas y las de su familia. Pero también a sus amigos permitió lo mismo, sin olvidar que, ya como inquilino de Los Pinos, no sólo avaló, sino que presumió la venta de Banamex (a Citigroup) y Bancomer (al banco español BBVA) totalmente libre de impuestos para los hasta ese momento accionistas mexicanos, de las cuales se hicieron gracias a la benevolencia de su amigo Carlos Salinas de Gortari.

Tampoco hay que dejar de lado que Fox, junto con su secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz (hoy con el agua hasta el cuello por la empresa Oro Negro y la orden de aprehensión en contra de su hijo y de su sobrino) adelantaron, sin chistar, la multimillonaria cobertura de los pagarés Fobaproa, favorables, obvio es, a los banqueros, mientras que a los mexicanos que pagan la factura les dieron una patada.

De todo esto el SAT y el IPAB tienen información detallada. En vía de mientras, en la mañanera de ayer, el presidente López Obrador dijo que una de las vertientes de la corrupción en México tenía que ver mucho con la condonación de impuestos. Se habla hasta de arreglos arriba, cupulares, se creaban sistemas especiales para reducir o no pagar impuestos; era parte de los acuerdos de la cúpula del poder.

Un colega le preguntó: “¿A qué ex presidente se refiere?, y López Obrador respondió: Ahí en el SAT, a ver si es posible darlo a conocer por la cuestión de las leyes. Pero independientemente de si se da o no a conocer, lo que sí les puedo decir es que se está procediendo legalmente en contra de todos los evasores fiscales, sean quien sean, contra todos. Ya no vale palanca; no hay influyentes que tienen privilegios mientras la mayoría de los mexicanos son maltratados.

Las rebanadas del pastel

Por cierto, en abril del año 2000 el entonces secretario adjunto del IPAB, el mismísimo José Antonio Meade, aseguraba que al cierre de 1999 los pasivos del rescate bancario (Fobaproa) sumaban poco más de 722 mil millones de pesos y de mantenerse la actual estrategia de amortización, consistente en recursos equivalentes a 0.6 por ciento del PIB, quedarán liquidados en aproximadamente 20 años. Pues bien, dos décadas después de tan alegre declaración, la estrategia se ha mantenido intocada y poco falta para que los susodichos pasivos rebasen el billón de pesos.