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Siempre mantuvo viva la llama de la cultura mesoamericana

Colegas, amigos y discípulos destacan la extraordinaria generosidad del maestro León-Portilla // Tienen mucho que agradecerle, expresan

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▲ El historiador y el entonces jefe de Gobierno del DF y hoy presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, en la inaguración de una preparatoria en Xochimilco, en 2003.Foto José A. López
 
Periódico La Jornada
Miércoles 2 de octubre de 2019, p. 6

Gran pesar causó la partida del historiador Miguel León-Portilla entre sus colegas, amigos y discípulos, quienes resaltaron la extraordinaria generosidad del maestro, quien siempre se preocupó por mantener viva la llama de la cultura mesoamericana.

La escritora Elena Poniatowska recordó el arduo trabajo del historiador, de la mano de Ángel María Garibay, para recuperar la filosofía y la poesía náhuatl.

León Portilla, expresó la escritora, “hizo aportaciones enormes para dar sentido a nuestra filosofía. No hay nada más hermoso que sus libros La educación del niño entre los náhuatl: consejos a una niña náhuatl y Consejos de un padre náhuatl a su hija. Son poesía pura y además dan un maravilloso testimonio de la sabiduría de los antiguos mexicanos.

“Tenemos mucho que agradecerle, porque su acción sobre México a través de la recuperación de nuestro pasado es también una guía.

“Abrió todo un campo absolutamente inesperado sobre la filosofía y la literatura mexicanas. Es una especie de código civil el suyo. Los Consejos a una niña náhuatl son un código civil y un código moral.”

Forjó muchas generaciones

La secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto, señaló a La Jornada: fallece el maestro León-Portilla, a quien hemos acompañado en vida y en sueños; muere en un año fundamental para el pensamiento que forjó, pues a muchas generaciones nos hizo ver a un México que permanecía oculto. Él dignificó la lengua, la diversidad, el conocimiento, la sabiduría de nuestras culturas, la filosofía, la literatura, la poesía. Todas las casas de estudio son sus casas, todas las aulas son suyas, todos los pueblos son suyos y justamente en todos ellos lo despedimos hoy.

Recordó que durante lo que va de 2019 se realizaron varios homenajes al escritor, quien fue hospitalizado en enero, para acompañarlo porque él estaba aferrado a la vida, a la que amó hasta el último minuto. Haremos homenaje a su legado, que es eterno, a su pensamiento. El maestro seguirá vivo en sus libros y en sus miles de investigaciones, lo honraremos con todo cariño.

Cristina Pacheco, periodista y escritora, señaló que pocas personas han hecho lo que él por México. Dedicó todo su tiempo a descubrirnos lo mejor de nosotros. El espíritu del mundo indígena. Su sonrisa era maravillosa y demostraba una generosidad extraordinaria. Me gustaba muchísimo encontrarlo en El Colegio Nacional e intercambiar unas palabras, siempre eran luminosas, optimistas, mirando hacia el futuro, pero sin apartar los pies del pasado. Era un hombre sabio, generoso y, algo muy importante, bueno.

Vicente Rojo, artista plástico, afirmó: México pierde a una figura intelectual de excepción. Fue un creador en las múltiples investigaciones que abordó, lo mismo como filósofo nahuatlaco que como historiador, antropólogo o lingüista. Nos deja una obra extraordinaria en los numerosos campos que estudió. Supo defender y amar a quienes fundaron a México y lo llevaron a su grandeza original y que hoy están en el abandono. Era una persona de una dignidad íntegra. No se limitó a traducir poesía náhuatl, sino que escribió poesía en náhuatl. No puedo dejar de mencionar que tenía un fino sentido del humor, característica de los genios.

Antonio García de León, colega y discípulo de León-Portilla, destacó que su maestro se preocupó por descifrar las claves de la cultura mesoamericana y mantener viva esa llama; fue demasiado generoso con sus alumnos. Estoy seguro que su camino al Mictlán será bueno.

El poeta Natalio Hernández señaló que León-Portilla marcó una huella importante en el corazón y en el pensamiento de los mexicanos del siglo XX. “Podríamos decir que abre un nuevo horizonte de ese México que tanto queremos y por el que luchó para que la palabra formara parte del proyecto de nación que es México en el siglo XXI. Fue un gran humanista que abrió la puerta del nuevo proyecto de nación incluyente, intercultural, multilingüe, multiétnico y pluricultural. Miguel León-Portilla vivirá con nosotros a través de sus múltiples obras; por ejemplo, su libro La flor y el canto de los antiguos mexicanos”.

Uno de los grandes del siglo

Javier Garciadiego, historiador y director de la Academia Mexicana de la Historia, expresó que tratándose de Miguel León-Portilla “cualquier reconocimiento, cualquier adjetivo admirativo, sale sobrando. Fue uno de los grandes de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI, su legado intelectual es impresionante, porque en buena medida nos hizo rescatar el mundo ese al que llamamos prehispánico y luego se preocupó por el náhuatl y los indígenas del presente.

“Pocas personas, con su entusiasmo para vivir, con su fuerza, con su generosidad. De verdad, uno de los grandes grandes grandes mexicanos. En cuanto a la Academia Mexicana de la Historia, simplemente decir que fue el primer miembro emérito que tuvimos. Para nosotros es tristísimo. Algún día tenía que descansar, porque su vida fueron 93 años de trabajo más que intenso. Era un hombre con una energía increíble. Era un gigante y extraordinario ser humano.

La academia le rendirá un homenaje, quedamos en espera de lo que decida Chonita (su esposa). El Colegio Nacional realiza un coloquio muy importante sobre el quinto centenario de los conquistadores españoles y está dedicado a Miguel León Portilla. Su espíritu no va a desaparecer.

La poeta en lengua zapoteca Irma Pineda, traductora y defensora de los derechos de los pueblos indígenas, comentó: “nos enseñó mucho de su sabiduría, pero también de su generosidad, siempre estuvo dispuesto a compartir con los que queríamos aprender o hacer algo de trabajo con pueblos indígenas.

Como escritores en lenguas indígenas, sentimos que se nos ha ido un enorme apoyo intelectual. Don Miguel siempre fue un gran sustento. Era miembro honorario de nuestra asociación de escritores. Nos abrió puertas de instancias, de medios que permitieran que en muchos espacios difundir la voz y la literatura de los pueblos indígenas. Se nos va no sólo el maestro, el padre, el hermano, sino también un gran aliado.

Jaime Labastida, poeta, director de Siglo XXI Editores y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, señaló que “primero el doctor Ángel María Garibay y después León-Portilla nos pusieron ante los ojos las maravillas que contiene esos textos recogidos fundamentalmente por Fray Bernardino de Sahagún. Esa es una aportación a nuestra cultura.

El trabajo de León-Portilla nos ha dado una nueva visión, nos ha generado rasgos de nuestro carácter que son insoslayables. Otro aspecto es su increíble sentido de la amistad y su maravilloso sentido del humor. Derrochaba alegría, con una memoria realmente fantástica. He perdido un maestro y un amigo, y México a un maestro de la vida.

Destacó también que el doctor León-Portilla no fue solamente un gran intelectual, su labor no se va a perder. En más de 30 años animó al Seminario de Cultura Náhuatl y allí hay un discípulo suyo de primer orden: Patrick Johansson.