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Al menos Mil 700 desplazados

Zirándaro vive crisis humanitaria por violencia: alcalde y pobladores

Advierten que si las autoridades no intervienen, se armarán para defenderse

Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 23 de enero de 2020, p. 24

Zirándaro, Gro., Pobladores de Zirándaro de los Chávez solicitaron a los gobiernos federal y estatal que reconozcan que en nuestro municipio vivimos una crisis humanitaria; incluso hay 14 personas desaparecidas, que se presume ya están muertas.

El edil, Gregorio Portillo Mendoza, del partido Morena, agregó que los enfrentamientos entre grupos de la delincuencia organizada provocaron el desplazamiento de unas mil 700 personas de las comunidades de la sierra y zonas aledañas.

De Chilpancingo a San Rafael hay casi 500 kilómetros, un trayecto de ocho horas en vehículo por carretera y caminos de terracería. A partir del entronque de la carretera que va de Ciudad Altamirano a Zihuatanejo se llega a Zirándaro, y de ahí a San Rafael. En ese tramo de unos 100 kilómetros se observan decenas de pueblos abandonados.

Además de casas vacías –muchas con muescas de disparos y una incendiada en San Rafael–, se observan caballos, chivos, borregos, vacas, gallinas, perros y gatos abandonados. En el camino que va de San Rafael a Guayameo muchos ganaderos sacaban animales y maíz. Aún tenemos que caminar más de 20 kilómetros, se quejó una de las campesinas que arreaban ganado.

Entrevistado en San Rafael luego de encabezar una operación para que algunos de los desplazados recogieran sus pertenencias, con apoyo de la Guardia Nacional y las policías estatal y municipal, el alcalde señaló que los enfrentamientos en esta comunidad se iniciaron el martes de la semana pasada.

Otros pueblos en torno a la cabecera municipal de los que ha huido la gente son Pandacuareo, Corutzen, Las Colonias, Las Enramadas, San José, San Francisco, La Huerta y La Cimarrona. En el caso de San Rafael hubo persecución de pobladores por los cerros por parte de uno de los grupos de la delincuencia, indicó.

Recordó que apenas el jueves pasado se suscitó un tiroteo en Pandacuareo. “Hoy tenemos a sus 300 pobladores desplazados. Esta situación se está viviendo desde noviembre pasado, vivimos una crisis humanitaria; tenemos cientos de personas durmiendo en el piso, incluidos niños y ancianos. Aquí en San Rafael dejaron todo. Más de 60 por ciento tuvieron que caminar por los cerros; ustedes (los periodistas) pudieron observar que todas las casas están saqueadas.

Se agotan los alimentos

Si sumamos las comunidades de la sierra en donde hay mil 200 desplazados, más estas restantes, que son alrededor de 500 ciudadanos que huyeron, en total serían mil 700. Estamos invirtiendo diario 10 mil pesos a través del comedor comunitario, pero el presupuesto, si acaso, nos va a durar unos 10 días. Muchos de los desplazados aportan para su comida, pero no será por mucho tiempo; el municipio no tiene recursos.

La exigencia es que se establezca una base de operaciones del Ejército y la Guardia Nacional para que los desplazados regresen a sus comunidades. Esta es la zona más productiva, sostiene al resto del municipio; si se nos cae, habrá una crisis.

Si bien hay presencia del 34 Batallón de Infantería en la cabecera con dos vehículos artillados y un camión de apoyo, “en Guayameo apenas se estableció ayer la Guardia Nacional, pero en San Rafael es necesario una base permanente.

La situación es crítica, yo todavía confío en que tanto el gobierno federal como el estatal entiendan que se vive en Zirándaro una situación de emergencia. Ojalá después no sea demasiado tarde, porque la gente está muy molesta, concluyó.

Una anciana solloza e interviene en la entrevista, mientras su esposo se esconde para que no lo vean llorar. Dejé mi casa sola. Ya estamos viejos y enfermos, tengo 73 años. Mi esposo se pasó enfermo todas las aguas, vivimos casi de limosna; yo dejé todos mis gallinas. Ese día vivimos lo peor. Nos sonaban las balas por todos lados. Fuimos los últimos en salir (de San Rafael) apenas ayer (lunes). El sábado, por el miedo se me entumió un pie; tenía mi lengua como encogida, no podía hablar. Lo único que tengo ahora es una bolsa con cosas que la gente de aquí (Guayameo) me dio.

Antes, en San Rafael, una de las desplazadas narró: Salimos el martes con mis suegros, mis hijos y mi marido. Huimos pasando por los cerros. Salimos a las seis de la tarde y llegamos a las 11 de la noche a Guayameo, pero iba muchísima gente, muchos niños deshidratados. Me daba mucha lástima ver a los viejitos que no podían caminar.

Uno de los comisarios del poblado de Guayameo –donde se ha concentrado buena parte de los desplazados– dijo: Si el Presidente no hace nada nos vamos a armar. De que nos maten los delincuentes, mejor que lo haga el gobierno; queremos morir con la frente en alto. No hay clases, no hay médicos, y eso no lo ven ni el gobernador ni el Presidente. Estamos viviendo como animales. Mis hijos me preguntan cuándo vamos a regresar a casa.