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Pide reconocer valía de su carrera

En el boxeo actual ya no es común ver calidad y coraje: Travieso Arce
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▲ Aunque Chávez es mi ídolo, yo también soy grande y un guerrero, resaltó Jorge Arce.Foto Jam Media
 
Periódico La Jornada
Miércoles 12 de febrero de 2020, p. a11

Como una revelación, los recuerdos de Jorge Travieso Arce brotaron mientras recorría el camino del vestidor rumbo al cuadrilátero. Cruzó los pasillos, entró al foro, desfiló junto a las hileras de butacas; lloraba, recuerda bien. El mismo trayecto que hacía en cada pelea y que hizo por última vez en 2014, cuando se retiró de un oficio al que dedicó casi dos décadas.

Esta vez fue en noviembre de 2019 para una pelea de exhibición contra el ídolo Julio César Chávez en el Auditorio Municipal de Tijuana. Un pleito de jubilados que inesperadamente despertó curiosidad y emocionó de forma genuina a los aficionados al revivir a dos protagonistas de los momentos más dignos del boxeo mexicano. El público lo vivió como si regresaran los tiempos dorados.

No lo esperábamos, es verdad, cuenta Arce; pero la gente no olvida a los peleadores que se entregaron sinceramente y dieron todo en el cuadrilátero.

La contienda de tres episodios generó debates en redes sociales y medios de comunicación, parecía increíble ver a dos retirados pegarse con gracia y valor. Durante unos días parecía que estos boxeadores estaban de regreso y que disputaban algún campeonato importante. Sólo era a beneficio de una causa social.

Ya no es común ver calidad y coraje en el boxeo actual, piensa el Travieso como una explicación sobre la gran expectativa que han generado; “son contados los que salen dispuestos a morir en el ring, la mayoría escoge rivales y busca peleas a modo; eso la gente lo nota y por eso recuerda a boxeadores como Chávez, Juan Manuel Márquez, Marco Barrera o yo, porque salíamos a dejar todo”.

Ese entusiasmo los llevó a comprometerse a una segunda batalla. Chávez y Travieso subirán al cuadrilátero el 7 de marzo, de nuevo por una causa benéfica. Sin embargo, esta vez Arce está un poco dolido porque algunos pusieron en duda sus méritos, incluido el propio Julio César.

Voy a dejar claro porque aunque Chávez sea mi ídolo, yo también soy grande y un guerrero, afirma; yo gané cuatro campeonatos en distintas divisiones, no los compré en Tepito ni me los regalaron, eso habla de una carrera comprometida y llena de valor.

Arce entrena como en sus mejores años para ofrecer un primer asalto en el que piensa poner en aprietos a Chávez. Los episodios restantes bajará la intensidad para que el ídolo popular pueda lucir su aún vistoso boxeo.

No voy a robarle reflectores, jamás, asegura; primero, porque lo respeto y admiro como a una leyenda viva y, segundo, porque es su noche y la gente quiere verlo.

Arce tiene, además, otro motivo para recordar al público quién era en sus años en activo, como un gladiador que podía terminar ensangrentado y con la nariz rota, pero orgulloso del combate ofrecido. Hace unos días, un par de periodistas veteranos publicaron sus respectivas listas de quiénes eran los peleadores históricos en México. Chávez, hasta arriba de ambas clasificaciones; el Travieso también aparece, pero por debajo de colegas que considera insustanciales.

Todas las listas son polémicas, asume Arce; pero que aparezca abajo de alguien como Antonio Margarito, un peleador dudoso y que se demostró que hizo trampa, no me parece. Yo soy de los pocos mexicanos con cuatro títulos del mundo en distintas divisiones y eso, aunque no lo reconozcan, es una hazaña.