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Fábulas feministas y otros textos
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▲ Suniti Namjoshi (Bombay, 1941).Foto cortesía de la editorial Paraíso Perdido
Periódico La Jornada
Sábado 22 de febrero de 2020, p. 3

Del Panchatantra

En la ciudad sagrada de Benarés vivía un brahmán* que caminaba por las orillas del río, y al mirar a los cuervos que flotaban río abajo alimentándose de los restos de los cuerpos calcinados, se consoló diciendo: ‘‘Es verdad que soy pobre, pero soy un brahmán; es verdad que no tengo hijos, pero soy indiscutiblemente un hombre. Debo ir al templo y rezar al Señor Vishnú para que me dé un hijo’’. Así que fue al templo y el Señor Vishnú lo escuchó, y el Señor Vishnú le concedió su deseo. Sin embargo, sea por una distracción, o por alguna otra razón más abstrusa, le dio una hija. El brahmán quedó decepcionado. Cuando la niña tuvo edad suficiente, la mandó llamar y le dijo: ‘‘Soy un brahmán. Tú eres mi hija. Yo esperaba recibir un hijo. No importa, de todas formas te enseñaré lo que sé, y cuando estés lista ambos meditaremos y buscaremos consejo’’. Aunque solo era una mujer, ella era brahmán, así que aprendió muy rápido, y entonces ambos se sentaron a meditar intensamente. En poco tiempo apareció el Señor Vishnú. ‘‘¿Qué es lo que quieren?’’, preguntó. El brahmán no pudo contenerse y de inmediato dijo: ‘‘Quiero un hijo varón’’. ‘‘Muy bien –dijo el dios–, en tu próxima vida’’. El brahmán reencarnó en una mujer y dio a luz a ocho hijos varones. ‘‘¿Y tú qué quieres?’’, le preguntó a la muchacha. ‘‘Quiero tener el estatus de un ser humano’’. ‘‘Ah, eso es mucho más difícil’’, dijo el dios, y nombró una comisión para resolver el caso.

* Los brahmanes son miembros de la casta sacerdotal en India, la más elevada de las cuatro castas en que se divide la población. (N. de las T.)

La mujer cisne

Había una vez una patita que aspiraba a convertirse en cisne. Se esforzó mucho estudiando la historia y la literatura de los cisnes, el desarrollo de su cisnedad, sus esperanzas e ideales, sus tradiciones y costumbres ancestrales. Al final hasta los cisnes tuvieron que reconocer que la patita se había convertido en todo un personaje. En una ocasión hicieron un gran banquete (los patos no estaban invitados) y le dieron a la patita un documento que decía claramente que a partir de ese momento ella podría ser una Cisne Honoraria. Ella se sintió enormemente satisfecha. Algunos de los patos empezaron a sentir que había esperanza para ellos. Otros solo se rieron: ‘‘Un pato es un pato, no debería aspirar a convertirse en cisne’’, dijeron. ‘‘Un pato es, por definición, inferior a un cisne’’. Parecía tan evidente que se olvidaron del asunto y se fueron chapoteando. Pero hubo otros que se enojaron. ‘‘Esos patos no piensan –dijeron–, no se dan cuenta de que la pata educada nos ha traicionado por la causa de los cisnes. Ellaya no es una pata, es un cisne’’. Esto también parecía evidente, de modo que fueron y le preguntaron a Andersen. ‘‘Bueno –dijo él– existen muchos patos y muchos estanques para patos’’. Pero eso no resultó de gran ayuda, así que agregó: ‘‘El asunto es que están empezando a cuestionar la naturaleza de los patos y los valores de los cisnes’’. ‘‘Así es –respondieron ellos–, lo sabemos, ¿pero en qué acaba esto?’’. ‘‘No lo sé –respondió Andersen– supongo que los patos están aprendiendo a escribir sus propias fábulas’’.

Transmisión en vivo

La Mujer Increíble cruzó los cielos en una ráfaga, lazó un planeta y lo puso de nuevo en órbita, rescató una nave espacial, aplanó una montaña, enderezó un edificio, le sonrió a un niño, atrapó a unos cuantos ladrones, y todo tan solo en una mañana. Luego se tomó un respiro para visitar a su psiquiatra, porque en el fondo es una mujer verdaderamente femenina y todo lo que desea es tener una vida normal.

El muñeco

Dos niñas elaboran un muñeco. Es un muñeco varón, hecho de palos. Atada a los palos, una piedra redonda hace las veces de cabeza. Esun muñeco muy frágil. Llega un niño y observa el muñeco. Las niñas le explican que el nombre del muñeco es Niño Frágil. El niño se enoja y destruye el muñeco deun golpe. Las niñas se enojan, quieren golpear al niño, pero saben que el niño es muy frágil, así que mejor recogen los palos y vuelven a empezar.

La gracia de la diosa

Sucedió que una niña muy consciente de todo y de muy altos valores fue al bosque a rezarle a la diosa. La diosa apareció y la niña le explicó la causa de su pesar: ‘‘La gente se muere de hambre, los niños sufren, hay hombres que golpean, violan y matan a las mujeres. Hay muchas personas lisiadas y los débiles son castigados por su debilidad. Hay demasiada maldad en este mundo, las cosas no pueden seguir así, tienes que hacer algo’’. ‘‘Muy bien –respondió la diosa– tu vida por la de alguien más. Dame tu vida y yo me aseguraré de que un ser humano viva de forma plena’’. ‘‘No –respondió la niña–. Yo también soy humana y tengo derecho a vivir’’. ‘‘Está bien, dos vidas humanas –replicó la diosa– y a un menor precio: lo único que tienes que darme es tu vida privilegiada’’. ‘‘No’’, respondió la niña. ‘‘¡Oh...! Bueno, ¿y qué tal si te ofrezco cinco vidas humanas? ¿Diez vidas humanas? ¿O tal vez un millón de vidas humanas por ese mismo precio?’’ La niña dudó un instante. Luego le preguntó a la diosa: ‘‘¿Te estás burlando de mí?’’ ‘‘Sí –dijo la diosa–. Resígnate, niña, y hazte cargo de tu propia vida’’.

(Traducción de las escritoras mexicanas Ave Barrera y Lola Horner)