Gabriela Rodríguez

Señoritas asesinadas en Juárez

Además de indignante, el caso de las 249 señoritas asesinadas durante diez años con lujo de violencia en Ciudad Juárez, es prueba contundente de la impunidad en la sociedad mexicana. Hoy estamos frente a una de las más sangrientas muestras del poder sin límites al que los hombres pueden llegar frente al orden social en que nos movemos, incapaz de garantizar la seguridad de los más débiles; un sistema que prefiere hacerse cómplice en vez de comprometerse con la justicia.

Al caso se aplican todas las formas de injusticia, la falta de castigo y el abuso de poder del fuerte sobre el débil: del Estado sobre los ciudadanos, del rico sobre el pobre, del adulto sobre el menor, de los hombres sobre las mujeres. Tal como afirma Elías Canetti: cuando la fuerza dura más tiempo se convierte en poder. "La diferencia entre fuerza y poder se puede ejemplificar de manera evidente por la relación entre gato y ratón. El ratón, una vez atrapado, está bajo el régimen de fuerza del gato, éste lo agarró, lo mantiene apresado, su intención es matarlo. Pero apenas comienza a jugar con él agrega algo nuevo. Lo suelta y le permite correr un trecho, no bien el ratón se vuelve y corre, escapa de su régimen de fuerza. Pero está en el poder del gato el hacerle regresar. Si le deja irse definitivamente, lo ha despedido de su esfera de poder. Dentro del radio en que puede alcanzarlo con certeza permanece en su poder. El espacio que el gato controla, los vislumbres de esperanza que concede al ratón, vigilándolo meticulosamente, sin perder su interés por él y por su destrucción, todo ello reunido -espacio, esperanza, vigilancia e interés destructivo- podría designarse como el cuerpo propiamente dicho del poder o sencillamente como el poder mismo" (Masa y poder).

Los límites territoriales de los asesinatos están claramente enmarcados, son zonas bajo el control de un grupo de autoridades que son parte de los sistemas policiacos locales, en un área fronteriza que se beneficia del narcotráfico y el crimen organizado. Se ataca a señoritas de 13 a 18 años, sobre sus cuerpos se dirigen golpes, penetraciones genitales, quemaduras y marcas emblemáticas (video: Señorita desaparecida, Lourdes Portillo, 2001). Actos feroces de demostración de poder que configuran un rito criminal que supera a las peores mentes creadoras del cine de Hollywood.

El ex gobernador panista no hizo nada. El actual contralor general de la República, Francisco Barrio Terrazas, se limitó a hacer comentarios que parecen culpabilizar a las víctimas: "se trata de ciertas mujeres de familias desintegradas, con ciertas costumbres como ir a bailar y salir con muchos hombres". El hoy gobernador de Chihuahua tampoco ha hecho nada trascendente, ni antes ni después de haber sufrido el atentado.

El movimiento amplio de mujeres ha expresado su indignación en las calles, en la prensa, en los Congresos locales y federales, mientras las autoridades no han dado muestras de voluntad política para enfrentar el asunto. Recientemente un grupo de feministas solicitamos a la primera dama, señora Marta Sahagún, dirigir su poder hacia este caso; pero hasta ahora se ha limitado a expresar su indignación en una entrevista periodística.

El Instituto Nacional de la Mujer está hablando de llevar, junto con las organizaciones no gubernamentales, el caso a las cortes internacionales, pero una esperaría que desde ahí se haga primero la presión al interior del propio gobierno para proteger a las jóvenes en la zona y para buscar y castigar a los culpables, Ƒo es que ya se dieron por vencidas?

Contradictoriamente, la fracción panista del Senado en vez de apoyar los instrumentos internacionales para defender este tipo de casos, está retrasando la aprobación de la Ratificación del Protocolo Facultativo de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés). Se trata de un documento cuya aprobación contribuiría sustancialmente a asegurar la adopción de medidas eficaces para evitar la violencia de género en el país.

Frente al caso vuelve a repetirse lo que ya parece un patrón demagógico del nuevo gabinete: se hacen declaraciones públicas a favor de los derechos humanos y en los hechos se favorece la impunidad.

La senadora Susana Stephenson, actual encargada de la Comisión de Equidad de Género, tiene en sus manos la oportunidad de empujar este proceso, y tendrá que dar razones del interés que tiene el PAN para estar retrasando esta ratificación, Ƒo querrán que se mantenga el poder del lado de los asesinos?