Ť La expulsión del brasileño Soares fue definitiva en el resultado

Pachuca sacó ventaja de 2-0 sobre los Tigres

Ť Los regiomontanos se asentaron mejor en el segundo tiempo y evitaron la goleada

MIGUEL ANGEL RAMIREZ ENVIADO

Pachuca, Hgo., 12 de diciembre. El sueño de campeón del Pachuca no tendrá pesadillas esta noche, aunque tuvo todas las condiciones para casi cristalizarlo.

Los Tuzos le recetaron un 2-0 a los Tigres en el juego de ida de la final y lo devolvieron a su Monterrey con vida. La ventaja no es nada despreciable, pero no definitiva.

En un infierno de papeles azul y blanco se convirtió el estadio Hidalgo al ingresar Pachuca a la cancha. Pero hasta después de casi 20 minutos de equilibrio los Tigres empezaron a sentir cómo se trituraba su alma. La expulsión de Irenio Jose Soares fue trascendental para que los vientos de este primer duelo empezaran a ser favorables para los Tuzos.

Antes de ese instante el duelo estaba cumpliendo con el pronóstico: muy parejo. Los Tigres no se encerraron en su cueva. Salieron a pelear de igual a igual y el ir y venir estaba resultando entretenido para los aficionados que colmaron las tribunas.

Al minuto 15 Carlos Ochoa remató con la cabeza y el portero Miguel Calero se lució al atrapar el balón. La respuesta tuza fue inmediata cuando Gabriel Caballero envió un centro que Walter Silvani remató a un lado de la meta defendida por Oscar Dautt.

Todo iba bien, pero el árbitro Armando Archundia le mostró su segunda tarjeta amarilla a Soares en menos de 18 minutos e incubó la locura en el cuadro visitante, que desde ese instante empezó a sufrir con la avalancha blanquiazul.

El sector derecho de los anfitriones se convirtió en una avenida sin semáforos y por ahí se produjo la primera anotación. En una llegada al 23 Alberto Rodríguez fue hasta el fondo y disparó; rechazó Dautt, pero únicamente para que Sergio Santana contrarrematara y provocara que la pelota le cayera a Silva, quien inauguró el marcador.

La presión de Pachuca fue tal que hasta el técnico Ricardo Ferreti tuvo que echarles una mano a sus pupilos al ingresar a la cancha quejándose de que le lanzaron objetos en el festejo del gol.

Aprovechó también para hacer un ajuste y meter a Ramón Ramírez para tratar de impedir que Pachuca siguiera llegando como en su casa por el sector derecho.

Sin embargo, la visita volvió a quedar en tinieblas al minuto 28, cuando Caballero mandó un centro desde la derecha y Sergio Santana conectó certeramente con la cabeza para vencer a Dautt y poner las cosas 2-0.

Los Tuzos le daban vuelo a sus fantasías, mientras Tigres sentía aires apocalípticos.

Pero Manuel Vidrio salió herido en un choque y al abandonar la cancha para ser atendido en el vestidor permitió que ambos conjuntos acabaran con 10 hombres la primera parte.

El silbante, por su parte, ya no fue tan rápido para sacar tarjetas amarillas y permitió que los jugadores se empezaran a pegar de más.

La ansiedad de fiesta de los Tuzos ya no fue la misma en la segunda etapa y Tigres se acomodó bien en la cancha dejando a un lado oscuras profecías.

Lo mejor de Pachuca en este periodo fue una gran incursión del zaguero Sánchez Yacuta por el sector izquierdo que, para su mala fortuna, no pudo definir bien cuando se animó a disparar.

La gente de Ferreti, obligada ahora sí porque con un tercer gol ya le podrían tocar la marcha fúnebre, le cerró todos los caminos al rival y entretenía lo más que podía el balón cuando lo recuperaba. A los Tuzos como que les cayó aserrín en la cabeza pues ya no fabricaron ninguna acción que inquietara verdaderamente a Dautt.

La afición como que también se conformó con la victoria y en plena agonía del trámite los Tigres les pegaron tremendo susto. De repente apareció Carlos Ochoa solo frente a Calero, pero el portero colombiano salió con decisión y le quitó el balón conjurando así el peligro.

De esta forma el sábado se sabrá quién de los dos es capaz de llevar los colores queridos al lugar anhelado.