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Frenética compra de armas en EU
Miles acuden a las tiendas tras los recientes atentados;
terroristas, entre los clientes
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 26 de diciembre. La venta
de armas ligeras se ha elevado estrepitosamente en este país desde
los atentados del 11 de septiembre, y la Oficina Federal de Investigaciones
(FBI, por sus siglas en inglés) informó que sólo en
octubre más de un millón de personas se sometieron a exámenes
de su historial, requisito indispensable para comprar estos productos.
Pero mientras los ciudadanos estadunidenses acuden en
número creciente a pertrecharse ante el nuevo clima de inseguridad,
críticos de las débiles leyes de control de armas advierten
que los supuestos terroristas también están comprándolas
en Estados Unidos para usarlas contra ciudadanos de este país.
Este
mismo año, un libanés fue acusado de adquirirlas en ferias
de armamentos y enviarlas a la milicia Hezbollah, con sede en Líbano,
organización que se encuentra en la lista de agrupaciones terroristas
del Departamento de Estado. Debido a que la compra de armas en ese tipo
de ferias no requiere verificación del historial del cliente, este
hombre no habría sido capturado si no hubiera mediado la intervención
de un "informante confidencial" que delató el complot.
Cuando las tropas estadunidenses catearon los campamentos
de Al Qaeda en Afganistán, encontraron un manual de capacitación
que informaba a sus operativos que es "perfectamente legal" comprar
armas de fuego de alto poder en Estados Unidos, y aconsejaba a los seguidores
de Osama bin Laden "utilizar las débiles leyes de armas de fuego
estadunidenses para adquirir capacitación como francotiradores y
participar en asaltos militares".
De hecho, según documentos judiciales obtenidos
por el Violence Policy Center, ONG de Washington que promueve el control
de armas de fuego, la red de Al Qaeda compró al menos 25 rifles
de francotirador, calibre .50, equipados con balas especiales para perforar
blindajes, es decir, las mismas armas que los militares estadunidenses
utilizan en Afganistán.
"Para los terroristas del mundo, Estados Unidos es el
gran bazar de armas", advirtió un informe de finales de diciembre
del Centro Brady para la Prevención de la Violencia Armada. El documento
detalla varios incidentes más en los cuales gente supuestamente
vinculada con Al Qaeda fue descubierta comprando rifles y pistolas en ferias
de armamento, o por medio del correo o Internet.
Sin embargo, estos críticos reconocen que es poco
probable que pueda lograrse la aprobación de nuevas leyes para limitar
la venta de armas en esta coyuntura, en parte porque hay una creciente
demanda para su adquisición en respuesta al furor causado por los
ataques del 11 de septiembre. Además, el procurador general John
Ashcroft ha sido un feroz opositor de la aplicación de mayores controles
a la venta y posesión de armas en este país; más aún,
hace muy poco reafirmó "el derecho" de todo ciudadano estadunidense
a poseer armas de fuego.
En respuesta a la demanda, el fabricante de armas Beretta
ha introducido al mercado comercial una pistola de 9 milímetros
llamada Permanecemos Unidos (United We Stand), con la imagen
de la bandera estadunidense grabada sobre ella. Asimismo, otro fabricante
de armas en Nueva York tiene un modelo llamado Seguridad de la patria
(Homeland Security).
La Fundación Nacional de Deporte del Disparo reportó
que en los 10 días posteriores al 11 de septiembre la venta de armas
se incrementó en algunas zonas hasta 25 por ciento, según
informes de los propios comerciantes.
Ya existen más de 200 millones de armas de fuego
en manos privadas en este país, y el único requisito para
la compra de modelos pequeños en las tiendas es que el cliente proporcione
su nombre y número de seguro social a un departamento especial de
la FBI, que realiza verificaciones del historial del cliente para asegurarse
que no está fichado criminalmente.
Las solicitudes para estas verificaciones se incrementaron
10 por ciento en septiembre y 22 por ciento en octubre, en comparación
con el año anterior.
La Asociación Nacional del Rifle, la organización
más poderosa de dueños de armas de fuego en este país,
reporta que las solicitudes de clases de capacitación en manejo
de armamento se han incrementado en todo el país, y que clubes de
tiro cerca de Nueva York o Washington reportan un enorme incremento de
su membresía.
Pero los promotores del control de armas y asociaciones
de policía y agentes de seguridad pública expresan su alarma
con relación a estas tendencias. "Nos preocupa el número
total de armas disponibles y en circulación en las calles, lo que
hace menos manejable la seguridad pública", afirmó William
B. Berger, jefe de la Policía de Miami Beach y presidente de la
Asociación Internacional de Jefes de Policía, a The New
York Times.
Tom Díaz, analista de políticas del Violence
Policy Center, agregó a su vez que la mayoría de las armas
adquiridas por ciudadanos no son utilizadas para la autodefensa, sino para
matar a familiares o herir a miembros de la familia de quien compró
la pistola o el rifle. "¿Qué van a hacer, disparar contra
un sobre lleno de ántrax o detener un 747 con una arma de mano?",
preguntó Díaz durante la entrevista con The New York Times.
"Esto es una locura, literalmente", agregó.
Pero esos argumentos nunca han tenido efecto sobre quienes
desean comprar armas. Varios residentes locales entrevistados en tiendas
de armas en Virginia reconocieron que es poco posible que acabaran defendiéndose
de Osama Bin Laden y su gente con un arma ligera. Pero un hombre de unos
30 años señaló, en entrevista con un canal de televisión
local, que usaría sus armas para proteger su propiedad contra otros
ciudadanos en la eventualidad de un posible caos social que podría
resultar de otro ataque terrorista.
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