Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 29 de diciembre de 2001
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Política
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Enrique Calderón Alzati

Pero Ƒqué pasa en Argentina?

Hacernos esta pregunta no sólo resulta natural, sino de vital importancia, por el simple hecho de que muchas de las cosas que han sucedido en Argentina nos ocurren en México algún tiempo después, aunque afortunadamente no todas; así, aunque en las últimas semanas ha empezado a quedar claro que aquí hemos tenido nuestros propios militares con tendencias criminales parecidas a los de Argentina, aquí no hemos tenido nuestro Perón, ni tampoco una Evita, no por lo menos hasta ahora.

Hace años, hablar de Argentina era hablar de hiperinflación, los precios de los alimentos subían de un día para otro, a veces durante el día mismo, su moneda no valía nada, el fenómeno era el resultado directo de la falta de recursos; el gobierno gastaba más de lo que tenía y para compensar imprimía dinero, y al haber más dinero, en una economía limitada por la capacidad de producción, los precios invariablemente subían, generando inflación y valores cada vez más pequeños para la moneda argentina en el contexto internacional. La flexibilidad del tipo de cambio impulsaba la inflación, pero mantenía los problemas sociales en un nivel aceptable de control.

Cuando, recientemente, Argentina se dolarizó -es decir estableció el nuevo peso como equivalente del dólar, comprometiéndose a no cambiar su valor, para lo cual resultaba estrictamente necesario que el gobierno mantuviera su gasto por debajo de sus ingresos, de manera que fuera innecesario imprimir más dinero, eliminando la inflación y manteniendo el tipo de cambio-, la idea parecía interesante, pero era estúpida, porque no se podía cumplir.

Al iniciarse el proyecto las cosas parecían ir bien, la inflación se detuvo, mas no porque el déficit se hubiera controlado, sino por su financiamiento con las ventas de empresas públicas. Cuando éstas se terminaron, sólo era cosa de tiempo para que tronara el cohete. Treinta años de pésimos gobiernos presididos por bailarinas, médiums, hechiceros, enfermos mentales disfrazados de militares, playboys disfrazados de enfermos mentales y corredores de autos no daban para más, con las consecuencias que ya conocemos, pero nos han dejado buenas lecciones, por si es que queremos aprender de ellas.

He estado en Argentina unas cuantas veces los últimos 30 años; siempre me pareció que padecían una crisis crónica de falta de inversiones, lo cual les impedía producir lo necesario para el crecimiento de su economía, mientras una reducida clase aristócrata soñaba en antiguas glorias personales de carácter feudal. Argentina vivió terribles dictaduras militares durante el siglo XX, pero también periodos democráticos, y en ellos pareciera haberse equivocado una y otra vez al escoger a sus gobernantes; el caso de Carlos Menem resulta de antología.

En México, como en cualquier otro país subdesarrollado y sujeto a los intereses extranjeros, pueden ocurrir cosas así; de hecho a principios de 1995 México estuvo bastante cerca de algo similar, aunque la lideresa del PRI, luego de un repentino ataque de amnesia, declare que gracias a la sabiduría de los sucesivos gobiernos priístas aquí nunca ha pasado nada similar. Lo que sí resulta de mal gusto son las declaraciones de Felipe Calderón haciéndonos ver que algo así nos puede ocurrir si no pagamos IVA por alimentos, medicinas y transporte. Aunque no es mi pariente, sí me recuerda las sabias amenazas de mi abuela.

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