¤ La oscuridad no miente, libro de Díaz de la Serna

Bataille develó aspectos inéditos de la transgresión y la violencia

¤ Recopila apuntes del filósofo sobre la Summa ateológica

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

El que no entienda a Georges Bataille ''no se pierde de nada'', dice el escritor Ignacio Díaz de la Serna, quien recopiló en La oscuridad no miente (Taurus) los apuntes que el filósofo francés escribió con miras a completar la Summa ateológica y que ''revelan mucho de lo que fue su trabajo como escritor''.

Bataille (1897-1962) ''fue un autor que entendió que no se pueden sacar instantáneas de la realidad porque es tan compleja y tan sencilla al mismo tiempo que ninguna teoría puede abarcarla. Es un pensador intuitivo'' que logró ver ciertos aspectos como el de la transgresión y la violencia ''que no habían sido vistos. Eso no significa que haya buscado la originalidad, ya que ésta, normalmente, es resultado de un proceso de no buscarla''.

Díaz de la Serna reconoce no ser especialista en la obra de Bataille y señala que La oscuridad... es un libro ''que no puede leerse desde la primera página hasta la última, porque no tiene esa concepción. Ese libro no existe. Nació como por golpe de varita mágica''; es el resultado de rastrear las notas y fragmentos reunidos en Las obras completas en los que el pensador se refiere al no-saber y la pura felicidad, temas que conformarían los tomos cuatro y cinco de la Summa ateológica.

Su encuentro con Bataille fue por casualidad, cuando en una librería de París ''me topé con un libro de él, la segunda edición de las Lágrimas de Eros'' y así comenzó su acercamiento al autor. Después ''advertí que el proyecto de la summa estaba trunco. Que en algún momento pensó que tendría dos volúmenes más y nadie se fijó en ese pequeño detallito''. Es allí donde radica la importancia de La oscuridad no miente para que quien lea la summa tenga en sus manos la continuación.

Aclara que quien no entienda al autor francés ''no se pierde de nada, al igual que ocurre con otros escritores. Lo que encontramos no sólo con Bataille, sino con los autores que nos gustan, son ecos de lo que uno mismo pudiera haber dicho o escrito'' y, en su caso, Díaz de la Serna se acercó a él ''por la empatía que he tenido en términos de su escritura y de sus intuiciones. El no tener la necesidad de explicarlo o racionalizarlo''.

Uno de los puntos fascinantes de Bataille es su trabajo despiadado sobre el lenguaje. ''De manera continua -explica- Bataille está produciendo la dislocación del lenguaje llevándolo a su límite expresivo y significativo, y hace que asuma su propio morir''.

Nociones nacidas del sentir

En Bataille no hay conceptos, sino nociones que nacen de su propio sentir. En este aspecto uno de sus grandes legados para el pensamiento filosófico de la segunda mitad del siglo XX es la noción de transgresión, ''porque fue el primero y único en comprender su lógica, algo que está presente en la vida de todos. Un acto de desobediencia civil es un acto transgresor al igual que cuando un niño desobedece a sus padres''.

Otra noción vigente es la de lo sagrado, porque demuestra ''que la experiencia de lo sagrado literalmente está erradicada de nuestra cultura''.

El filósofo maldito ''escribió muchísimo, fue un autor prolífico no en términos de buscar expander sus ideas, sino de darse cuenta de que al llegar a un límite descubre que hay otros dos pasos más lejos''.