Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 2 de febrero de 2002
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Mundo

La sombra de Menem en el máximo tribunal

Desde mediados de los años 90 la Corte Suprema de Justicia está en la mira de los argentinos. Las encuestas revelan que entre 85 y 90 por ciento desconfía de este organismo.

La corte tiene una historia muy especial. El ex presidente Carlos Menem nombró sus magistrados, y se aseguró de que esa mayoría inamovible estuviera formada por socios y amigos, que actuaron siempre para ayudar a ocultar la corrupción.

Julio Nazareno, Eduardo Moliné O'Connor, Adolfo Vázquez y Guillermo López forman el gru-po que se completa con Antonio Boggiano, Carlos Fayt, Gustavo Bossert y Enrique Petracchi, que aunque opositores aparentes suelen actuar funcionalmente a las necesidades del sistema.

Mediante acuerdos entre el justicialismo y la Unión Cívica Radical, Menem fue dejado en libertad en noviembre del arresto domiciliario que cumplía por su involucramiento en la venta ilegal de armas de su gobierno a Croacia y Ecuador.

El ex presidente radical Fernando de la Rúa creyó que Menem sería su apoyo. En realidad fue la piedra que terminó de hundirlo. La justicia había quedado herida de muerte con las leyes de Obediencia Debida y Punto Final (1987) y con los indultos de 1999, que en ambos casos determinaron impunidad para quienes cometieron delitos contra la humanidad en la pasada dictadura.

El descrédito aumentó cuando se privatizaron todas las paraestatales. Durante todo el gobierno de Menem la Corte Suprema, aumentada con sus amigos, cumplió su papel con total dependencia.

"Para cumplir sus fines el gobierno necesitaba quitar independencia a la justicia, se aumentó el número de miembros de la corte y se designaron jueces sin antecedentes necesarios", señaló recientemente Luis Cotter, respetado integrante de la Cá-mara Federal de Bahía Blanca, que en 1987 declaró inconstitucional la Ley de Obediencia Debida.

Tras el derrocamiento popular de De la Rúa, la furia contra la Corte Suprema se expresó a diario contra esa institución a la que la población llama "la cueva de Alí Babá" o "el corralito de la injusticia". Anoche, a pesar de que la medida beneficia a mucha gente, la corte volvió a fracasar. Los argentinos piden, aún, su remoción. (STELLA CALLONI)

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