Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 2 de febrero de 2002
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Espectáculos

TIEMPO DE BLUES

Los tiempos cambian

Raúl de la Rosa

Primera llamada


DECIA UN GRAN FISICO que lo único permanente es el cambio (Ƒo fueron los chinos?). La manera más dramática de comprobarlo es nuestra propia transformación con el paso de los años, diría Perogrullo. En la actualidad los cambios son vertiginosos, a veces no nos alcanzan vida y tiempo para asimilarlos o -siquiera- entenderlos. ƑA qué viene tanto rollo?

LA SEMANA PASADA hablamos sobre los caminos del blues, ese viaje de ida y vuelta cuando sus mejores exponentes realizaron esa primera gira por Europa con el American Folk Blues Festival (1962). Las bandas inglesas de rythm & blues y del llamado pop británico enloquecieron con la presencia de los mejores exponentes estadunidense, y así este género tuvo un renacimiento que lo proyectó internacionalmente.

MUCHOS AFICIONADOS AL BLUES en México conocieron esta música por medio de bandas inglesas: los Stones, John Mayall, Eric Clapton, Brian Jones, Jimmy Page, Jeff Beck, entre otros. Todos con el común denominador de buenos músicos, que captaron la esencia del blues.

LO ANTERIOR VIENE a colación al recordar los caminos por los que el blues llegó a México, con la presencia de los mismos bluesmen (que una década antes habían impactado a jóvenes europeos) en el primer Festival de Blues en México (1978), cuando esas leyendas estaban en plena madurez artística. Sin embargo, poco a poco, como es natural, fueron desapareciendo, entonces se habló bastante de la extinción de esa generación con la muerte de John Lee Hooker, apenas el año pasado.

Segunda llamada


AUNQUE HAN PASADO más de 20 años de aquel festival, el blues sigue vigente en el gusto de buen número de aficionados que le profesan un interés y una pasión a toda prueba, mas hoy sería arriesgado organizar un Festival de Blues en el Auditorio Nacional. Nos preguntamos si este género convocaría a 30 mil aficionados durante los tres días en que solían hacerse estos festivales. Lo dudo. Pero no sólo es privativo del blues.

EN LOS OCHENTA se organizaron otros festivales que llenaban el Auditorio Nacional y otras salas de la capital. Así tuvieron lugar dos festivales internacionales de jazz, en los que se convocaba a decenas de miles de asistentes.

LOS FESTIVALES del llamado entonces nuevo canto latinoamericano convocaban a un público que participaba y apoyaba de alguna manera las luchas que en esos años se daban en varias regiones de Latinoamérica. La solidaridad estaba presente. Cantores de Uruguay, Argentina, Chile, Cuba, Nicaragua, El Salvador, Venezuela, Bolivia, Perú, México, Puerto Rico y aun de Estados Unidos se daban la mano y el corazón en un canto popular y común.

LOS TIEMPOS HAN CAMBIADO, recalcaba alguien enamorado del bolero, quien recordaba los dos festivales de ese género realizados en la ciudad de México hace algunos años. El bolero salió de los espacios reducidos, de noches de bohemia, de cuevas, como la de Amparo Montes, de bares donde se destilaba el alcohol en tristeza. Presentar a los grandes del bolero en un lugar tan grande como el Auditorio Nacional no tenía sentido. Pero sí lo tuvo. Se abarrotaron las salas donde hubo conciertos. ƑHoy sucedería el mismo fenómeno? Nuevamente lo dudo. Hoy el bolero llega gracias a un joven cantante que -se supone- interpreta este género, y que además rompe -él solo- todos los récords de asistencia: Luismi.

Tercera llamada


LOS MEDIOS, PERO principalmente la televisión, determinan -en gran parte- un dudoso gusto popular; se imponen sobre todo aquellas expresiones artísticas de calidad pero que no cuentan con recursos para realizar una buena promoción, tampoco espacios para presentarse. En esta situación mucho tiene que ver el Estado, que ha abandonado proyectos importantes de educación y cultura. Casi todo se ha vuelto un gran mercado. Antes los espectáculos que se presentaban en el Palacio de las Bellas Artes a precios elevados, se ofrecían posteriormente en el Auditorio Nacional, a precios más accesibles. Pero esto, hace años, se acabó.

LOS INTERESES SE HAN MODIFICADO en una urbe que ha crecido; Ƒno debería crecer en la misma proporción la afición por el jazz, el blues o la música sinfónica? Las salas siguen siendo las mismas, no se han abierto nuevas.

TAL PARECE QUE aquí se destila pura nostalgia. No es así, estoy en la ciudad de Oaxaca por razones de trabajo. Sentado en los portales, bebiendo un café cortado -Ƒo era mezcal?- pasa frente a nosotros una banda tocando sones oaxaqueños.

IMPULSADO POR VIEJAS MEMORIAS -que en esta ciudad abundan y nos llenan de sentimientos- me levanté y me dispuse a seguir la banda. Mis tristezas acumuladas, mis pérdidas recientes afloraron por los ojos, no pude contenerme, pero tampoco quería, no sólo sentía que estaba más vivo que nunca, me rendía plenamente a esa emoción profunda que sólo la música da, aunque los tiempos cambien... me reconforté en el pasado para vivir el presente.

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