Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 4 de febrero de 2002
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Política

Armando Labra M.

Terror semanal. Ataráxicos del mundo, uníos

ƑPadece usted de ataraxia? No es difícil que así sea, aunque todavía no lo sepa. Ataraxia comenzaron a sufrir millones de mexicanos no hace mucho y, como los síntomas son benignos, nadie se ha preocupado de averiguar las causas y consecuencias del mal; incluso ha habido quienes lo han confundido con un bien. Pero sus efectos son devastadores. Como sea, es menester que se despreocupe porque, por más ataráxico que se sienta, y así sea que registre todos los síntomas del mal en su fase más aguda, está usted a punto de ser curado de raíz y para siempre con sólo seguir leyendo este artículo.

Tome usted cualquier diccionario de nuestra lengua y encontrará la definición: consiste en ausencia de inquietud, tranquilidad de ánimo, imperturbabilidad. Si decide profundizar averiguará que los epicúreos, los estoicos y los escépticos de la antigua Grecia hicieron de la ataraxia un medio idóneo para alcanzar la felicidad. Por fortuna y grandes esfuerzos, quedan muy pocos ataráxicos en el país. Los que no han migrado para conseguir chamba o para evitar la cárcel están aquí sometidos a una cura infalible contra tan agudo padecimiento: el terror semanal a que nos tiene sujetos el quehacer diario de la gente de Los Pinos y alrededores.

Cada lunes -y a veces antes- nos amanecemos con noticias que nos liberan de cargas inmensas de ataraxia, noticias capaces de curar hasta a los que se encuentran en fases terminales del padecimiento. Cuando no es el aumento de tarifas eléctricas son las bravatas en rounds de sombra contra la impunidad, fraudes que son, y no son, el jugoso negocio de los minipartidos, el cochambre de la alternancia, en fin, que ni penaltis mete la Selección y no cesan los sofocones semanales contra la ataraxia de chiquillas, chiquillos, ruquillas y ruquillos que pueblan la nación. El primero, y quizá único logro del gobierno, será levantar la bandera negra por haberla extirpado y para siempre del territorio nacional, para lo cual realiza no sólo campañas, sino acciones de gran éxito que debemos reconocer sin regateos. Es tiempo, pues, de que los mexicanos sumemos esfuerzos al de nuestras autoridades para completar la tarea en tiempo récord. Pongamos nuestro grano de arena, nuestra gota de sudor, nuestro mejor pujido para que con mayor velocidad que lo que tomó arreglar la guerra en Chiapas y menos tiempo que registrar un changarro en la banqueta de Correo Mayor y tener un vocho; con más firmeza que la magnitud de recursos destinados a la educación y la investigación científica, a la seguridad pública y a la salud; con la misma eficiencia con que instalamos la nueva hacienda pública distributiva, o explicamos las tarifas eléctricas, mantenemos en Babia al mero mero del Banco de México y cumplimos las promesas de campaña, con esa misma pujanza, erradiquemos, hombro con hombro, bota con bota, confiados en nuestro gobierno, la infamante ataraxia que aún nos agravia. Así sean unos cuantos los portadores de la plaga.

El entorno mundial nos es propicio. El grado de corrupción de las democracias modernas, especialmente donde del presidente Bush para abajo chapopotean pegajosamente gracias al escándalo Enron, al tiempo que muestra al mundo la ilegalidad y el absurdo de tener talibanes "recluidos" en Guantánamo por encima del derecho internacional mientras fracasa durante meses en encontrar siquiera al señor Bin Laden. No debemos dejarnos engañar por el repunte del consumo de los estadunidenses con el cual quieren reactivar nuestra ataraxia. Por fortuna, la economía de EU reaccionó artificialmente por el impulso a la venta de casas y automóviles al cierre de 2000, pero nadie compra casas y autos cada año, de manera que aunque se unan, los ataráxicos están derrotados de antemano. Para pertrecharnos contra cualquier embate inesperado basta con tener presente que nuestro gobierno actuará al máximo de sus capacidades, visión y compromiso social frente a las incógnitas que presenta la terminación del sexenio apenas a un año y fracción de haber comenzado; la solución del problema del sector eléctrico privatizándolo conforme las recomendaciones de la prestigiada empresa Enron; la tercera ronda de parches a la reforma fiscal y su cauda de amparos; el reclamo salarial de los académicos universitarios del país; el abatimiento del gasto en seguridad pública; los renovados liderazgos partidarios; y bueno, la corrupción y el narco. Ataráxicos del mundo, uníos. Más les vale, porque ahora sí se les aparecerá una fuerza implacable, probadamente infalible, invencible y ni juntos o separados tendrán chance de resollar. Nosotros, los que ya estamos curados, gracias a y junto con nuestro gobierno, švenceremos!

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