Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 4 de febrero de 2002
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Economía
Ť Comienza Asamblea Pública Mundial en busca de reorientar recursos al gasto militar

La industria armamentista mueve al año 800 mil mdd

Ť El neoliberalismo, Viagra del capitalismo estéril: director del Foro del Tercer Mundo

LUIS HERNANDEZ NAVARRO ENVIADO

Porto Alegre, 3 de febrero. Hoy se instaló en el Foro de Porto Alegre la Asamblea Pública Mundial. En ella, conforme a la experiencia de presupuesto participativo que se practica en el estado de Rio Grande do Sul, los participantes debatirán y elegirán los temas que consideran prioritarios para redistribuir los gastos que hoy se dedican a la guerra.

La votación comenzó durante la asamblea y continuará hasta el 4 de febrero a las 5 de la tarde. Los temas sugeridos para organizar la reflexión fueron cinco: eliminación del hambre, atención a las víctimas de la guerra, tratamiento digno del sida, erradicación del analfabetismo, eliminación del trabajo infantil y reconversión de la industria armamentista.

La industria y el comercio de las armas constituyen uno de los negocios más lucrativos en la actualidad. Su volumen actual se calcula en 800 mil millones de dólares al año. Se trata, según Claude Serfadati, uno de los conferencistas centrales de la asamblea, de un negocio secreto, sometido al dominio militar, orientado por "razones de Estado" y fuera de cualquier control democrático.

De acuerdo con información divulgada en el encuentro, por cada dólar que la ONU gasta en misiones de paz, el mundo invierte 2 mil dólares en guerra. Según la UNESCO, los gastos de investigación y desarrollo de la industria militar involucran 25 por ciento de los investigadores del mundo. Una hora de gastos bélicos sería suficiente para pagar dignamente a 86 mil 400 trabajadores durante un mes, mientras que con el costo de un avión supersónico se podrían equipar 40 mil consultorios médicos y con lo inversión requerida para adquirir un tanque de guerra podrían construirse 520 aulas escolares.

En un escenario de guerra como el que actualmente vive la humanidad, el foro ofreció alternativas concretas a la lógica de la destrucción. Fue un momento relevante en la convergencia entre la lucha contra el neoliberalismo y por la paz.

Hora de reflexionar

brazil_forum_34rEs la hora de la reflexión sobre lo que el Foro de Porto Alegre es y sobre lo que se debe hacer en el futuro. Dos voces de una enorme talla intelectual, Inmanuel Wallerstein y Samir Amin, han puesto sobre la mesa del debate sus puntos de vista. Simultáneamente, otros dos intelectuales de los movimientos contra el neoliberalismo -Clara Algranati y Luca Casarini- analizan la relación entre el Foro Social Mundial (FSM) y el cacerolazo argentino.

Inmanuel Wallerstein es uno de los más reconocidos pensadores del mundo contemporáneo. Director del Centro Fernand Braudel, sus trabajos son referencia obligada para muchos de los asistentes al Foro de Porto Alegre. Ha estado particularmente activo estos días en el Foro Social Mundial. Sus reflexiones en distintas mesas, entrevistas y artículos giran lo mismo en torno al análisis del estado actual del capitalismo que alrededor del impacto del encuentro y sus retos hacia el futuro.

Según el profesor Wallerstein, la prensa occidental cubrió el primer encuentro de Porto Alegre con escepticismo, pero los integrantes de Davos se vieron en problemas. Ante las protestas mundiales, decidieron trasladar sus reuniones a lugares más seguros, como Doha, donde se efectuó la reunión de la Organización Mundial de Comercio (OMC), o a una remota localidad de Canadá donde se efectuará la próxima cumbre del G-8.

De acuerdo con el catedrático de la Universidad de Yale, los ataques del 11 de septiembre sirvieron a los intereses que representan las fuerzas de Davos, y las grandes manifestaciones de protesta corrieron el riesgo de ser acusadas de terrorismo. Sin embargo, este foro modificó esa situación.

Para el teórico del sistema-mundo, la coalición contra la globalización ha hecho evidente que hay una propuesta alternativa a la agenda de Davos, y el 11 de septiembre ha disminuido la influencia del movimiento tan sólo momentáneamente. Ha mostrado, además, que hay una nueva estrategia antisistémica factible. La nueva estrategia ha sustituido a una vieja.

La vieja estrategia, que duró al menos 100 años, se basaba en partidos políticos (comunistas o socialdemócratas) y movimientos de liberación nacional que sostenían la necesidad de contar con una estructura organizativa centralizada, que procuraba asumir el control del poder estatal para cambiar el mundo. Este modelo tuvo éxito en tomar el poder, pero no fue capaz de transformar el mundo. La revolución de 1968 giró en torno a este fracaso.

En Porto Alegre, señala el estudioso, se está generando una alternativa a este modelo. No hay aquí una estructura centralizada, sino una coalición de movimientos nacionales, transnacionales y locales, con prioridades diversas, unidas en su rechazo al neoliberalismo. La mayoría de estos movimientos no quieren tomar el poder, y si lo buscan lo hacen como parte de una táctica entre otras.

Sin embargo, advierte, las fortalezas del foro son, simultáneamente, sus debilidades. La carencia de centralización provoca que sea difícil coordinarse para las batallas que se anuncian en el futuro. Además, aún está por verse qué tan grande es la tolerancia hacia las diferencias internas.

Las fuerzas que participan en Porto Alegre han librado, sobre todo, batallas defensivas. Han tenido más éxito de lo que podía ser previsto hace años. Pero esto será pronto insuficiente. Se requiere de una verdadera agenda. La lucha por la Tasa Tobin o la cancelación de la deuda de los países del Tercer Mundo son propuestas útiles, pero insuficientes para cambiar la estructura fundamental del sistema-mundo.

Los integrantes de Porto Alegre, sugiere Wallerstein, deben analizar hacia dónde marcha la economía mundial y cuáles son sus debilidades internas y comenzar a delinear un orden mundial alternativo.

La izquierda mundial, concluye, regresó a donde se encontraba a mediados del siglo XIX sin ninguna de sus ventajas. Tiene a su favor la experiencia y la esperanza de los errores del pasado.

No llores por mí Argentina

Como muchos otros integrantes de la numerosa y activa delegación argentina que asisten al foro, Clara Algranati, investigadora de Clacso y parte del Comité de Movilización en Argentina, está entusiasmada con lo que acontece en la reunión.

Muchos de los jóvenes que protagonizaron las movilizaciones callejeras en su país están presentes en el acto. "He visto aquí a muchos representantes de las juventudes de la Central de Trabajadores Argentinos, que, a diferencia de sus dirigentes, se lanzaron a las calles desde los primeros momentos de la lucha. Tienen una tradición nacionalista grande. Gritan 'Argentina, Argentina' y ondean la bandera nacional. Pero, además, están muy contentos porque ya comprenden cómo se mueve la dinámica internacional. Han ampliado sus horizontes de lucha y sus referencias para la acción."

Luca Casarini, integrante de los Desobedientes italianos y activo participante en las jornadas de protesta de Génova, ve las cosas desde el otro lado de la barrera. "La oportunidad argentina es extraordinaria", dice.

"Hemos establecido ?continúa? una forma globalizada de relación. Este foro es una especie de gran Aguascalientes zapatista, un espacio público constituyente lleno de energía, y Argentina es hoy un fabuloso laboratorio de resistencia contra el neoliberalismo del que hay mucho que aprender. La apropiación del territorio, las asambleas barriales, las deliberaciones continuas son hoy expresión de una rebeldía constituyente."

Según Clara Algranati, en el foro se han hecho aportaciones valiosísimas para orientar las luchas en su país. Asegura que "la charla de Chomsky fue fundamental. Aclaró asuntos claves, como el que este movimiento no es contra la globalización, sino contra el neoliberalismo. Sus denuncias de cómo, además de los daños provocados por el Tratado de Libre Comercio entre México, Canadá y Estados Unidos, hubo cláusulas secretas de las que tenía conocimiento la AFL-CIO es muy importante. Si algo indigna a los pueblos es enterarse de que los poderosos acuerdan asuntos trascendentales en secreto".

Además, resulta que en Porto Alegre han coincidido en mesas y seminarios dirigentes de las fuerzas políticas argentinas que usualmente no se tratan para analizar y discutir lo que sucede a su país. Hablan no sólo para ellos o sus representados, sino para el resto de las fuerzas progresistas.

Una nueva izquierda

Director del Foro del Tercer Mundo, Samir Amin es uno de los economistas más influyentes en la izquierda radical de Africa y Asia, y una de las personalidades con mayor reconocimiento dentro del FSM. Sus reflexiones teóricas están animadas por su vocación de transformación social.

Preocupado por el rumbo que debe tomar el foro para convertirse en una fuerza real de cambio, sostiene que "la formación de una nueva izquierda a la altura del desafío pasa por la construcción de un frente internacional de las clases dominadas y de los pueblos del norte y del sur. La fragmentación de los movimientos y las luchas sociales, las insuficiencias de su necesaria politización, el desarrollo ideológico constituyen en el corto plazo las fuerzas de los poderes actuales en servicio del capital dominante".

Esta nueva izquierda debería, según él, asumir el objetivo de imponer en una primera etapa la reconstrucción de un mundo multipolar, "que es la condición indispensable para abrir a las fuerzas progresistas los espacios de autonomía. Esta construcción multipolar supone el desmantelamiento del hegemonismo de Estados Unidos y la convergencia de las fuerzas que se les oponen".

En esta perspectiva, asegura el profesor Amin, los avances producidos por los espacios de autonomía conquistados permitirán sobrepasar la lógica exclusiva del capital e impulsar formas auténticas de democratización social y ciudadana. Se trata de un verdadero conflicto civilizatorio (y no de las civilizaciones), del conflicto entre capitalismo y socialismo. Según él, lo que actualmente vivimos no es una verdadera fase de expansión del capitalismo, sino de la solución bárbara de sus contradicciones. El neoliberalismo, asegura, es el Viagra del capitalismo estéril.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
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