Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 4 de febrero de 2002
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Cultura

Ť El curador Tomás Pérez Vejo opina sobre el acervo que se exhibirá desde el 9

El decano supo ver las estampas que coleccionó

MERRY MAC MASTERS

Si Manuel Alvarez Bravo arranca imágenes a la vida mediante su ejercicio fotográfico, con su colección de grabados arranca imágenes del pasado. Este es el planteamiento del español Tomás Pérez Vejo, investigador en historia del arte, quien curó la muestra Colección de estampas de Manuel Alvarez Bravo. Obra gráfica siglos XVII-XIX, que se inaugura el 9 de febrero en el Museo Nacional de la Estampa (Hidalgo 39, Centro Histórico), recinto que por cierto reanuda sus actividades tras permanecer cerrado al público varios meses.

El discurso de la exposición es de imágenes. Cuando Pérez Vejo revisó el conjunto de grabados se percató de que "no es una colección de alguien que reúne estampas, sino de un fotógrafo". De acuerdo con el especialista, las mejores imágenes no son las que se inventan, sino las que se roban a la vida.

Ojo para colección

Se ha hablado mucho del ojo privilegiado de don Manuel. El entrevistado comenta al respecto: "En su caso se dan, en mi opinión, dos cosas: por un lado, la pasión del coleccionista; es alguien que le gusta coleccionar cosas, algo relativamente frecuente desde el niño que junta estampitas. Pero lo que es mucho menos común es la pasión unida al extraordinario gusto estético en el caso de las estampas. En la colección de Alvarez Bravo las hay de mejor y de peor calidad, pero no hay ninguna que viéndola uno pueda decir que no merecería estar en la colección. Es la obra de un coleccionista amoroso, que sabe ver lo que colecciona. Eso ya es menos habitual que la pasión de coleccionar".

Don Manuel empezó a coleccionar grabado europeo en 1960. Hace cuatro años, en el Museo Soumaya, exhibió por primera vez una selección de piezas correspondientes a los siglos XV y XVI. Ahora se expondrán 156 obras pertenecientes a 61 artistas, que abarca "casi todo el siglo XVII, XVIII y parte del XIX, justo hasta el comienzo del impresionismo".

''Dos grandes alas''

Pérez Vejo se relacionó con la colección de manera casual. Vinculado con la Universidad Complutense de Madrid, llegó a buscar colecciones de estampas mexicanas del siglo XIX. Le hablaron de la reunida por Alvarez Bravo y la fue a ver. La impresión que se llevó fue de "una colección hecha al margen de los nombres -y eso que están prácticamente todos los que significaron algo en la evolución de la estampa- y del valor económico. Es la colección hecha por alguien que tiene gusto y que de pronto se encuentra estampas de autores no conocidos, quizá no demasiado valorados en el mercado. Sin embargo, cuando uno las mira son espléndidas". Después surgió la posibilidad de la curaduría.

De la colección destacan estampas como La Calle Ginebra, de William Hogarth, así como unas 20 piezas de Rembrandt. Están algunas estampas de la serie Los Caprichos, de Goya y Lucientes, aunque sólo "dos o tres" de Piranesi. Pérez Vejo también considera completa la colección de los grabados del siglo XVII flamenco. Hay algunos románticos ingleses, al igual que sus contrapartes galos. Delacroix y Gericault están bastante bien representados.

Pero, lo que le resultó fascinante al curador fue haber encontrado un argumento en el archivo. Es decir, las obras no se compraron al azar, sino "para ocupar un sitio concreto en la colección". La muestra del recinto argumenta que hay diferentes mundos, los cuales pueden ser representados en imágenes. Así, el criterio empleado no es cronológico ni de estilos, sino de imágenes.

Se empieza por el mundo natural del paisaje. Luego se pasa al mundo de la arquitectura y las ciudades, y en el mismo ciclo, al ámbito de las ruinas.

Otro ciclo, "el más importante numéricamente", da la impresión de que don Manuel le dedicó "más tiempo y más dinero". Es una especie de colección de imágenes articuladas en torno a los hombres. En ese ambiente varonil aparecen retratos y escenas campesinas. A su vez se hace rodear por "dos grandes alas", por un lado, el mundo de lo sagrado, un tanto peculiar -por ejemplo, están los grabados de Rembrandt en torno a la Biblia-, y por el otro, el mundo de los sueños. Es el momento, acota el entrevistado, en el que la ilustración descubre que hay un lado oscuro, donde estarían Goya, Piranesi y Blake.

Al conversar con don Manuel sobre la muestra, Pérez Vejo pudo constatar que el artista conserva el gusto y la pasión por las imágenes que ha coleccionado: "Pasaban unas estampas. Alvarez Bravo aparentemente miraba para otro lado. De pronto decía: 'esa es bellísima'. Es realmente la pasión de alguien que de pronto ve en un reflejo pasar una imagen que le sigue pareciendo espléndida".

"Magnífica" es como el especialista en la plástica del siglo XIX califica la colección del maestro de la luz. Considera increíble que un particular haya podido hacer una recopilación de este tipo, ya que "es posible que faltan cosas, pero no sobra nada". De lo que ha visto en México, asegura que "no hay nada equivalente", ni en las colecciones privadas, ni en las públicas. Incluso, Pérez Vejo se aventura a decir que la de Alvarez Bravo es "una de las grandes colecciones de estampa del mundo".

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