Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 9 de febrero de 2002
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Política

Luis González Souza

Otro mundo ya es visible

La semana pasada, en Porto Alegre, Brasil, el movimiento de los con-dignidad, o de los justicieros globales -también mal conocidos como los globalifóbicos- trepó un nuevo escalón, al hacer explícito el propósito-convicción que los mueve desde la revuelta de Seattle, a fines de 1999, parteaguas oficial o moderno de dicho movimiento. En el bello y revolucionario puerto brasileño, cuna del Presupuesto Participativo, entre otras cosas, el Foro Social Mundial lo dijo bien, claro y fuerte: "šOtro mundo es posible!"

Con ese lema o grito de batalla, por fin quedó del todo claro que la revuelta iniciada en Seattle o más bien en Chiapas desde enero de 1994, y rápidamente trasladada a prácticamente todos los rincones del planeta (Davos, Suiza; Melbourne, Australia; Praga, República Checa; Londres, Inglaterra; Cancún, México; Quebec, Canadá; Génova, Italia; Nueva York, Estados Unidos, y así, hasta llegar a Porto Alegre), es una revuelta de nuevo tipo, no sólo contestataria, sino más y más propositiva. Y, además, con propuestas que cada vez calan más hondo en las fibras éticas-intelectuales-emotivas y hasta espirituales de la humanidad. Sí, es una revuelta que nace con un repudio a algo, con un šbasta!, ante una globalización tan deshumanizante, mercantilista, elitista y antidemocrática. Pero de inmediato el repudio es acompañado con una convicción propositiva que, en Porto Alegre, ya se clarificó por completo y se colocó hasta arriba: šOtro mundo, otra globalización, son posibles!

No es poca cosa, si recordamos que la larga parálisis propiciada por la doctrina del pensamiento único o neoliberal en las últimas décadas, precisamente ha utilizado como anestesia mayor la peregrina idea de que "no hay más alternativa que la del mundo neoliberal". Una idea tan dogmática, excluyente e inclusive autoritaria, que ya nos colocó a todos en el abismo de otra guerra mundial (dizque "contra el terrorismo"), fácilmente convertible en la guerra final, en la total devastación de todo lo que se mueva, así vidas biológicas como almas y dignidades en agonía.

Ahora, en Porto Alegre, los segmentos más combativos y más preocupados por la dignidad humana han dejado claro, ellos mismos, que es posible (y urgente) edificar un mundo nuevo. Y ya desde Seattle 99, o en rigor desde Chiapas 94, la creciente diversidad de demandas y destacamentos de lucha confluyen más y más en lo que podría ser una primera síntesis del mundo alternativo: un mundo donde todos quepan (Bin Laden y Arafat incluidos, aunque Bush II haga berrinche), y donde quepan bien, es decir, con la identidad cultural y la dignidad en alto, un mundo donde los valores y los derechos humanos valgan más que los valores bursátiles, donde el libertinaje de pocos (trasnacionales por delante) no equivalga al encarcelamiento de los demás, donde lo material se compagine con lo espiritual. En fin, un mundo en verdad humano, regido por la ética, la justicia y la democracia, y donde los amores de todo tipo vuelvan a florecer hasta imponerse a odios, racismos y militarismos.

Convencernos de que ese otro mundo es posible constituye un formidable avance, si bien algo frágil todavía. Será un avance sólido, cuando de la convicción pasemos a la comprobación. Tal vez el siguiente foro de los con-dignidad debería centrarse en el hecho de que el nuevo mundo no sólo es posible, sino que ya comenzó a nacer, por cierto sin el permiso de los de arriba. Urge inventariar, descubrir, valorar y proteger todos y cada uno de los diversos embriones del mundo nuevo, antes de que los adoradores y usufructuarios de lo viejo desempolven aún más sus instintos criminales y guerreristas.

En ello los mexicanos tenemos una responsabilidad (y capacidad) especial, tan sólo porque nuestros pueblos más auténticos y antiguos no sólo siguen resistiendo contra la barbarie racista, sino que ya llevan un buen tiempo construyendo el mundo nuevo, palmo a palmo, autonomía por autonomía. Ello, al menos desde los ya larguísimos ocho años de lucha zapatista. Sí, allá en las lejanas montañas del sureste mexicano.

Además, y enhorabuena, los embriones mexicanos del nuevo mundo comienzan a multiplicarse, como es el claro ejemplo del Instituto Cultural Autónomo Rubén Jaramillo, encabezado por un tesonudo y ejemplar luchador, el mayor (muy mayor) Félix Serdán, al lado de su igualmente ejemplar compañera Emilia. Otro tanto podríamos decir del modesto pero estratégico trabajo realizado en los últimos años por los ya incontables comités de diálogo del FZLN a lo largo de todo nuestro país.

En todos esos casos, y seguramente muchos más en México como en el mundo entero, incluida la sociedad del mismísimo Estados Unidos, ya nace, y se comprueba como factible el "otro mundo" tan verbalizado en Porto Alegre. Si hiciéramos el inventario completo, global, a lo mejor el mundo viejo tiraría la toalla, o por lo menos harto le bajaría a sus desplantes opresivos y dictatoriales. Como sea, Porto Alegre volvió a refrendar su capacidad para despertar tantas alegrías como luchas nuevas, visionarias. Bienvenidos los que allá estuvieron y ya están de regreso.

PD: Hablando de bienvenidas, una mayúscula bienvenida al general Gallardo. Gallardo libre, ƑMéxico gallardo? Todavía falta mucho, pero ya es un poquito menos.

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