Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 9 de febrero de 2002
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ƑLA FIESTA EL PAZ?

Leonardo Páez

De aniversarios, protectores y julifans

EN EL 56 ANIVERSARIO de la inauguración de la monumental Plaza México -5 de febrero de 1946- se pudo comprobar, por enésima vez, que al actual promotor del coso nomás no se le da esto de organizar celebraciones.

SI NADA SUPO hacer cuando la gran construcción cumplió medio siglo, como no fuera ofrecer otra de sus maratónicas y poco taurinas funciones con cuatro alternantes y ocho o más toros -ni un libro, ni un folleto conmemorativo con las principales estadísticas, ni un video documental ni un ciclo de conferencias, ni exposiciones fotográficas ni concursos, ni nada-, tampoco hoy había porqué esperar sorpresas.

SIN EMBARGO, ALGO se le ocurrió al promotor con motivo del aniversario de una plaza que no por ser la más grande del mundo deja de ser menos villamelona: la doble cuanto fallida develación de una placa en bronce con la lista de los matadores que han cortado rabo en ese coso, incluidos Don Carlos Arruza y Don Pablo Hermoso, y el resto, como son toreros de a pie, sin el Don; y del boceto en yeso pintado de otra escultura de Eloy Cavazos, ahora estoqueando un toro, precisamente frente a donde estaban las cenizas de Manolo Martínez, que ni muerto descansa de su hiperactivo rival.

LA MODESTA ATMOSFERA celebratoria -la inversión fuerte se destina a las figuras importadas, sabe usted- se caracterizó además por la aparición, una hora antes de comenzar la corrida, de una turba de protectores de mascotas disfrazados de defensores del toro de lidia. Más que antitaurinos, puesto que desconocen por completo aquello que pretenden combatir, se trató de un atajo de soliviantados ecologistas-terroristas -Ƒpatrocinados por quién?- que furibundos agredieron de palabra y de hecho a los concurrentes.

"PINCHES ASESINOS", GRITO una enardecida joven a un pacífico aficionado con binoculares y bota al cuello y éste, tan despistado como aquélla, atinó a responder: "Pinches perredistas". Otros guaruras de este falso ecologismo de plano arrojaron huevos, sobre todo a mujeres, y todos, una vez que dio comienzo el festejo, se dedicaron a pintarrajear vehículos en las narices de la autoridá de la Benito Juárez.

El Juli fue a "cumplir con una promesa"


Y PARA CERRAR con broche de oro la ola de tan pueblerinas celebraciones, resulta que a Julián López El Juli, máximo triunfador del festejo, quien había recibido las orejas y el rabo por variada faena, se le ocurrió ir a "cumplir una promesa" que se hizo a sí mismo: Celebrar en el Monumento a la Independencia cuando cortara un rabo en la Plaza México, a la manera de los aficionados al futbol.

NIÑO SIN INFANCIA y joven sin adolescencia, la sobrexplotada nueva figura mundial del toreo no tiene porqué saber que también para celebrar se requiere de inteligencia y compañías con imaginación. Pero ventajas de la fama: No obstante el alboroto y posterior detención de El Juli y sus amigos, tanto el secretario de Seguridad Pública, como el subsecretario de la misma y el jefe de Gobierno de la ciudad exoneraron al joven torero que, a diferencia de sus fans, ni andaba en estado de ebriedad ni se subió a las estatuas de los héroes que nos dieron patria, la que, sin embargo, también en lo taurino ya perdió su independencia.

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