Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 13 de febrero de 2002
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Espectáculos

"Buñuel significa para mí estar en el cine mundial; me dio mucho y me sigue dando"

No me casé con El Tigre Azcárraga porque su papá no lo dejó: Silvia Pinal

Mi estancia involuntaria en Miami fue terrible y estuve muy asustada, afirma

De mis cuatro ex maridos, sólo volvería con Gustavo Alatriste; nos separamos enamorados

LUCY OROZCO/ I ESPECIAL

Silvia Pinal ha sido actriz de cine, teatro, televisión, bailarina, cantante, activista sindical, productora, empresaria, diputada y senadora. Asombra que a pesar de su reciente exilio en Miami continúe siendo una mujer dinámica, jocosa y, sobre todo, jovial.

Como la ejecutiva notable que es, recibió a La Jornada puntual y perfectamente maquillada y vestida. Su lugar de trabajo es una oficina sencilla, donde no se exhiben las cantidades de objetos que se coleccionan a través del tiempo. En ese sitio parecen no haber pasado los años ni los desengaños. En su librero sólo hay algunas fotos: Silvia con su mamá, hijos, nietas y bisnietas. Presume: "Aquí están nada más y nada menos cinco generaciones". También son notables las ausencias, ninguno de sus ex maridos aparece en las fotografías. Un retrato llama la atención, tal vez porque no corresponde a las lealtades políticas en boga: está al lado del ex presidente Zedillo, el cual muestra con desparpajo y satisfacción. La actriz se mueve ágil y segura, antes de la entrevista. Su risa es franca y su humor está a flor de piel. Sus respuestas son nacidas más de la espontaneidad que de una reflexión.

-ƑCómo te sientes después de tu exilio para no ser aprehendida por las autoridades?

-Como todo el mundo sabe, tuve que permanecer de manera involuntaria en Miami durante 11 meses por acusaciones que me fueron imputadas y que jamás pudieron ser probadas. ƑQué puedo decir de esta experiencia? Que fue algo terrible. Estuve desorientada. No, desorientada no es la palabra, yo nunca he sido desorientada. Estuve muy desconcertada y asustada.

En 2001 Silvia Pinal permaneció varios meses en Miami, pero sostiene que no estuvo prófuga, sino que no pudo regresar a México por la orden de aprehensión en su contra por el presunto delito de fraude genérico contrapinalhombres Protea, que interpusieron Alejandro Gertz y Armando Cuspinera, socios de la empresa.

-ƑCómo explicas lo que ocurrió?

-Verdaderamente, no lo sé. Yo no tenía enemigos y ahora tengo enemigos de primera clase (ríe).

-Dicen que la importancia de la gente se mide por el tamaño de sus enemigos.

-Puede ser. Pero la cuestión es que yo viví una experiencia muy angustiante. Me llegaban noticias que me provocaban mucho temor; me decían que la Interpol me deportaría a México y la sola idea de que eso sucediera me generaba pánico, sobre todo incredulidad, porque yo jamás hice nada ilegal. Entonces me preguntaba constantemente: Ƒpor qué me está pasando esto, si yo no hice nada malo? Esa pregunta me acosaba noche y día. Comencé a tener mucha inquietud y pensé en irme a vivir a España porque ahí me conocen mejor y porque allí podría seguir trabajando. El trabajo es mi vida, me gusta, lo amo. Bendito sea Dios, tengo éxito con lo que hago.

-Después de esa experiencia, Ƒvolverías a trabajar en la política?

-šAh, sí, cómo no: fascinada! Ser diputada es la cosa más bella que le puede pasar a un ser humano.

-Y ahora que regresaste a México, Ƒcómo te sientes?

-Feliz, pero estoy igual que antes: metida en muchos rollos, en muchas cosas en las que creo no debería estar. Por ejemplo, hice una telenovela en la que salí de monja. Acepté porque me pareció bueno regresar a las telenovelas, pero Ƒqué tenía yo que hacer de monja en una telenovela? Además, comencé a abrumarme, porque tengo mi programa Mujer, casos de la vida real y me comprometí a realizar las presentaciones de la serie. No me arrepiento de hacerlo porque yo quiero mucho ese programa, pero es demasiado trabajo.

"También me metí al teatro a leer poesías de Jaime Sabines. Fue un espectáculo maravilloso y lo disfruté verdaderamente. Me fascina cómo Sabines puede transmitir emociones con palabras tan bellas y precisas. En esas presentaciones no gané un peso -y ya no estoy para trabajar gratis-, pero lo hice con tanto amor, que no me importa. Trabajo arduamente y luego, cuando reflexiono, me pregunto por qué hago tantas cosas. Todos estos enredos en que me meto traen a mi memoria una anécdota: el crítico de cine Emilio García Riera escribió un libro sobre mí en el que, de manera exacta y escrupulosa, hizo las fichas sobre todas las películas que realicé. En esas fichas incluye pormenores increíbles: desde las maquillistas que trabajaron en cada película, iluminadores, staff, el cine donde se estrenó, el éxito que tuvo en taquilla, fechas, etcétera. Es un libro con información extraordinaria, pero en todos los comentarios que hizo sobre mis filmes, García Riera concluía que no eran buenos.

Buena experiencia del libro

-Excepto los que hiciste con Buñuel, supongo.

-Exactamente, pero ese tema se cuece aparte. Cuando terminé de leer el libro, Emilio me habló y me dijo: "ƑQué te pareció?" Yo le contesté: el libro te va a quedar precioso, pero me acabas de dar tal imagen de mi carrera que me doy cuenta de que he hecho puras porquerías. (Se ríe.) Lo interesante fue lo que Emilio me replicó: "Si no hubieras hecho lo que hiciste, Silvia, no serías quien eres". Entonces pensé que tenía razón, porque de todo se puede sacar algo bueno y si no, bueno al menos puedes aprender a reconocer qué es lo que no tienes que hacer.

-ƑEres adicta al trabajo?

-La verdad sí soy adicta al trabajo, no sé si por evasión. Hay momentos en los que quisiera no hacer tantas cosas, pero al final siempre encuentro una razón para hacerlas. Fíjate, mis hijos me dicen: "Ya no trabajes tanto, mamá, debes disfrutar tu casa, tu dinero, viajar". Pero no puedo, ya me acostumbré a la actividad.

-Y entonces Ƒqué hacías en Miami? Supongo que tenías mucho tiempo libre.

-Hacía toda la terapia ocupacional que te puedas imaginar: planchaba, trapeaba, barría, revisaba la despensa todos los días, iba al supermercado hasta tres veces al día. Además, necesitaba aprender miles de cosas que nunca había hecho, por ejemplo cargar la gasolina al coche porque en México hay gente que lo hace por ti, allá no. También me preocupaban los huracanes. Le pregunté a una amiga muy querida que en caso de que llegara alguno, qué era lo que debería hacer, porque empecé a ponerme paranoica con tantos avisos: "šAtención, peligro! Tiene usted que estar listo, tener hasta 10 kilos de hilo rojo y blanco" y una cantidad de cosas que yo no comprendía para qué me servirían. Total, mi amiga me contestó: "Mira Silvia, Ƒsabes qué es lo único que tienes que hacer si llega un huracán? Ten tu coche con el tanque siempre lleno de gasolina y te vienes a mi casa".

-ƑQué se siente vivir exiliada?

-Es una experiencia frustrante, desgarradora. Extrañaba muchas cosas, me hacía falta mi cama, mi mucama, en fin: mi casa. Además me sentía muy agredida porque estaba siendo perseguida injustamente por algo que no hice, mi honorabilidad se puso en duda. Lo que me ayudó mucho fue el afecto de la gente, las personas que me reconocían y me decían: "Señora Pinal, estamos con usted; rezamos por usted". Entonces me sentía reconfortada y me decía: šCaray, gracias! Nunca pensé que habría desconocidos que oraran por mí. Eso me dio mucha fuerza, porque llegué a quebrarme en ocasiones. Era tal mi desánimo que cuando llegaban personas de México y me invitaban a salir, yo les decía que sí, pero no iba. Me la pasaba encerrada, de esa forma me sentía segura. Terminé por estar durante días metida en la cama, en un estado muy depresivo. Alquilaba hasta 15 películas con subtítulos, porque no hablo buen inglés. Fueron días que quiero olvidar.

-ƑFuiste a una terapia posteriormente?

-Sí he ido a terapia, pero fue hace muchos años y por otras razones. En esta etapa no necesité acudir.

Tengo fuerza de voluntad para sobrevivir, dice

-ƑNunca has tomado antidepresivos?

-No, nunca. A veces me deprimo, pero tengo fuerza de voluntad para sobrevivir. Lo que hacía en Miami era rezar, lo que más le pedía a Dios era que no me enfermara. Porque, en ese estado y además enferma, hubiera sido espantoso. Sólo me enfermé de una perrilla en el ojo, bastante grande, y me costó mucho trabajo curármela, porque no conocía médicos allá. Por fortuna tengo unas amigas que me llevaron al hospital y me cuidaron hasta que me curé. Gracias a Dios ahora me siento muy bien por muchas razones: estoy en mi casa y finalmente la justicia se portó bien conmigo, se rehabilitó mi honor absolutamente. Mi llegada fue francamente maravillosa. La gente me fue a recibir al aeropuerto y después, cuando iba a los teatros o restaurantes, las personas me aplaudían y me gritaban: "šBravo, Silvia. Bienvenida, estás en tu casa!" Ese cariño, ese afecto, esa solidaridad lograron compensar mi ánimo.

-ƑEstás feliz?

-Sí, claro. Trabajando como loca. Metida en broncas que no sé ni por qué acepto. Por ejemplo, me preguntaron: "ƑQuieres hacer algo en la asamblea de la ANDI?" Y sin pensarlo dije sí. La ANDI tiene que quedar en manos mejores, nuevas. Pero, Ƒquién demonios me dice que debo andar metida en tantos rollos? Y respondo: uno no puede ignorar las cosas que ha querido y yo a la ANDI la quiero mucho porque trabajé ahí. Además me gusta y lo hago con cariño. Paradójicamente, me da coraje tener tanto trabajo. Cuando fantaseo, me digo: deberías viajar más seguido, disfrutar de otras cosas... pero tengo tantos compromisos, que no puedo ni ligar un novio porque no tengo tiempo. Eso es el colmo, Ƒno crees?

-ƑQuieres decir que no sabes vivir sin pareja?

-Sí sé vivir sola. De hecho he vivido sola desde hace mucho tiempo. Lo malo es que ya hasta me gusta: eso me parece peligrosísimo (risas).

-Aprender a vivir con uno mismo, sin depender de los demás, es un gran logro.

-Será un gran logro, pero para mí es peligrosísimo, porque el día que un señor se quiera quedar a dormir en mi casa, voy a empezar a poner reparos; que si ronca, que si no me va a dejar dormir...

-También puedes sentir una liberación.

-Claro. Además la edad va pasando. Yo he estado casada cuatro veces y mis cuatro maridos han sido muy distintos, pero todos preciosos, fuertes, inteligentes...

-Pensando en tus cuatro ex maridos: Rafael Banquells, Gustavo Alatriste, Enrique Guzmán y Tulio Hernández, Ƒte gustaría volverte a casar con alguno de ellos?

-Pues sí...

-ƑCon quién?

-Con Gustavo Alatriste, aunque no sé cómo sea él ahora. Hace poco hablamos por teléfono porque murió su hijo Bonifacio, el que tuvo con Ariadne Welter. Yo quería mucho al Boni.

-ƑPor qué te gustaría volverte a casar con él?

-Porque nos separamos enamorados. Tuvimos problemas por tonterías, por cuestiones de trabajo. Gustavo quería dirigirme en una película que en principio iba a hacer Luis Buñuel, pero yo no quise. Además, en esa época yo estaba en pláticas con Fellini para que me dirigiera en un filme. El proyecto no se pudo lograr porque Federico quería que la actriz fuera su esposa Giulietta Massina. Pero Gustavo y yo terminamos separándonos por razones profesionales y no sentimentales.silviadibujo

-ƑEntonces conociste a Federico Fellini?

-šCómo no! Mientras estaba en Italia filmando una película lo conocí a él y a Vittorio de Sica. Tenía mucho interés en trabajar con él, era uno de mis sueños pero ya te digo, él deseaba trabajar con su esposa.

-ƑHablas italiano?

-Sí. No estudié nunca el idioma, pero lo aprendí de oído, precisamente cuando hice una película en Italia. Se parece mucho al español; además, tuve un novio italiano y pues... acabé de aprender.

-Hablando de novios, Silvia, Ƒcuántos has tenido?

-ƑEn total, con maridos y todo? Pues como unos 40 (ríe).

-šSon muchísimos!

-Son poquitos (ríe más).

-Con razón me dijiste que te parecía peligrosísimo haberte acostumbrado a vivir sola. Has sido muy noviera.

-Sí, lo fui. Ahora me he vuelto muy independiente, pero no me gusta. Te vuelves muy egoísta. Es la verdad. Me acuerdo que cuando estaba casada con Tulio Hernández, que fue mi último marido, yo llegaba entre 12 de la noche y una de la mañana de mis funciones de teatro y él se tenía que levantar a las seis. Era un ajetreo porque cuando fue gobernador de Tlaxcala para poder verlo me tenía que levantar a las seis acá, en México, e irme en un helicóptero y estar allá todo el día con él. En ocasiones yo tenía teatro y me regresaba de Tlaxcala por las tardes para dar la función. Era una vida complicada, pero lo hacía gustosa pues quería que conviviéramos. Después, cuando Tulio terminó su gubernatura se vino a vivir a México a mi casa y estábamos juntos mañana, tarde y noche. De todas formas andábamos a las carreras porque yo ya estaba en la política y era diputada. Pero con todo y todo me gusta la vida de pareja.

Noviazgo con Emilio Azcárraga Milmo

-En el libro que se publicó sobre la vida de Emilio Azcárraga Milmo mencionan que fuiste su novia: Ƒes verdad?

-Sí. Yo me estaba divorciando de Rafael Banquells cuando lo conocí. Al principio me cayó muy mal. Nuestro primer encuentro fue en casa de mi íntima amiga La Gorda Cantón, en ese momento él era novio de otra artista y cuando llegué a la fiesta me ordenó sin conocerme que pusiera unos discos; la forma en que me lo pidió me enfureció y le contesté: Ponlos tú. Yo no decía malas palabras, si no... lo hubiera puesto como camote... De cualquier forma me puse furiosa y hasta me fui llorando de esa casa. Paradójicamente a él le hizo gracia que yo me hubiera enojado tanto. Tiempo después nos hicimos novios, él terminó con su amiga y yo ya estaba divorciada. Empezamos a salir, nos llevábamos muy bien. Era muy alegre, le gustaba mucho bailar, esquiar, nadar, viajar; compartíamos las mismas aficiones. Emilio era un hedonista.

-ƑY por qué no se casaron?

-Creo que su papá no quiso.

-ƑPor qué?

-Yo era una mujer divorciada y con una hija chiquita... A pesar de eso, Emilio y yo llevamos durante toda nuestra vida una relación muy cordial y siempre nos quisimos mucho.

-Sería interesante leer tu biografía, Ƒno piensas escribirla?

-Ahora que me lo preguntas, creo que sí. Se me hace que podría ser un libro atractivo, porque escribiría de las cosas buenas que me ha dado la vida, de las situaciones que he pasado, y creo que sería del interés del público.

-Regresando a Luis Buñuel, Ƒqué significó para ti?

-Nada más y nada menos que estar en la historia del cine mundial. Buñuel me dio mucho y me sigue dando. Todavía hace poco me invitaron a Málaga para hacerme un homenaje dentro de la celebración del primer centenario del natalicio de don Luis. Las películas que hice con él me internacionalizaron. Voy al Museo de Arte de Nueva York y ahí están, aparezco en tarjetas postales, pósters, etcétera. Lo admiré mucho; Buñuel era un genio que siempre conservó el alma de niño, le gustaba hacer bromas y era travieso. Logró hacer una obra cinematográfica que aún conmueve al público. Sigue siendo revolucionario con sus películas y eso es extraordinario. Por cierto, no había visto su película Las Urdes y me acaba de tocar verla en la Universidad; me pareció un documental impresionante, crudo y nada melodramático.

-ƑCómo conociste a don Luis?

-Fue algo curioso, creo que tuve intuición. Escuché hablar muy bien de él y estando en Europa Paco Rabal me lo presentó y yo se lo presenté a mi entonces marido, Gustavo Alatriste. Se dio una coincidencia afortunada porque Gustavo le propuso producir una película. Don Luis no tenía compromisos y de esa manera nació Viridiana. Posteriormente vino El ángel exterminador y luego Simón del desierto.

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