Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 16 de febrero de 2002
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Sociedad y Justicia

Su compromiso es aportar a la sociedad "la luz del mensaje cristiano", dice el cardenal

La universidad católica no debe buscar sólo éxito externo, competitividad y eficacia: Norberto Rivera

Misa por los 40 años de La Salle La educación laica deja fuera lo trascendente, afirma

ANGELES CRUZ

El cardenal Norberto Rivera Carrera se lanzó nuevamente en contra de la educación laica, la que, dijo, deja fuera lo trascendente. "Ya no está inspirada en la visión cristiana del hombre y del mundo. En consecuencia, los valores pierden consistencia, se relativizan y desaparece la visión unitaria del hombre".

Durante la misa celebrada con motivo del 40 aniversario de la Universidad La Salle, el prelado destacó que en nuestros días existe una fuerte tendencia a diluir los contenidos cristianos en la educación, "reduciéndolos penosamente a algunos valores humanos sin la trascendencia que exige la naturaleza humana, según el designio del Creador".

Una característica de la cultura actual, abundó, es su falta de referencia a lo trascendente, dijo, y recordó lo dicho por el papa Juan Pablo II en 1995, durante el coloquio internacional promovido por el Pontificio Consejo para la Cultura, en el sentido de que ya no hay una visión cristiana del hombre. La religión se ha privatizado, la sociedad se ha secularizado y la cultura se ha vuelto laica, afirmó entonces el jerarca católico.

"Ciertamente -dijo- el hombre puede organizar la Tierra sin Dios, pero al fin y al cabo, sin Dios no puede menos que organizarla contra el hombre".

Apuntó que las universidades tienen como objetivo la investigación, la enseñanza de la verdad y el servicio a la sociedad, pero junto a ellas, el compromiso institucional de la universidad católica es "aportar la inspiración, la luz del mensaje cristiano y la propuesta de hacer vida la fe tal como es presentada y querida por la Iglesia".

El reto de las universidades católicas es vivir con un criterio que integre el conocimiento con la investigación y aplicando la ciencia. En un segundo momento, apuntó, sus estudiantes tendrán que buscar la integridad y complementariedad de ese aprendizaje; y más adelante, enfocarse en la búsqueda del significado de la teoría y de la técnica para el ser humano. Más aún, agregó, para encontrarle sentido y significado último y trascendente, es decir, su significado teológico.

La celebración eucarística tuvo lugar en la Basílica de Guadalupe. Ahí el arzobispo primado de México resaltó la importancia de que la comunidad universitaria católica supere "la tentación farisaica de pretender sólo el éxito externo, la competitividad y la eficacia como valores supremos". Que su meta no sean los logros materiales o ser los abanderados de ideologías de intolerancia y exclusión, recomendó.

El resultado de actitudes de este tipo, advirtió, "es la corrupción moral e intelectual que constatamos en algunos universitarios, quienes siendo brillantes y capaces técnicamente en sus profesiones, dejan mucho que desear con su conducta moral y corrupta en su vida y en la sociedad".

Este es, continuó, uno de los retos que enfrentan las universidades que quieren tener por distintivo e identidad lo católico. Para vencer cualquier tentación "es indispensable que la comunidad educativa nunca pierda su original inspiración cristiana, que es, ante todo, un modo de ser vital tanto en los individuos como en la comunidad en su conjunto".

La reflexión a la luz de la fe católica también es importante, dijo Rivera en su homilía, así como ser fieles al mensaje cristiano como lo entiende la Iglesia y consolidar el empeño institucional a favor del pueblo de Dios y de la familia humana.

La universidad católica debe estar orgullosa de su origen: nace en el corazón de la Iglesia. Debe estar orgullosa de su destino: ser madre y maestra de almas llamadas a resplandecer por el testimonio de la verdad y el bien, concluyó.

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