Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 16 de febrero de 2002
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Espectáculos
Durante casi tres horas cantaron al amor en el Auditorio Nacional, el pasado jueves

Pablo y Eugenia repetirán mañana en el Zócalo su concierto Cómplices

Milanés sorprendió al público interpretando con mariachi dos temas de José Alfredo Jiménez

¿Cuántos niños van a engendrarse hoy? Yo ya sólo puedo ser abuela, bromeó la cantante

ARTURO CRUZ BARCENAS

Eugenia León y Pablo Milanés le cantaron al amor que quiere madurar y crecer, al que tolera y entiende al otro; al que acepta cuando se va y rumia su ausencia; al que guarda silencio para evitar oír un jamás; al que suplica un quédate un ratito más; al amor de la poética de José Alfredo Jiménez, Silvio Rodríguez, Armando Manzanero, Marcial Alejandro, César Portillo de la Luz; al que se cuela entre las luces de un poema de Sabines, amoroso; al que es cómplice, que es cuate y entrañable, en el horizonte creativo de Benedetti.

Casi tres horas de un recital bien estructurado, el pasado jueves, en el que ambos artistas se alternaron en el escenario del Auditorio Nacional, con buena entrada y una escenografía ad-hoc para dar rienda suelta al sentimiento, al pasado sentimental de cada quien. Lo había dicho Milanés en la conferencia de prensa previa: "Será un homenaje -el concierto- al amor y a los compositores de Hispanoamérica".

Con este mismo concepto Eugenia León y Pablo Milanés presentarán un concierto masivo en el Zócalo de la ciudad de Mexico el próximo domingo 17 a las 18 horas presentados por el Instituto de Cultura de la Ciudad de México, como parte del programa Conciertos del mundo en nuestra ciudad, con la idea de compartir de manera gratuita con aquellos seguidores que no pueden pagar las localidades del Auditorio Nacional y que no son pocos.

El inicio

El joven trovador cubano David Torrens fungió como telonero del concierto. Va abriéndose brecha en el difícil ambiente del espectáculo en México y demostró que tiene con qué responder; es del corte de sus paisanos Amaury Gutiérrez, Francisco Céspedes y la mujer del grupo, Niurka Curbelo. Bohemia, romanticismo y ritmo.

Se fue entre aplausos. Pablo Milanés no dio pausa y caminó al escenario, ante ese público que lo ha seguido desde los sesenta. Eugenia era entonces una niña, y ya en los setenta se hizo presente en los ceceaches y prepas populares, con su grupo Sanampay, que hiciera famosas algunas canciones de tierra, libertad, paz y amor, como Yo te nombro. "Espero que no me declaren persona non grata por venir tanto a México", bromeó Pablo, quien comenzó con Día de gloria y Si ella me falta alguna vez, que grabó a dúo con Fher, de Maná. Sigue Te amo (Yolanda), con la que el respetable hizo los primeros coros, aún bajitos, tímidos. Parejas de enamorados se tomaron de las manos y sus miradas se buscaron. El Día del Amor y la Amistad. Del fundador del filin, César Portillo de la Luz, se escucha Contigo en la distancia. Va la primera pausa que da pie a Eugenia, quien pregunta entre suspiros de muchos que la admiran desde hace más de 30 años: "¿Cuántos niños van a engendrarse hoy? Yo ya sólo puedo ser abuela". "No le hace", le contesta un cuarentón que a lo largo del concierto le gritará a Eugenia que quiere con ella.

Así siguió la presentación, con composiciones de Agustín Lara, Serrat, Páez, Violeta Parra... Muchos poetas de la luz y de la noche. Tangos, Los pájaros pérdidos. Hasta que Eugenia le canta a Pablo Un mundo raro, de José Alfredo Jiménez. Ya la noche es de sentimiento puro y recuerdos individuales. Todos tienen secretos, cosas que nadie debe saber. Es eso que se llama intimidad. Los recuerdos escondidos renacen con Vámonos y Si nos dejan, que en la voz de Pablo se escuchan renovados. No canta mal las rancheras, acompañado por el Mariachi de Jesús Rodríguez de Híjar.

Ya se van los vernáculos. También Eugenia y Pablo, quienes regresarán entre aplausos para cantar Para vivir y Sólo te pido... que me bajes una estrella azul, sólo te pido que mi espacio llenes con tu luz.

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