Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 18 de febrero de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  La Jornada de Oriente
  Correo Electrónico
  Busquedas
  >

Cultura
Reunió 80% de los recursos para adquirir el inmueble

Samperio ya está a un paso de inaugurar su casa de la cultura

Ahora imparte en su despacho Ad Hoc siete talleres literarios cada mes, a los cuales acuden 70 personas

ARTURO JIMENEZ

Desde hace seis años el departamento del escritor Guillermo Samperio comenzó a perder espacio de manera paulatina a costa de su despacho Ad hoc Ingeniería Cultural, el cual ha crecido tanto que ya invadió su recámara, donde aparte de libros y materiales se guardan sillas de plástico para los alumnos de los cursos y talleres que ahí se imparten.

El autor de Miedo ambiente (Premio Casa de las Américas, 1977) y ganador del Premio Instituto Cervantes de París (dentro del concurso de cuento Juan Rulfo 2000, en Francia) habita en una sala que es a la vez área de cómputo, mientras el antecomedor se ha convertido en una pequeña mesa de lectura y la comida se sirve en la biblioteca, cuyos 7 mil ejemplares, por cierto, son para préstamo gratuito.

Los últimos espacios privados para Samperio quizá sean el baño y la cocina, aunque el primero es de uso general y la segunda es desde hace tiempo territorio de doña Yésica (Petrona Santiago), encargada del mantenimiento y también considerada por Samperio "parte del equipo", junto con Arlette García-Huerta, Fernando Galindo y Matilde Samperio, entre muchos otros.

Si embargo, esa situación podría concluir en unos seis u ocho meses, cuando se deberá inaugurar el Centro Cultural Guillermo Samperio, proyecto que consolidaría la labor de Ad hoc Ingeniería Cultural.

"Nos lanzaremos así, aunque al principio será como un embrión. No esperaremos hasta tener todo hecho, si no, nunca abrirá", dice en entrevista en su departamento-escuela, en la Del Valle. Para ese centro aún no existe un domicilio preciso, pero se pretende instalar en alguna casona de esa misma colonia o quizá en Coyoacán.

El proyecto para fundar un centro cultural con el nombre de Guillermo Samperio se encuentra avanzado en 60 por ciento y cuenta ya con 80 por ciento de los recursos (un millón de pesos) para adquirir un inmueble. Han sido, dice, casi dos años de trabajo con la ayuda de los amigos, "la gente querida, la que ama el arte".

Se cuenta también con un patronato casi completo (20 de un total de 30) y con 70 patrocinadores, la mayoría asistentes a los talleres de Ad hoc Ingeniería Cultural, así como la asesoría de una abogada, quien definirá el estatus jurídico más conveniente. Las funciones principales del patronato serán dos: supervisar que el trabajo del centro cultural se realice de manera puntual e impulsar al mismo.

Entre los patronos, cuyas aportaciones de "por lo menos" 10 mil pesos cada uno serán simbólicas, pueden mencionarse personajes como José Luis Cuevas, Carlos Medina Plascencia, Ana Cristina García Zepeda, Herminia Pasantes, Eudoro Fonseca, Hernán Lara Zavala, Philippe Ollé-Laprune, Felipe Garrido y Ramiro Ruiz.

Atrás parecen quedar tanto el fracaso de una subasta de obras de arte propiedad de Samperio para recabar fondos, debido a un apagón impertinente, como la indiferencia de las autoridades culturales federales y locales, a las que buscó para venderles algunos cuadros. "Es gente muy ocupada como para ayudar a iniciativas independientes con un alto contenido social".

Un laboratorio de vida

De joven Guillermo Samperio (DF, 1948) trabajaba de dibujante técnico industrial, pero a partir del Premio Casa de las Américas consiguió un trabajo de editor en una publicación de la SEP.

"Quería seguir un consejo que me dio José Emilio Pacheco: el escritor tiene que estar siempre en contacto con la palabra escrita del modo que sea: escribiendo, leyendo, editando, corrigiendo". Y desde entonces Samperio lo ha hecho así, incluso llegó a ser director de Literatura del INBA.

"Pero desde hace seis años, al independizarme de la burocracia cultural, fue ya la plenitud completa de la palabra. Ahora doy como seis o siete talleres literarios al mes. Es un gusto y un placer."

?¿Cómo armonizas la labor de creación literaria, individual, con la de promoción cultural?

?Dando talleres y clases me preparo de manera permanente para la escritura. Además, como trabajo con muchos jóvenes, de algunos aprendo bastante. Ellos tienen experiencias y formas de ver el mundo que yo nunca voy a tener. A la larga el taller literario es un laboratorio de vida y convierte a las personas que participan en él.

A los cursos de Samperio acuden desde amas de casa de Polanco, "que llegan a desplegar capacidades impresionantes", hasta chavos dark que no completan para las cuotas pero son aceptados. También asisten creadores como el poeta Eugenio Valle Molina, indígena de cuetzalan que tiene beca de ciento por ciento.

"Mi idea es crear aliados de la cultura. Nunca le digo a nadie que no sirve para escribir. Primero, porque no te van a creer, y segundo, porque considero que cualquier persona es capaz de escribir literatura.

"Lo que debe buscarse es la liberación del 'yo niño' del individuo, que es creativo, juguetón e intuitivo, y la combinación con su 'yo adulto', al que se le enseñan las técnicas. No llegarán a ser un Lewis Carrol pero escribirán con mucha dignidad y se convertirán en excelentes lectores y consumidores culturales."

Samperio observa a los promotores de lectura como misioneros. "En Bellas Artes había algunos que hacían viajes larguísimos con muy pocos viáticos y poco salario, porque no había presupuesto. Yo lo mismo voy a Estados Unidos que a San Fernando, en Tamaulipas. El placer es ver crecer a la gente. Tengo discípulos como Pedro Angel Palou, Ana Clavel y Rodolfo Naró".

No quiero esperar hasta la senectud

Los talleres literarios son una de las áreas principales de Ad hoc Ingeniería Cultural: cuento, novela, ensayo, poesía, dramaturgia. Pero existen otras, como asesoría, diseño, edición, traducción, publicidad y organización de actos culturales. Y se ampliarán con el centro cultural mediante actividades como danza, teatro, títeres, música, cine club y modelaje.

El proyecto prioritario del centro, destaca, será el de la "Coordinación de la lectura de las artes". Explica: "La idea es crear capacitadores de lectura de cualquier disciplina artística, pues todas las artes son descifrables. Ya comenzamos con algunos cursos".

Uno de los objetivos del centro será ayudar a que haya "lectores" para todo el "nuevo impulso de arte" que hay en México, señala. "La idea es crear público. Si yo capacito capacitadores, éstos irán a otros lados a capacitar más gente".

Confiesa: "Trataremos de no ser un centro cultural más. Estaremos difundiendo lo más novedoso, lo más experimental, lo más arriesgado".

?¿Por qué ponerle tu nombre al centro cultural?

?Algunas personas han criticado que le ponga mi nombre, pero a otros les parece bien. Cuando me hicieron el homenaje nacional en Bellas Artes (1999) se dijo que otros lo merecían antes que yo.

"La verdad es que no es culpa mía. Si ellos no se han puesto las pilas para el homenaje, pues es cuestión suya, además, los responsables son las instituciones. ¿Por qué esperar a que yo tenga 87 años y llegue en silla de ruedas o con un bastón a Bellas Artes?

"Igual con el centro cultural: ¿debo ser ya un hombre senecto para merecer un espacio con mi nombre? He trabajado en lo cultural y en lo político por la gente y no me quiero esperar a que ya no entienda lo que me están diciendo para tener mi centro cultural."

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año