Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 18 de febrero de 2002
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TOROS

Ahuyenta al público nuevo cartel diseñado por la visionaria empresa

Envió seis mansos de solemnidad lo que queda de la ganadería de Manolo Martínez

El rejoneador Rodrigo Santos, sin poder decir Otra actuación decorosa de Manolo Mejía Asombra el malagueño Javier Conde por sus relaciones Pobrísima entrada

LEONARDO PAEZ

En la decimoséptima corrida de la temporada, que no decimoctava, como insisten en afirmar la empresa y sus voceros, las cosas taurinas de la Nueva España retomaron su acostumbrado nivel de incompetencia o, si se prefiere, de deliberada dependencia, echando el promotor a la basura el entusiasmo generado en los festejos del 3 y el 5 de febrero pasados, que lo obligaba a corresponder con carteles menos negligentes.

En lo que se refiere a combinaciones de toreros nacionales con cualidades, la empresa de la Plaza México nomás no ata ni desata; como que la visión empresarial se le agota cuando dice adiós a Ponce, Hermoso y El Juli, nuevos ases del toreo mexicano, gracias a la miopía de quienes dicen promover el espectáculo taurino aquí.

¿Para cuándo pensará la inefable empresa promover a matadores con el potencial de Mario del Olmo, Jorge Mora, Alfredo Delgado El Conde, Marcial Herce, José María Luévano o Angel García El Chaval, por citar algunos?

¿El público del Distrito Federal tendrá que esperar un año para volver a ver carteles medianamente atractivos?

¿Sin Ponce, El Juli y Hermoso, este país no existe taurinamente hablando? Haberlo dicho antes. Sólo así se entienden los desalmados carteles que después del de aniversario ha tenido a bien ofrecer el promotor, más que con deseos de hacer fiesta de acabar con ella, disimuladamente, claro, para no resultar demasiado obvio como empresario verde con nueve años de experiencia.

Rodrigo Santos, antiHermoso

Así, el voluntarismo ineficaz que caracteriza a la promotora Plaza México decidió que si Pablo Hermoso de Mendoza casi llena la plazota lidiando dos toros y haciendo número con los toreros de a pié, otro tanto podría hacer un rejoneador mexicano con doce años de alternativa y 16 corridas toreadas el año pasado.

Y que anuncia como primer espada ?caso insólito en la historia de la monumental? al potosino Rodrigo Santos, como si se tratara de una figura del toreo a caballo, con una trayectoria lo suficientemente sólida y una imagen medianamente atractiva para tamaño honor... atestiguado por 3 mil despistados.

Y el hombre no estuvo mal, sólo que las comparaciones se vuelven obligadas, aunque no se pueda equiparar el desempeño de quien actúa en 80 o más corridas al año con quien sólo torea 16. Y si a la disparidad de talentos se añade la diferencia de talantes en el ruedo...

Con todo, Santos escuchó palmitas luego de despachar a sus dos enemigos, mansurrones y sosos como toda la corrida, pero que se dejaban hacer más de lo que les hizo el caballero, quien todavía en el callejón se alcanzó la puntada de regañar al sobresaliente Valente Alanís por haber hecho un bien intencionado quite.

Manolo Mejía y Javier Conde

Porque el reglamento taurino sirve para dos cosas, Mejía, con 19 años de alternativa, tranquilamente salió como segundo espada cuando debió haberlo hecho como primero, Santos como segundo y el supuesto "torero de arte recomendado del Capea", de tercero. Pero donde mandan amigos de Fox no gobierna autoridad.

El problema es que la sólida tauromaquia de Mejía, además de oportunidades, requiere del toro bravo o siquiera con transmisión de cierta bravura y elemental fuerza, ya que estamos ante uno de esos toreros sobrados de seso pero escasos de sello.

En su tercera comparecencia en la temporada, el de Tacuba enfrentó un lote manso, débil y claro que mal cumplió en varas y rodó por la arena en los primeros muletazos. Con su primero, el alumno más aventajado de Martínez toreó con aseo por chicuelinas y dejó un primer par muy torero, para luego hilvanar tandas de naturales a media altura de salón, es decir, sin emoción, pues ésta proviene del toro antes que del torero.

¿O puede haber temple y mando frente a toros dóciles y semi inválidos?

Mismo repertorio en su segundo y nueva faena con alfileres ?como la fiesta de México? a otro que permitió templar aquellas cansinas embestidas. Dejó una estocada casi entera y caída para que el juez Lanfranchi otorgara la oreja regateada por Gameros la semana anterior y todos contentos.

Por lo que toca a la ocurrencia más reciente de la empresa, el malagueño Javier Conde ?28 años de edad y siete de matador?, a quien ya habíamos padecido hace seis temporadas, baste decir que, además de haber desperdiciado el lote menos malo, su falta de pundonor es inversamente proporcional a su gran capacidad para hacer relaciones públicas y lograr el apoyo de inadvertidos taurinos de aquí y de allá. Pero como me dijo un joven diestro: "Qué envidia no poder ser un modesto torero español en México".

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