Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 24 de febrero de 2002
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Mundo

Robert Fisk

Europa debe dejar de repetir como perico el guión de EU para Medio Oriente

Mientras el presidente George Bush continúa su cacería de conejos en torno al "eje del mal" y su "cruzada" contra el "terror", una verdadera tragedia está a punto de interferir con su mítica lucha contra los enemigos de Estados Unidos. Se trata de un lugar llamado Palestina. Y de otro llamado Israel.

Tan ociosa, tan perezosa y tan pro israelí ha sido la política de Washington hacia Medio Oriente, que el presidente parece aún no tener idea de que una guerra real en la región involucra a su propio aliado -al Israel colonialista-, y existe una lucha nacional encabezada por el líder palestino, y sucedáneo de Israel, Yasser Arafat.

El presidente Bush de veras piensa que está realizando una cruzada. Por cierto, se le advirtió no emplear esa expresión -los musulmanes no recuerdan con entusiasmo a los combatientes cristianos del siglo XI que asesinaron a decenas de miles de musulmanes y judíos-. Sin embargo, Bush empleó esa palabra hace sólo cinco días. Hablando ante soldados canadienses que se unieron precipitadamente a las fuerzas estadunidenses en Kandahar, el señor Bush anunció que "están con nosotros en esta increíblemente importante cruzada para defender la libertad".

Es una cruzada, ciertamente. Al tiempo que los palestinos aprenden de sus compatriotas de Hezbollah, en Líbano, cómo resistirse a una fuerza de ocupación -lo que sería la manera de obtener su "libertad"-, Bush sigue dando a Israel, al primer ministro israelí, Ariel Sharon, luz verde para "atacar al terrorismo", al mismo tiempo que exige democracia a naciones musulmanas de la región de Medio Oriente, especialmente a Irán e Irak. No exige lo mismo a aliados suyos, como Arabia Saudita y Egipto.

La habilidad que tiene Estados Unidos para rescribir la historia y reducir el conflicto palestino israelí a una sarta de clichés es escandalosa. Los territorios palestinos ocupados se han convertido en territorios "disputados"; las colonias judías que ya se habían convertido en "asentamientos" son ahora, según la BBC y la CNN, "vecindarios". Los escuadrones de la muerte israelíes ahora son "fuerzas de elite" que llevan a cabo "ataques selectivos". De esta misma forma, los medios estadunidenses han declarado la victoria en Afganistán.

Otra mentira. El gobierno de Hamid Karzai controla sólo unas cuantas calles de Kabul. Afganistán es un lugar de anarquía e ilegalidad, de violaciones y bandoleros, luego de la guerra estadunidense. Uno de los ministros de Karzai fue asesinado en la base aérea de Bagram a causa de una riña al interior del gabinete. El ejército británico, bajo cuyo control está el aeropuerto en el que ocurrió el asesinato -se nos dijo- no fue responsable. Y Arabia Saudita permitió que los culpables huyeran.

Los aviones estadunidenses B-52 bombardean actualmente a "soldados enemigos", no a enemigos de Estados Unidos, sino a tribus beligerantes que, sucede, están en contra del líder elegido por Washington, Karzai. Se trata de una historia vieja. Los británicos estábamos combatiendo a "tribus beligerantes" en 1920. Ahora los estadunidenses hacen lo mismo.

Mientras tanto, debemos ignorar la guerra palestina-israelí. El levantamiento palestino de la intifada, provocada por la visita de Ariel Sharon a la mezquita de Al Aqsa, es un "error estratégico", según dijo el martes el Departamento de Estado. Un funcionario israelí dice a sus colegas, de acuerdo con el diario israelí Haaretz, que deben "estudiar cómo operó el ejército alemán en el ghetto de Varsovia". Huelga decir que este último informe no fue publicado en Estados Unidos.

Lo cierto es que los palestinos han aprendido de Hezbollah en Líbano. Uno no tiene por qué aceptar la ocupación. Se puede luchar contra ella. Con misiles caseros, con rudimentarias minas en los caminos, con atacantes suicidas. Esta es una cruel e inclemente guerra; el peor año de terror en la historia reciente de Israel.

Pero se trata de una guerra anticolonialista, una lucha contra los asentamientos judíos, y me queda muy claro por qué el profesor Arie Eldar, un médico militar retirado, anunció que "debemos ejecutarlo (a Arafat) hoy mismo".

Aún así, el gobierno de Estados Unidos repite todo lo que Sharon dice. El señor Arafat debe poner fin al "terrorismo", y su plan al importar armas iraníes -suponiendo que esto pueda comprobarse de manera concluyente- simboliza sus planes de destruir a Israel.

Al escuchar al vocero del Departamento de Estado, cualquiera pensaría que la administración en realidad ha aceptado la loca tesis de Sharon de que Arafat es parte del "terrorismo mundial". De hecho, dada la supina y cobarde cobertura que han dado los medios estadunidenses al conflicto en Medio Oriente, uno se pregunta por qué el Pentágono quiere crear su absurda "Oficina de Influencia Estratégica" (OSI, por sus siglas en inglés), para venderle verdades y mentiras a la prensa. Los periodistas estadunidenses son tan miedosos, tan prestos a adoptar rápidamente cualquier línea gubernamental que se les presente, que es absolutamente innecesario botar 10 mil millones de dólares adicionales del presupuesto del Pentágono para vender este tipo de basura.

Hace unos días, participé en un programa en vivo de la radio estadunidense, en el cual un ex funcionario del Departamento de Estado advirtió a Washington que debe cortar todos sus contactos con el señor Arafat, a menos que éste "controle el terrorismo"; estaba siguiendo fielmente, por supuesto, la línea de Sharon. Se suponía que yo debía intervenir en favor de Arafat. De hecho, sugerí que Washington rompa todos sus lazos con Arafat, pues en vista del total fracaso de la política estadunidense en la región, es hora de que los europeos asuman el liderazgo y adopten el papel de intermediarios. Después de que los israelíes vandalizaron propiedades por más de 11 millones de euros que la Unión Europea había donado a los palestinos, Ƒpor qué no habríamos de jugar un papel en el conflicto de Medio Oriente?

La apoplejía dominó el programa. Yo no estaba hablando según lo previsto. ƑPero por qué demonios tendríamos los europeos que seguir el guión? Cierto: ocasionalmente tenemos tarados, como el primer ministro checo, quien esta semana comparó a Arafat con Hitler, pero en un mundo en el que Bush nos dice, como si fuera director de Hollywood, que 2002 será "un año de guerra", tenemos el derecho de hablar. Estados Unidos tiene derecho a tener sus propias ilusiones. La última de ellas proviene de la "Inteligencia estadunidense" -de los mismos héroes que no fueron capaces de prever el plan de atacar el World Trade Center-, que dice que Afganistán está siendo amenazado por Irán, ya que esta última nación ha enviado a cientos de combatientes árabes y afganos a Mazar e Sharif para desencadenar el caos. Y, desde luego, estas diabólicas fuerzas fueron "entrenadas en Líbano por Hezbollah".

Sobra decir que esta basura está siendo tomada en serio en Washington e Israel (donde se originó, para empezar). Pero no tenemos por qué aceptar estas tonterías. Existe una batalla real entre israelíes y palestinos. Irak es sólo el espectáculo telonero. Si Washington quiere dar vuelta a sus prioridades, nosotros los europeos sólo tenemos que compadecerlos. Pero la condena de la política de Bush por parte de los ministros del Exterior de Francia y Alemania y del liderazgo de la OTAN es bastante real. Pongámosle fin a las cruzadas y a la "guerra contra el terror". Busquemos algo de justicia en Medio Oriente. Tanto para israelíes como para palestinos.

 

© Copyright: The Independent

ƀTraducción: Gabriela Fonseca

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