Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 6 de marzo de 2002
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Política
En el caso de la embajada nadie nos puso condiciones, dice

Documentos en mano, Castro desmiente al embajador Pascoe

Encomia la relación con Fox y critica a Jorge G. Castañeda

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 5 de marzo. El presidente Fidel Castro desmintió hoy públicamente afirmaciones del embajador de México aquí, Ricardo Pascoe Pierce, de que ese país hubiera impuesto condiciones a Cuba para el desalojo de la embajada mexicana el viernes pasado.

Castro habló durante unas tres horas en la cotidiana mesa redonda informativa de la televisión, en la que subrayó su aprecio por el presidente Vicente Fox, encomió la relación personal que ambos han establecido y criticó al canciller Jorge G. Castañeda por algunas de sus declaraciones sobre la relación con Cuba, pero precisó que no lo culpaba por la invasión de la sede diplomática.

El mandatario fue, en cambio, especialmente duro con el embajador mexicano. Pascoe había dicho en una conferencia de prensa el sábado pasado que, al pedir la ayuda del gobierno cubano para desalojar a los 21 ocupantes que irrumpieron violentamente el miércoles en la sede diplomática, ''planteamos varias condiciones'': que México no formularía cargos legales contra los invasores, que ''exigíamos'' que el desalojo se realizara con policías desarmados y que la acción se realizara ''con absoluto respeto a los derechos de estas personas''.

Es ''una lástima'', dijo Castro. ''(Pascoe) tuvo un comportamiento excelente. El y el vicecanciller (Gustavo Iruegas, que viajó a La Habana para enfrentar la crisis de la embajada). Pero me veo en el deber de decir con exactitud cómo fueron las cosas''.

Agregó: ''En el primer punto es rigurosamente cierto. Se refiere a que no tenían intención de presentar querella. En el segundo y en el tercero, no voy a decir que es una mentira. Voy a decir delicadamente que es la diferencia entre la verdad y la ficción. Y puedo probarlo''.

Con un ademán característico, agitando unos papeles, el mandatario señaló que ahí tenía la carta que Pascoe, acompañado por Iruegas, entregó el viernes primero a las 0:35 al viceministro de Relaciones Exteriores para América Latina, Pedro Núñez Mosquera, en su oficina de la cancillería. El funcionario cubano se limitó a recibir el documento y dijo que aún no tenía instrucciones al respecto, aunque tramitaría la solicitud de desalojar la embajada, relató Castro, y leyó a continuación la misiva del embajador, dirigida al canciller Felipe Pérez Roque:

''Señor ministro:
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''Tengo a honra dirigirme a Vuestra Excelencia, para referirme a los lamentables hechos ocurridos el miércoles 27 de febrero en curso, a las 22 y 45 horas, cuando un grupo de personas ingresaron violentamente a la cancillería de la embajada. Como es sabido, esa noche varios cientos de personas rodearon nuestras instalaciones con la intención de invadirla.

''Desafortunadamente, a pesar de que autoridades policiacas intentaron resguardar el local, un grupo de 17 individuos logró ingresar, estrellando un autobús contra la puerta principal, lo que ocasionó heridas de importancia a dos personas que viajaban con ellos y que pudieron ser atendidos por los servicios médicos de la ciudad. Otras cuatro personas ingresaron, según su propio decir, uno desde la calle 14 y el resto por los terrenos de la adyacente Nunciatura Apostólica. En total 21 personas permanecen aún en las oficinas de la embajada de México.

''No obstante los innumerables requerimientos que se les han hecho para que abandonen en forma pacífica el recinto, se han negado a hacerlo. Ante tales circunstancias, aun cuando el gobierno de México no pretende hacer acusaciones formales contra ninguna de estas personas, me veo en la necesidad de solicitar a Vuestra Excelencia se disponga lo necesario para el desalojo de nuestra embajada.

''Aprovecho la oportunidad para reiterar a Vuestra Excelencia...'' etcétera, leyó Castro, levantando la carta con la mano derecha y agitándola en el aire.

El líder cubano dijo a continuación que cuando, horas más tarde, recibió en el Palacio de la Revolución a Iruegas y a Pascoe, les mostró el comunicado que preparaba su gobierno esa madrugada para notificar el inminente desalojo. Agregó que él mismo introdujo en ese texto la frase ''Adicionalmente, el gobierno mexicano expresó su deseo de que dicha medida fuese cumplimentada de modo que se evitara cualquier daño físico a los intrusos y con empleo mínimo de la fuerza''.

Castro dijo:

''Fui yo el que dio instrucciones de no usar, de no llevar armas ¿Quién puede exigirnos cómo iban a ir los hombres, cómo se iban a proteger? Eso sólo nosotros podíamos hacerlo. No admitíamos condiciones, porque condiciones que nos pusieran era para decir no. Estábamos protegiendo a la embajada...Pensar que íbamos a hacer otra cosa es poner en duda la rectitud y la limpieza...hubiera sido un tipo de condición inaceptable.

''No tenemos interés ninguno de invadir territorio mexicano ni de penetrar ahí. ¿Si hubieran estado armados los tipos (ocupantes)? ...Entonces no se les podía decir a los hombres (policía): vayan sin armas''. Castro dijo, en cambio, que Iruegas había expuesto a la cancillería la posición mexicana de que, si hubiera oportunidad, el desalojo debía realizarse de manera discreta en la madrugada del viernes primero, sin uso excesivo de fuerza.

''Nosotros sí queríamos ayudar al gobierno de México con una decisión justa y honorable, teníamos que esmerarnos porque no resultara ninguno golpeado, ninguno herido. No sólo es tradición de nuestra Revolución, sino también la consideración por el gobierno mexicano. Nadie tenía que pedirnos, si no existía confianza, (como) si nosotros fuéramos unos esbirros, si fuéramos a tirar granadas. Así que yo lo siento. Pero me veo obligado: es-fic-ción. Y lo tengo probado aquí. Más bien fuimos presionados fuertemente y más de una vez''.

En este punto, Fidel Castro fue interrumpido por una de las participantes en la mesa redonda con otro tema y el mandatario ya no completó la idea que empezaba a eslabonar sobre las presiones.

El mandatario cubano dijo que la decisión de México de no presentar querella contra los ocupantes de la embajada es asunto de ese país, pero aseguró que su gobierno no permitirá la impunidad. ''¿Qué garantía le queda al resto de embajadas, cada vez que le quieran tirar un ómnibus, un camión o una rastra (carguero)?...De aquí no saldrá jamás nadie que penetre en una embajada por la fuerza. Jamás saldrá nadie. Hace rato ya que deben aprenderlo. Se constituirán allá en residentes permanentes. Ya han experimentado lo que son algunos residentes permanentes. Que, si se descuidan, son lumpen como regla... Aquí del derecho de asilo se abusó muchísimo''.

Castro volvió a referirse a Pascoe: ''Les aseguro que lo lamento. Pero, bueno, el embajador es reportero. Yo he hablado varias veces con él. Lo recibí el mismo día que llegó aquí a La Habana. Y al otro día llegué a ver varios reportajes publicados en la prensa mexicana. Tiene el hábito de ser reportero. Y cada vez que hay un encuentro, reportaje por aquí, por allá, por allá...El reportaje es el reportaje. Y hasta se puede admitir que la ficción sea utilizada en un reportaje. Pero en cosa tan esencial y tan de principios como es este asunto, no puedo resignarme a aceptar una ficción''.

La mesa redonda presentó por primera vez en televisión imágenes del desalojo de la embajada, en las que se aprecia la esc

alera de caracol en el vestíbulo principal del edificio, por donde bajan apresuradamente los ocupantes bajo custodia policial. Una locutora en el video dice que la operación fue realizada por un cuerpo llamado Destino Especial, de la Brigada Especial de la Policía Nacional Revolucionaria.
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Más adelante, el corto presenta imágenes de Castro saludando a los miembros de ese cuerpo, cuya existencia era hasta ahora desconocida públicamente. Enfundados en trajes de fajina azul oscuro y con boinas negras, los hombres escuchan en la cinta al mandatario, cuya voz resulta inaudible, aunque se aprecia que dice: ''... Les salió el tiro por la culata''. La película muestra luego que el presidente cubano posa con el grupo para una foto. Uno de los comandos arenga: ''¡Donde sea, como sea y para lo que sea!'', y el grupo responde: ''¡Comandante en jefe, ordene!''

Con extremo cuidado, Castro repitió a lo largo de su intervención frases de aprecio y elogio a Fox. Dijo que había transmitido ''directamente'' al Presidente mexicano el apoyo espontáneo de Cuba para el ingreso de México al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Subrayó que la visita del mandatario, hace un mes, ''fue muy bien recibida por todos nosotros... nos alegró mucho... fue un gesto realmente nuevo. Por lo general los presidentes mexicanos nos visitaban al final del mandato. El desde el principio dijo que iba a hacer una visita rápida a Cuba''.

El jefe de Estado cubano reveló que durante la preparación de la visita de Fox nunca se planteó la eventualidad de una entrevista del mandatario visitante con ''los famosos disidentes éstos, fabricados por la propaganda, dirigidos por la Oficina de Intereses (de Estados Unidos)''. Castro hizo ahí una acotación para señalar que los visitantes extranjeros en Cuba son habitualmente emplazados a reunirse con activistas de la oposición ''para mantener esa ficción'' y refrendó descalificativos a esos sectores como ''mercenarios que sirven a esa política, que se disfrazan de una cosa y de otra... provocadores consuetudinarios, tergiversadores y mentirosos permanentes... pececillos en una pecera sin agua... muy conocidos más allá de la frontera de nuestro país''.

Fidel preparaba el terreno para hablar del encuentro de Fox Quesada con los opositores cubanos en la embajada mexicana, el pasado 5 de febrero: ''No voy a decir que tenga una opinión de Fox como un hombre débil o un hombre falto de carácter. Todo lo contrario. Tengo de él la impresión, y no vacilo en afirmarlo, de que es un hombre que tiene un sentido de la dignidad personal y es un hombre de carácter. Y para mí es evidente que él, que conoce a nuestro pueblo, no fuese muy proclive a realizar un papel que, dado su carácter personal, no le agrada en absoluto.

''Voy a excluir a Fox de un acto desleal. No considero que sea un acto desleal. Más bien rindo tributo al cuidado con el que manejó una entrevista que alguien inventó. Pero él es un hombre serio, de honor. Y me habla del tema.''

Narró entonces que en una reunión privada, antes de la cena que compartieron el lunes 5, Fox le informó que Castañeda se reuniría con los opositores y que él los saludaría. ''Efectivamente, eso fue lo que hizo: saludarlos'', comentó.

''Simplemente le dije: usted no tendrá ningún problema conmigo por eso. Mi preocupación es que, por ser éste un tema muy sensible para nuestra población, esto vaya a dañar la imagen suya ante nuestro pueblo. Por lo demás, le reitero, conmigo no puede tener ningún problema... aquello era intrascendente... no existe ni la más mínima razón para que surgiese la más mínima fricción, que no ha surgido, por lo menos para nosotros.''

Ninguna lista de presos...

Luego precisó que no había recibido personalmente ninguna lista de presos con una solicitud de excarcelación: ''Una forma de estropear la visita a los visitantes, de fastidiar, de molestarnos con su listita de presos. Se acabaron aquí ya. Definitivamente y para siempre. Eso pasó a la prehistoria. Hemos dicho bien claramente: no hay lista. La pueden traer. Ni las miro''. Fox tampoco le habló del tema, dijo Castro. ''Es un hombre de suficiente tacto, de sentido de la diplomacia''. Pero reconoció que una lista de presos sí fue recibida por el canciller Felipe Pérez Roque.

En otra parte de su intervención, hablando de su involucramiento personal en la crisis de la embajada, Fidel Castro dijo que el jueves 28, a las 15:13 horas, recibió la llamada de Fox. ''Muy amistosa. Muy respetuosa. Para darme las gracias por lo que habíamos hecho'' al proteger la embajada. ''Incluso me agradece que haya estado personalmente en la embajada''. La plática fue ''amable, constructiva'', dijo el mandatario cubano, y relató que Fox Quesada manifestó su interés en que se pudiera solucionar el conflicto. Insistió en que la crisis ''no altera en lo más mínimo nuestro concepto del presidente Fox, ni la apreciación sobre su viaje, ni su gesto de venir a visitarnos, a discutir cosas de interés común''.

Fidel Castro dedicó otros tramos de su exposición para hablar de las polémicas frases de Jorge G. Castañeda en la inauguración del centro cultural mexicano en Miami y de su definición de las relaciones con Cuba (ya no hay con la Revolución Cubana, ahora son con la República de Cuba).

''Nosotros no decimos, clara y categóricamente, que Castañeda tenga responsabilidad con lo ocurrido. Nosotros hemos dicho que sus palabras fueron manipuladas'' en Radio Martí, la emisora del gobierno estadunidense que transmite hacia Cuba.

''Castañeda, amigo de la literatura, de escribir y pronunciar frases para la historia ?tal vez siempre es una debilidad que tenemos todos los que decimos algo, o los que escribimos? usó otra vez (en Miami) su famosa frase de que se habían roto las relaciones con la Revolución Cubana para remplazar esas relaciones con la República de Cuba... Tengo la más absoluta convicción de que no fue en contubernio con la mafia terrorista de Miami, ni con el gobierno de Estados Unidos.''

Luego, recordó que la radio estadunidense repetía como titular: ''Las puertas de la embajada mexicana en La Habana están abiertas para todos los cubanos, dice el canciller mexicano Jorge Castañeda'', ligada con la otra expresión que podía entenderse como que México y Cuba habían roto relaciones diplomáticas.

''No estoy acusando a Castañeda. Más bien lo estoy exonerando. No creo que haya tenido intención de hacer eso, ni se haya puesto de acuerdo previamente. Diferencias políticas e ideológicas aparte. No tengo ningún propósito de ofenderlo ni de culparlo, sino de explicar... la verdad-verdadera, porque hay tantas verdades entre comillas y tantas mentiras que aspiran a que se crean, que no queda más remedio que explicar la verdad-verdadera'', concluyó.

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